lunes, 4 de mayo de 2020

María: El "sí" de Nazaret

Todo empezó con un “sí”
Vivimos un mayo peculiar. Confinados, en silencio y con mucha incertidumbre. Tocados, directa o indirectamente por la enfermedad y la muerte. Inseguros y con muy pocas certezas: ¿qué va a pasar en un mes o en el verano? ¿Qué sucederá a partir de octubre? Nos experimentamos frágiles, y muchos de nuestros planes están en el aire… En una situación no muy diferente, el evangelio de Lucas nos presenta a una mujer sencilla en un mundo de dudas y cambios. María pronuncia un “sí” que rompe la inercia, que apunta a una realidad mejor, que compromete la vida.
No sabe lo que Dios quiere realmente, porque no es fácil entenderlo del todo. Pero decide no ponerle obstáculos a lo que Él quiere construir, y colabora con su plan que pasa a través de ella. El “sí” de Nazaret, pronunciado entre dudas y con pocas certezas, es solo el comienzo de una aventura de disponibilidad, y se va a ir repitiendo como música de fondo en la historia de María. Ése “hágase” rompe las incertidumbres y los muros compactos del miedo y la angustia; abre a que lo imposible se rompa y Dios construya a su modo la realidad para el ser humano.
Este mayo es tiempo del “sí”. Se nos invita a superar interrogantes, a dejar de mirar con estrechez y desconfianza y a ponernos a colaborar con el plan que Dios tiene ahora para este mundo. Aunque no sepamos cuál es ni a dónde va, ni qué requerirá de nosotros. Es tiempo de mirar la vida con los ojos de María, de desear y comprometerse con otra cosa, otra realidad, otro mundo más humano. Lo que hemos ido gestando en estos últimos meses tiene que empezar a germinar en nuevos compromisos de Evangelio y vida.
Es tiempo de vocación. Porque cualquier vocación (a la vida o a la fe, al compromiso profesional, a una opción vital desde lo cristiano…) concreta lo que Dios quiere para este mundo, que no podrá realizarse del todo si no le dejamos hacer a Él en nosotros. Decir “sí”, en todo momento, es permitir que el Reino se construya en la realidad que vivimos.
El Rosario empieza con un “sí” profético y esperanzador, que se va repitiendo a lo largo de la existencia de María, y que así la va uniendo con su Hijo Jesús. Rezarlo es hacernos disponibles, continuadores de las actitudes de la Virgen de Nazaret, colaboradores de Dios en la construcción de un mundo mejor, superando nuestros miedos, inseguridades e incertidumbres.
                                                       fr. F. Javier Garzón, OP

Convento de San Pedro Regalado - Aguilera (Burgos)


MISTERIOS GOZOSOS

Primer misterio: La Encarnación del Hijo de Dios
“Mirad: La Virgen está encinta y dará a luz un hijo, y le pondrá por nombre Emmanuel que significa: “Dios-con-nosotros” (Is.7,14).
Padrenuestro, 10 avemarías, Gloria.
 Segundo Misterio: La Visitación de María a Isabel
“En cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre y dijo a voz en grito: ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor?” (Lc.4,43).
Padrenuestro, 10 avemarías, Gloria.
Tercer Misterio: El Nacimiento de Jesús
“María, que estaba encinta… dio a luz a su hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no tenían sitio para ellos en la posada”. (Lc.2, 5 y 7).
Padrenuestro, 10 avemarías, Gloria.
 Cuarto Misterio: La Presentación de Jesús en el Templo
“Mirad, yo envío a mi mensajero, para que prepare el  camino ante mí. De pronto entrará en el santuario el Señor a quien vosotros buscáis, el mensajero de la alianza que vosotros deseáis”. (Mal.3,1).
Padrenuestro, 10 avemarías, Gloria.
 Quinto Misterio: El Niño Jesús perdido y hallado en el templo
“Los padres de Jesús, creyendo que estaba en la caravana, hicieron una jornada y se pusieron a buscarlo entre los parientes y conocidos; al no encontrarlo, se volvieron a Jerusalén en su busca”. (Lc.2, 44-45).
Padrenuestro, 10 avemarías, Gloria.
 
Oración a María

María, enséñanos
a recibir los anuncios de Dios,
a ser llenos de Gracia,
a pensar en las palabras evangélicas,
a no tener miedo de la acción del Espíritu,
a concebir en nuestro corazón a tu Hijo,
a iluminar a todos con su luz.

Enséñanos a confiar esperando,
a creer que para Dios nada es imposible,
a ser sus siervos, a vivir según su voluntad.

Enséñanos a estar dispuestos a servirte siempre,
a llevar a todos el Espíritu Santo,
a gritar que Dios hace maravillas,
a exultar de alegría, a ser bienaventurados.

Enséñanos a mirar las obras de Dios,
a decir que solo Él es Santo,
a no olvidar su misericordia,
a confiar en Dios, Padre de la ternura.

Enséñanos a no ser orgullosos,
a no ser soberbios,
a tener hambre de Dios.
a alcanzar la pobreza evangélica,
a compartir la vida  con todos,
a hacer la voluntad de tu Hijo. Amén.

                                                                     [F. Javier Garzón, OP]



María en la Música:

"HÁGASE", de Ixcís.