domingo, 24 de diciembre de 2023

Adviento 2023 desde Scala Coeli: Caminamos en comunidad - Cuarto Domingo


 

MARÍA Y EL ANGEL GABRIEL


    Hoy vemos la actuación de Dios a través del ángel Gabriel, enviado para dar una gran noticia a María, una joven virgen que habitaba en la ciudad de Nazaret.

    “El ángel entrando en su presencia…”, es decir, no se impone de manera estrepitosa en la vida de María, al contrario, la visita allí donde está, de manera profunda, entrando también en el santuario de su alma. Así es como nos visita el Señor a nosotros, allí donde nos encontramos, en lo concreto de nuestra historia, sin grandes espectáculos, el Señor entra en nuestra presencia, en lo más íntimo de nuestro interior.

    Lo primero que le dice el ángel a María es “Alégrate, llena de gracia”, le da a María un nombre nuevo y esto causa una gran alegría, llena de gracia, colmada de las bendiciones de Dios. Esto es lo que hace Dios con cada uno de nosotros, a ti y a mí nos ha dado un nombre nuevo: hijos de Dios, ¿Cómo no saltar de alegría ante todo el amor que derrocha Dios sobre sus hijos?

    María se pregunta y se sorprende ante el saludo y la noticia del ángel, ¿falta de confianza, falta de fe? Al contrario, aquí es donde María cree y confía más que nunca, lo único que ve es su pequeñez. Sin embargo, cuántas veces dudamos nosotros de la obra de Dios en las cosas que no entendemos, cuando nuestros proyectos no salen como esperamos, nos cuesta seguir en pie y confiar, muchas veces no nos dejamos sorprender por Dios y nos aferramos a nuestros planes y formas de ver las cosas.

    María pronuncia el “Hágase”, y el ángel la deja, porque Dios mismo habita dentro de ella, el ángel ha cumplido su misión y da paso a la gran obra de Redención en la humanidad.

    ¡Cuántas enseñanzas de la mano de una joven de Nazaret! Así viene Dios a nuestro encuentro, en lo sencillo de cada día, Él quiere realizar proyectos maravillosos en nuestra vida, sólo si le dejamos. Digamos como María: “He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra”.



Sor Mihaela María, OP.

sábado, 23 de diciembre de 2023

Adviento 2023 desde Scala Coeli: Caminamos en comunidad - Sábado 3ª Semana


JUAN ES SU NOMBRE ¿QUÉ SERÁ DE ESTE NIÑO?

     La palabra de Dios nos indica hoy una escena familiar que podría resultar intrascendente: ¿Qué nombre llevará el hijo de Zacarías e Isabel?

    Entre nosotros, el nombre de un niño o niña depende solo del gusto de los padres: antecedentes familiares, recuerdos de una artista de una serie, sonoridad o novedad son motivos suficientes para que el recién nacido sea conocido así de por vida.

   En el mundo antiguo no era así. Por ejemplo, en la cultura guaraní del Paraguay, una criatura al nacer es una palabra eterna de los dioses que empieza a crecer en el tiempo. El nacimiento se anuncia así: “está por tomar asiento un ser que será la alegría de los bien amados”. El ser humano, al comenzar a vivir será una “palabra que se pone en pie”. Y el nombre le será dado de lo alto. Se llama al “mitá renoí “ (”el que da nombre al niño”) que en oración y en comunicación con lo divino recibe a su tiempo, el nombre de la criatura: un nombre que no “tiene“ el niño, sino que “es” el niño.

    Lo mismo pasaba en la revelación bíblica. El nombre significa la identidad y la misión. Juan (Yohanan en hebreo) significa “Yahveh es compasivo” y la vida entera de Juan el bautista desde su nacimiento hasta su martirio, será una prueba de que Dios no se ha olvidado de sus promesas para con su pueblo, como cantará en el benedictus su padre cuando recobra su voz desde la anterior mudez.

    ¿Y nosotros? La elección de nuestro nombre, como hemos dicho, puede haberse debido a muy diferentes circunstancias, pero es como un vaso vacío que vamos llenando con nuestras vidas, nuestras elecciones, nuestros actos, nuestras relaciones. Al final, cada nombre concreto es una persona concreta e irrepetible. Lo que era una denominación, se ha convertido en una descripción.

    La pregunta de los vecinos de Zacarías e Isabel, era, pues, lógica: “Si tiene este nombre, esta identidad, esta misión ¿qué será de este niño? ¿Cómo se desarrollará esta persona y esta misión?

    Y esta es también una pregunta para cada uno de nosotros. Sea cual sea nuestro nombre ¿qué haremos con nuestra vida y que misión positiva aportaremos o negaremos al mundo?


Fr. Francisco José Rodríguez Fassio, OP


viernes, 22 de diciembre de 2023

Adviento 2023 desde Scala Coeli: Caminamos en comunidad - Viernes 3ª Semana


 

ANA Y MARÍA “AGRADECIDAS”


    La palabra agradecimiento atraviesa las lecturas que la Iglesia hoy nos presenta, una acción de gracias al Señor por el don de la vida, por su obra salvadora en medio de la historia y de la humanidad.

    Hay un paralelismo entre la primera lectura y el Evangelio, dos mujeres: Ana y María, dos historias, un mismo Dios que crea la vida en medio de lo imposible.

    Por un lado tenemos a Ana, mujer estéril, al borde de la desesperanza, mal vista a ojos de su pueblo…¿quién no hubiera caído en la desesperanza ante un sufrimiento tan grande? La gente se burlaba de ella, la despreciaban porque ser estéril era signo de castigo por los pecados cometidos; sin embargo, Ana experimenta el milagro de Dios en su vida.

    Su vida, sumida en la tristeza y el abatimiento pasa a ser un canto de acción de gracias por la Misericordia que Dios ha tenido con ella. Por eso ofrece a su hijo Samuel con alegría, porque todo don recibido de parte de Dios sabemos que no es para nosotros mismos, sino para gloria y alabanza del Creador.

    Vemos este canto agradecido también en la vida de María. Dios obra el gran milagro de que nazca su Hijo en el seno virginal de una muchacha, obra que María recibe sin condiciones. Nos damos cuenta de cómo el Señor es capaz de hacer germinar un fruto tanto en una tierra virgen como en una tierra árida y estéril.

    Esto nos anima a no desfallecer en el camino, a no caer en la desesperanza, hemos de dar gracias por cada detalle de nuestra vida, que no viene de nosotros sino de Dios. Ana y María nos muestran la luz cuando todo parece a oscuras. Nuestra vida no está hecha para el temor o la resignación, estamos hechos para la alegría, para que de nuestro corazón salga un continuo “Hágase”.


Sor Mihaela María, OP.

jueves, 21 de diciembre de 2023

Adviento 2023 desde Scala Coeli: Caminamos en comunidad - Jueves 3ª Semana

 




Isabel


    Vivimos en un tiempo de prisas y ruidos. En este tiempo de Adviento las lecturas están llenas de esperanza y nos recuerdan que se trata de un tiempo de espera. Somos impacientes y queremos resultados rápidos y respuestas inmediatas.

     Nos dice San Lucas que María se puso en camino y fue a visitar a su pariente Isabel. Un encuentro de dos mujeres lleno de amor, sin pedir ninguna de ellas explicaciones y lleno de alegría.

     Las escrituras nos presentan a Isabel y a Zacarías como justos a los ojos de Dios, fieles, que seguían sus preceptos. Ambos sufrían en su corazón, no habían concebido a un hijo; pero su unión sería sólida, se amaban. Isabel era estéril y en su contexto cultural y religioso eso provocaba marginación social.

   Zacarías e Isabel nos enseñan que nunca debemos perder la esperanza, “nada es imposible para Dios”. Cuando ya eran mayores y habían tenido que soportar lo que suponía socialmente el no tener familia, Dios hace maravillas en la vida de ellos.

   Isabel es una mujer piadosa, respetuosa de Dios, esposa de Zacarías, sacerdote, y madre de Juan el Bautista. Toda una vida sin tener hijos y queda embarazada en su vejez. Su cuerpo estaba ya cansado pero el Espíritu le daba fortaleza física y espiritual. Y, a pesar de su edad avanzada, pudo dar a luz y recuperarse para llevar al niño a ser circuncidado.

     Tanto María como Isabel serían objeto de murmuraciones y, tal vez, de desprecio. Tenían razones para estar confundidas y, sin embargo, el encuentro entre ellas fue alegre; incluso saltó de gozo el niño en el vientre de Isabel.

     Isabel oyó la voz de María, estaba atenta y le reconoce como madre de su Señor. A pesar de ser la mayor, se muestra humilde y alegre ante María. Se llena del Espíritu. Su corazón cree sin pruebas, ama de verdad, experimenta el poder del Señor.

     Las palabras que Isabel le dice a María se las dice en voz alta y seguro que confortaron y consolaron a María. E hicieron que entonara la oración del Magníficat, en el que alaba a Dios y expresa su alegría de ser elegida madre de Dios.

     No sabemos mucho más de Isabel, pero sí que se mantuvo firme a Dios y llamaría a su hijo como Él le había dicho, Juan. Seguro que tendría una vejez llena de señales y milagros de Dios, y seguro que guardaría también muchas cosas en su corazón, mujer orante.

     Isabel es la madre de Juan el Bautista, el profeta que deberá preparar el camino a Jesús. Isabel le daría mucho amor y le enseñaría a ser humilde y a confiar en Dios, porque Él puede hacer maravillas.

     Alegrémonos por el modo que Dios actúa en nuestras propias vidas y estemos abiertos a la intervención de Dios. Seamos su instrumento y estemos atentos a las necesidades de nuestros hermanos.


Paqui Román Ramos, OP

miércoles, 20 de diciembre de 2023

Adviento 2023 desde Scala Coeli: Caminamos en comunidad - Miércoles 3ª Semana


 


EL ARCANGEL GABRIEL


    El arcángel San Gabriel es un personaje destacado, no solo para nosotros los cristianos, también para el judaísmo y el islam. Su presencia puede encontrarse en diversas ocasiones en la Escritura, donde actúa siempre como ángel anunciador; sin embargo, es en este pasaje de la anunciación donde su figura adquiere mayor relevancia, cuando su papel resulta más significativo para los creyentes:

    Ante todo, como arcángel, Gabriel es un mensajero de Dios, algo a lo que todos los cristianos estamos llamados también. Nuestra vocación más general es la de transmitir su amor y su palabra allá donde nos encontremos. En el evangelio de hoy, nuestro protagonista nos muestra, además, cómo hacerlo.

     En el saludo inicial encontramos una invitación a la alegría, enseñándonos en primer lugar que hemos de tratar que nuestra presencia, palabra y acciones como Iglesia siempre despierten ese gozo profundo en los hermanos. No desde la ingenuidad, el paternalismo o el fingimiento de quien pretende que no existe el dolor o relativiza los sufrimientos, sino a partir de la profunda convicción que también forma parte de la presentación del ángel: la de que, a pesar de todo lo que pueda ocurrirnos, Dios está incondicionalmente con cada ser humano, su Gracia no deja de derramarse sobre nosotros.

     La narración nos indica después que, tras recalcar todo lo bueno de la persona, lo querida y especial que es para Dios, el portavoz divino siempre trae una buena noticia de parte de Dios. Cometemos un error cuando los telediarios, los problemas a nuestro alrededor o las limitaciones y errores de cada cual, nos llevan a ser cristianos desesperanzados, agoreros de calamidades.

    Allá donde vayamos tenemos que ser expresión de la buena noticia de Jesucristo, que quiere nacer y quedarse en la vida de cada hombre, pero serlo como Gabriel, como propuesta, nunca como imposición y sabiendo retirarnos en el momento adecuado, para que en el centro siempre esté el Señor y no el propio “yo”.

     La misión que compartimos con este personaje es preciosa pero también difícil, la única forma de poderla desarrollar es teniendo en cuenta que “Gabriel” significa "fuerza de Dios". Solo podemos hacerlo desde Él, tan solo con su fuerza, un dinamismo todopoderoso que es el del amor más sincero.

Fr. Félix Hernández Mariano, OP

martes, 19 de diciembre de 2023

Adviento 2023 desde Scala Coeli: Caminamos en comunidad - Martes 3ª Semana


 

ZACARÍAS:

Los cómo humanos ante los comos de Dios


    A la hora de comprender y orar con la Biblia, es muy importante captar que no se nos ofrecen consejos abstractos, como si fuera un libro de autoayuda, sino que, sobre todo nos presenta historias de personajes reales. Al decir reales, me refiero a que tienen límites, defectos, tropiezos, pecados incluso, pero también esperanzas, sueños, ilusiones. No son arquetipos, sino personas de carne y hueso. Y por eso, nos son útiles para nuestra propia vida: todos nos podemos sentir identificados con Adán, Pedro, David, Magdalena, María, etc., etc. De ese modo, nos ayudan en nuestras propias visiones y decisiones.

     Hoy la liturgia nos presenta a un matrimonio ejemplar: Zacarías y su mujer Isabel: “los dos eran justos ante Dios y caminaban sin falta según los mandamientos y leyes de Dios” (Lc 1, 6) ¡Buen elogio, sin duda! Pero no tenían hijos porque Isabel era estéril y eso era motivo de vergüenza y afrenta ante los demás (Lc 1, 25).

     Pero, durante su servicio en el templo, Zacarías recibe una visión en la que se le dice que sus plegarias han sido escuchadas y su mujer le dará un hijo que, lleno del Espíritu Santo, preparará el camino del Señor para procurarle un pueblo bien dispuesto (Lc 1, 11-17).

     ¿Cuál es la reacción de Zacarías?: Una pregunta: “¿Cómo será esto, porque yo soy viejo y mi mujer es de edad avanzada?” (Lc, 1, 18). Pregunta lógica e inteligente, como la de María ante el anuncio del ángel “¿Cómo será esto, si no conozco varón?” (Lc 1, 34) En las dos hay una constatación de la desproporción entre la promesa de Dios y las posibilidades humanas. Pero en Zacarías hay un elemento más: la incredulidad. Quizás por su misma edad, ya no tiene tiempo para ilusiones y sueños. Confunde la experiencia de su vida con la potencia de Dios que puede hacer surgir lo nuevo. En María, la misma pregunta por el “¿cómo será eso?”, va acompañada de juvenil y animosa disponibilidad.

     La Iglesia y los cristianos, aunque seamos buenas y cumplidoras personas, como Zacarías, a veces nos parecemos más a él que a María. Achicamos la acción de Dios a la medida de nuestros miedos y resignaciones. Matamos la confianza en Dios porque hemos matado la capacidad de tener esperanza, ilusión, ganas de salir de las zonas de confort y entrar en lo nuevo que nos abre Dios. Un buen ejemplo es nuestra actitud y compromiso en el camino sinodal. Esperamos que pase como una moda más y el año que viene tengamos otro eslogan o campaña eclesial para entretenernos.

     Zacarias se quedó mudo porque no tenía ya nada que decir que fuera significativo para el pueblo que esperaba. No nos quedemos mudos ni personal, ni eclesialmente.



Fr. Francisco José Rodríguez Fassio, OP

lunes, 18 de diciembre de 2023

Adviento 2023 desde Scala Coeli: Caminamos en comunidad - Lunes 3ª Semana




José


    No pueden entenderse estos días de espera y de esperanza, de memoria del nacimiento de Jesús -que vino, que viene, que vendrá-, sin la figura de José, su padre en la tierra, el designado por Dios para educarle entre nosotros, los hombres, el enamorado de María, la madre de Jesús.

    De José las escrituras, nos dicen aún menos que de María, la Virgen Madre de Dios, y eso hace de su figura, una persona fascinante. Se mezcla su persona con el mito y las preguntas, en una sugerente presencia evocadora de misterio y gracia.

    Seguramente una de las más evocadoras reflexiones sobre san José la ha hecho el Papa Francisco en su carta de 2020 PATRIS CORDE, con motivo de la memoria de haberlo declarado 150 años atrás Patrono de la Iglesia, su protector y cuidador… como en su día lo fue de María y de Jesús. Si no pudieron en su día leerla, no dejen de hacerlo ahora: https://www.vatican.va/content/francesco/es/apost_letters/documents/papa-francesco-lettera-ap_20201208_patris-corde.html

    Hoy, en estas puertas de Navidad, en la última semana de este Adviento que vivimos, envueltos en la espera y la esperanza, les animo a que recemos juntos tratando de hacernos eco de las emociones y sentimientos que aquel José de carne y hueso tuvo, pidiéndole que sea para nosotros cuidador, protector, mediador, educador, como lo fue de Jesús y de María.

    San José, ruega por nosotros:

Vives en silencio.
Prudente.
Sabio.
Santo.
Padre que quieres tanto que quieres todo lo que Dios quiere.
Quieres a María.
Con todo lo que ella es. ES.
¿Dudaste alguna vez?
Tu amor pudo más.
¿Tuviste miedo alguna vez?
Seguro.
¿Cómo se vence el miedo y la duda?
En el silencio del cuidado.
Ni enseñar siquiera pretendes.
Tan sólo vives. Haces. Eres. Amas. Cuidas.
José, hombre quedo, enamorado, justo, bueno,
Enséñanos a amar como tú.
En silencio.



Fr. Vicente Niño Orti, OP

domingo, 17 de diciembre de 2023

Adviento 2023 desde Scala Coeli: Caminamos en comunidad - Tercer Domingo


 


JUAN el BAUTISTA, TESTIGO DE LA LUZ


     La Navidad se anuncia en nuestras calles por luces y más luces, de formas diversas, que se encienden al atardecer; para la mayoría son un reclamo comercial o turístico, aunque solo unos pocos sean capaces de ver en ellas la señal de aquella Luz que atravesó nuestra historia en Cristo, Luz del mundo (Jn 8,12), y que hizo posible que toda oscuridad fuese vencida en su nacimiento y en su Pascua. Por eso añadimos velas y otras señales luminosas en nuestra decoración del hogar. Más allá de la estética, apuntan a la Luz que vence toda oscuridad, que nos llama y atrae, que se convierte en faro de esperanza y puerto seguro para tantos hombres y mujeres errantes…

     Cuando el apóstol Juan escribe su evangelio, a finales del s. I, todavía existían algunos discípulos del Bautista, que lo tenían como modelo de vida, incluso de forma complementaria a Jesús. Por eso el evangelista recalca el papel subordinado de aquel que bautizaba en el Jordán: el sentido de su misión había sido solamente apuntar a Jesús, a quien señaló en el bautismo y en los signos de liberación que posteriormente conoció. En esta cultura nuestra, en la que nos gusta ser “actores principales”, “brillar con luz propia”, el Adviento nos propone ser “secundarios”, dejar el protagonismo al único que puede salvar, que da sentido a todo y a todos. ¡Esa es la función de los testigos! Señalar, saber quedarse detrás, remitir a alguien más grande…

     Decía Tomás de Aquino, cuyo jubileo estamos celebrando, que es más importante iluminar que brillar, o dar a los demás lo contemplado que únicamente contemplar. Brillar es tentador, en esta época de apariencias… Juan Bautista ha visto la luz en Jesús y la señala. Sus gestos proféticos, incluida su muerte valiente, son un reflejo coherente del fuego y la pasión que ha recibido del Mesías. ¡Por eso se tiene a sí mismo como testigo!

   El mundo en el que vivimos necesita urgentemente “testigos de la luz”; no “estudiosos” solamente, o personas que hablen “de oídas”. Hombres y mujeres que se hayan dejado cautivar por el fuego de Cristo y que sientan la urgencia de hablar de Él, incluso sin palabras. Personas que saben lo que es ir detrás del Maestro sin ser protagonistas. Creyentes que iluminen con la luz que Jesús mismo ha encendido en su adentro. ¿Nos animamos a ser testigos?


Fr. Fco. Javier Garzón Garzón, OP

sábado, 16 de diciembre de 2023

Adviento 2023 desde Scala Coeli: Caminamos en comunidad - Sábado 2ª Semana



 ¡Dichosos los que te vieron, Elías, 
y se durmieron en el amor!

(Eclo, 48,11)


    La frecuencia del Antiguo Testamento en la liturgia del Adviento, con sus protagonistas que nos hablan de salvación, de paz, de restauración, etc., nos remiten a la situación de los que esperan y nos disponen a la venida del Señor haciendo nuestras la actitudes de esos personajes.

    La figura que destaca en la liturgia de este sábado de la segunda semana de Adviento es la del profeta Elías, llamado "el hombre de Dios" (1 Re 17,18-24), y no de un dios cualquiera, sino del Dios verdadero, del Dios vivo, del Dios de la Alianza. El lema de Elías, su sello distintivo, era: "Vive Yahvé, el Dios de Israel, en cuya presencia estoy". Con esta frase entraría en la historia del pueblo y se presentaría ante el rey Ajab y Jezabel (1 Re 17,1; 18,15).

    Esta presencia tan profunda de Yahvé capacitaba a Elías para detectar y desenmascarar la falsa imagen de Dios difundida por los profetas de Baal, vinculados al rey Ajab y su esposa Jezabel (1Re 18,27), y para convertirse para el pueblo en la revelación del Dios vivo y verdadero.

    El profeta Elías no actuaba por interés propio. Le impulsaba el celo por la causa de Dios (1 Re 19,10.14). Todo lo que hacía, lo hacía por Dios.

    Entre los pobres, el profeta era visto como "el hombre que habla las palabras de Dios" (Reyes 17:24); y entre sus compañeros, los profetas de Betel y Jericó, como el hombre siempre disponible que podía ser arrebatado en cualquier momento por la acción imprevisible del Espíritu de Dios (2 Reyes 2:3, 5).

    El profeta Elías ha entrado en la historia como "el hombre de fuego, cuya palabra quemaba como antorcha" (1ª lectura, Eclo 48,1) y como el que debía volver al final de los tiempos para reconciliar a los padres con los hijos y restablecer las tribus de Jacob (Eclo 48,10) y así preparar al Señor un pueblo bien organizado (cf. Lc 1,17).

¡Dichosos los que te vieron, Elías, y se durmieron en el amor! (Eclo, 48,11)



Fr. Jesús Nguema, OP

viernes, 15 de diciembre de 2023

Adviento 2023 desde Scala Coeli: Caminamos en comunidad - Viernes 2ª Semana


 

NIÑOS APÁTICOS, SIN INTERÉS



     En el Evangelio de hoy, al igual que hace en otros momentos y situaciones, Jesús pone como ejemplo a los niños. Pero esta ocasión es diferente a otras, se trata de unos niños descontentos, apáticos, sin ganas de jugar, sin interés, que no saben o quieren ni divertirse ni lamentarse, casi se puede decir que son maleducados. ¡Qué situación más extraña tratándose de Jesús!

     Pero es que, en este caso, la ocasión es para ello. Se trata de remarcar la negatividad de sus coetáneos, su pasividad. Jesús se lamenta de “esta generación”, la suya, que era una generación “tibia”. No se emocionaba con nada. Les tocan a fiesta y no reacciona, “no habéis bailado”. Les tocan a duelo y “no habéis llorado”. Cualquier cosa menos emocionarse.

    Y, además, buscan cualquier excusa: como Juan ni comía ni bebía, es que “tiene un demonio”; como Jesús come y bebe, es que es “un comilón y borracho, amigo de publicanos y pecadores”.

      ¿ Y la generación actual, la nuestra ?

    Sabiendo que Jesús es la sabiduría de Dios que “se manifiesta por sus obras”, no podemos dejar para mañana, para otro tiempo el seguirlo, el aceptar su invitación a la conversión.

     Aunque lo más fácil y cómodo sea el no comprometernos, si tomamos en serio a Cristo, y a su Iglesia, y los dones de su gracia, el resultado será que nuestra vida cambiará.

  Cada año se nos invita a dejar entrar a Dios en nuestras vidas, con todas las consecuencias. No nos dejemos llevar por la comodidad, disimular y dejar pasar el tiempo sin esforzarnos. Que Jesús no nos pueda decir lo mismo que a los de su generación, no seamos tibios. Al contrario, que le recibamos con gran emoción, que caigamos en la cuenta de que sus enseñanzas y sus palabras llevan a la vida eterna y que nos ofrece su amor.

    Hay que tener decisión. Digamos con sinceridad ven Señor Jesús a mi vida, y que yo me deje abrir a tu llegada sin escatimar nada.



Hno. Antonio Molina
Hermanos de la Casa de Nazaret

jueves, 14 de diciembre de 2023

Adviento 2023 desde Scala Coeli: Caminamos en comunidad - Jueves 2ª Semana


 


JUAN el BAUTISTA, o CÓMO SER PUENTE


     ¡Qué grandes construcciones los puentes! Acercan orillas separadas, comunican, unen, hacen posibles los encuentros más diversos. Sin puentes todo se hace más lejano y complejo. Y los del otro lado dejan de ser vecinos para convertirse en enemigos. En este mundo nuestro hacen falta puentes: obreros para construirlos y personas apasionadas para atravesarlos. Porque a veces parece que se pone de moda bombardearlos…

      Juan Bautista fue el “último de los profetas”, aquel que hizo de puente entre la Antigua Revelación y el mundo de Jesús. Supo estar en el medio, a veces de forma antipática, para pasar el relevo y hacer de fino nexo entre dos experiencias religiosas que podían complementarse. La tradición profética de Israel, sus esperanzas y anhelos más profundos no se veían frustrados o encarcelados en una orilla del tiempo. Estaban invitados a plenificarse en Jesús, el Mesías esperado, el que le daba completo sentido. Mirar en Adviento al Bautista es renovar la urgente vocación que todos tenemos de ser puentes que unen, dialogan, tejen relaciones y buscan encuentros.

     El Bautista ofrece, además, una pedagogía de la pequeñez. Igual que para entrar a la gruta de Belén es necesario agacharse, para recibir a Jesús es preciso tomar el lugar de los pequeños, acoger la propia fragilidad. Solo desde abajo se puede contemplar la grandeza y profundidad del Misterio. Ante Jesús, Juan, “el más grande nacido de mujer”, sabe encontrar su sitio: bajo su sombra. Tal vez sea ese el espacio donde todos encajamos, allí donde se nos ofrece la medida más real y más humana.

      Juan, finalmente, habla de la “violencia del reino”, como Pablo hará referencia a la Creación que gime con dolores de parto. Es el lenguaje profético, similar al del gran Elías. La violencia que adelanta el Reino de Dios está en el testimonio valiente de los profetas de nuestro tiempo, de aquellos que trabajan día a día, con urgencia y sin cansarse por buscar la voluntad de Dios en todo. No es momento de adormecerse, ni tampoco de convertirse en espectadores o en consumidores de experiencias. El Bautista nos invita a hacer fuerza para que el reino salga de las teorías y se convierta en un hecho real en nuestras vidas. ¡Ese será un buen signo de nuestro Adviento!



Fr. Fco. Javier Garzón Garzón, OP

miércoles, 13 de diciembre de 2023

Adviento 2023 desde Scala Coeli: Caminamos en comunidad - Miércoles 2ª Semana


 


LOS CANSADOS Y AGOBIADOS


    El colectivo al que Jesús dirige sus palabras desde el evangelio de hoy es, probablemente, el más amplio y general que podemos encontrar: los cansados y agobiados.

    ¿Quién no se siente así alguna vez en esta vida? Prácticamente todos descubrimos con frecuencia esas sensaciones en nuestro interior, nos encontramos fatigados y perturbados por tantas cosas… Por ello es a todos nosotros a quienes Jesús invita a que acudamos a Él.

    Si nos damos cuenta, en el pasaje evangélico se utilizan dos participios. Uno se refiere al pasado “los cansados” y el otro al futuro “los agobiados”. El cansancio aparece cuando notamos que ya nos faltan las fuerzas, que estas se nos acaban tras la interminable lucha contigo mismo; los esfuerzos, errores y omisiones con los que hemos lidiado; cuando la respuesta a todo lo que ocurre a nuestro alrededor nos va dejando sin energía.

     Por su parte, el agobio surge de la incertidumbre, del no saber si sabremos y podremos afrontar todo lo que vivimos, si superaremos aquello que el mañana puede traernos.

     El trabajo, los problemas, las dificultades en la familia o los amigos, la economía, la política, la sociedad en la que vivimos, las tragedias de nuestro mundo nos cansan, nos aburren, nos angustian, nos frustran inevitablemente, pero ¿qué es lo que Cristo nos ofrece frente a eso?

     El Señor nos pide que le confiemos nuestra historia y también el porvenir y que lo hagamos desde las dos actitudes que Él mismo nos enseña, la mansedumbre y la humildad.

     El auténtico descanso, pues, se encuentra en ser humildes y reconocer que no todo está en nuestras manos, que, aunque somos los protagonistas de nuestra existencia y tenemos un compromiso importante los unos con los otros, no somos los últimos responsables de todo, sino que al final, es Dios el que se ocupa de cada una de sus criaturas. El reposo, la paz y el sentido están en aprender a ser mansos, confiar en Él y dejar que actúe misteriosamente en nuestra vida, encontrando su voluntad en los éxitos y en los fracasos del día a día.

    En este Adviento, el evangelio nos invita a dejar que nuestra historia se sanee y renueve en el amor y la misericordia de Dios, a dejar que Él llene de esperanza nuestro futuro.


Fr. Félix Hernández Mariano, OP

martes, 12 de diciembre de 2023

Adviento 2023 desde Scala Coeli: Caminamos en comunidad - Martes 2ª Semana


 

El Pastor y sus ovejas


    Camino de Scala Coeli, iba meditando el evangelio de hoy, detengo el coche, me bajo y contemplo la belleza de la naturaleza, sus olores a campo, lleno de luz y de alegres colores, miro a lo lejos y veo pastando tranquilamente un rebaño de ovejas, custodiadas por unos fieles perros guardianes, pendientes a la voz de su amo, del pastor, que a su vez mira amorosamente a su rebaño, al lado del riachuelo que pasa al borde de la carretera, una oveja, sola perdida…

    Un paisaje lleno de color y luz, pero que aparentemente, permanece ajeno a todo y todos. Me pregunto ¿cuántas veces he sido y soy parte de ese paisaje con las personas que me rodean?

    Veo y oigo el arroyo que corre al borde de la carretera, ofreciendo siempre su agua para calmar la sed, y a la vez siempre en movimiento y ofreciendo con su frescura nuevas oportunidades, ¿Cuántas veces paso “sed” y dejo “estancar” ese agua salvadora?

    Los perros que guardan al rebaño están atentos a la Voz de su Señor, fieles e inamovibles aunque haya un peligro amenazante, nunca se despistan. ¿Cómo y a quién escucho yo?

    Observo el rebaño, y pienso cuantas “comunidades” me distraen y alejan del verdadero sentido de vivir mi fe en Comunidad y esta deja de ser lugar de encuentro con la Palabra compartida, ¿cuál es mi Comunidad de referencia?

    La oveja perdida me hace pensar sobre mi vida, cuantas veces me pierdo, me desoriento, busco otro camino, pero… cuando veo que Dios sale a mi encuentro, incluso dejando a todo el "rebaño" y me llama, me cuestiono, ¿cuando dejé de escuchar la voz de mi Pastor? ¿De qué manera ayudo sin cuestionar a las personas que me rodean?

    El Pastor que cuida, protege, guía, que nos Ama sin límites, que nos conoce por nuestro nombre, Él es el Buen Pastor, ¿por qué busco otra seguridad, otro Pastor, otro Camino?

    ¡Cuántos personajes y situaciones que aparecen en esta escena me hacen cuestionar mi día a día! A lo largo de nuestra vida, todos hemos sido, somos y nos podemos reconocer en algunos de éstos alguna vez.

    Que la Palabra que hoy meditemos nos ayude a caminar atentos y cuidando, cuidándonos todos como verdaderos hermanos.



Toñi Zamorano, OP

lunes, 11 de diciembre de 2023

Adviento 2023 desde Scala Coeli: Caminamos en comunidad - Lunes 2ª Semana


 


LOS AMIGOS, LLEVAN A LA SALVACIÓN


     El pasaje del Evangelio de hoy lo escuchamos y parece normal que nos quedemos con la curación del paralítico, al fin y al cabo, es la acción de Jesús. El paralítico pudo levantarse de la camilla y salir caminando, porque su fe le había salvado, pero, primero la fe que ha sido relevante para su curación es la de los amigos, quienes, a pesar de las dificultades que se narran, no se desaniman y buscan la solución, aunque esta parecía complicada.

    La amistad salva cualquier dificultad, por un amigo se hace lo que sea, se da la vida, se deja lo propio y como les dice Jesús a los discípulos, ya no os llamo siervos os llamo amigos, porque no se queda con personas que están a su lado, sino que comparten vida con él, eso son los que llevan el título de amigos, aquellas personas con las que compartimos vida, aunque nos separen kilómetros de distancia.

     Es interesante leer en el pasaje que Jesús se dirige al paralítico, en ningún momento hay palabra alguna para los amigos, ellos han cumplido con lo que han ido a hacer y desaparecen de la situación, son los que han hecho que el paralítico se encuentre con Jesús, que llegue a su meta, porque él solo no podía, y después de eso, desaparecen, no reciben ni un agradecimiento, esos son los verdaderos amigos, los que están cuando se les necesita y saben salir de la escena sin hacer ruido, sin buscar ningún beneficio ni agradecimiento, se sienten pagados con el bienestar del amigo.

    ¿Cuántas veces habremos escuchado que compañeros hay muchos, pero amigos no se cuentan ni con los dedos de una mano? Aunque hoy valoremos la importancia de una persona por los seguidores que tenga en las redes sociales, esos no son considerados amigos, sólo conocen una parte de lo que se quiere compartir y en cualquier momento se van de esa lista para seguir a otros que les dan otra cosa, pero quien encuentra un amigo, encuentra un tesoro y eso sí que nos da VIDA.


Hna. Macu Becerra, DMSF


domingo, 10 de diciembre de 2023

Adviento 2023 desde Scala Coeli: Caminamos en comunidad - Segundo Domingo


 

JUAN el BAUTISTA, PROFETA DE ESPERANZA


    En estas últimas semanas estamos siendo testigos de nuevos episodios de violencia, de guerras que no se terminan, de proyectos que no arrancan ni ilusionan, de mucha pasividad humana. En esta oscuridad que se alarga, lo más lógico será dormir como hacen todos; dejarse llevar por lamentos ajenos y sumar los nuestros, masticando el fracaso y la impotencia… Pero el Adviento nos presenta a alguien que no duerme ni se conforma, que pone su granito de arena para soñar un mañana mejor. En la tradición del antiguo Israel, desde el gran Elías, los profetas eran unos inconformistas que hablaban en nombre de un Dios que tiene un plan de amor y esperanza para toda la humanidad. ¡Aquí aparece Juan el Bautista! Y lo hace también en un contexto demasiado oscuro, cuando muchos se han rendido al desánimo.

    Juan no tiene grandes discursos: usa el lenguaje del pueblo, de la siega y del campo, de los trabajadores y sus amos. Es probable que muchos no lo entiendan y le pidan más claridad. Pero lo bueno es que en él habla su vida más que sus palabras: sus acciones, sus silencios, sus denuncias, su presencia en el “desierto”. ¡Los profetas, sin decir mucho, convencen por la fuerza de su vida! Y Juan, solo por estar, ya transmite esperanza.

    Está en el límite: en el Jordán, el río que se cruza para entrar en la tierra prometida y que recuerda el paso del antiguo Mar Rojo. No está en el centro religioso sino en la periferia, rescatando la voz de Dios en lo que está lejos y aparentemente perdido. ¡Los profetas nos llevan a los límites, a descubrir a Dios donde aparentemente no está!

    De Juan habla su austeridad, típica de los antiguos profetas. Sin nada, casi rozando el ridículo. Porque cuando la verdad se disfraza pierde su fuerza. Él deja que Dios brille detrás de su barro aparente y frágil. ¡Los profetas son expertos en lo fundamental, lo que no pasa, lo que huele a verdad sin añadidos dulzones o ficticios!

    Invita a la conversión, a un nuevo comienzo. ¡Anima a despertar de la modorra que siempre amenaza todo lo humano! A salir del rebaño y caminar, incluso contracorriente, a pensar, razonar y dejar de ser manada. A vivir en profundidad, desde lo absoluto. ¡Los profetas llaman al corazón humano a dar pasos sinceros hacia un mañana mejor!

    Y Juan, finalmente, sabe que Dios desborda todos los planes de los hombres. “Viene el que es más fuerte” y a Él señala: el Señor del Adviento que siempre llega; el que nos llama a ser, para Él y en este mundo donde es tan urgente, profetas de esperanza.


Fr. Fco. Javier Garzón Garzón, OP

sábado, 9 de diciembre de 2023

Adviento 2023 desde Scala Coeli: Caminamos en comunidad - Sábado 1ª Semana


 

LOS TRABAJADORES DE LA MIES


     “Llamados, elegidos y enviados”, esta es la lógica que sigue el Evangelio de Cristo para hablar de la vocación de los “trabajadores de la mies”. Son llamados por Cristo, elegidos por Cristo y enviados por Cristo. Cristo es el centro, el principio y el fin de toda tarea apostólica en la Iglesia, y de todo apóstol. Se trata de continuar la tarea del Señor “id a las ovejas descarriadas de Israel”, pero a la vez se trata de realizar esta tarea con su poder, poder divino, porque ¿quién si no Dios puede “curar enfermos, resucitar muertos, limpiar leproso, echar demonios"?

     Estamos en el tiempo de la espera de este milagro llamado “Nacimiento del Señor”. Es inconcebible que Dios eterno desee tanto el bien del hombre que haya tomado “carne” para acercarnos su poder sanador y resucitador. Es tan inconcebible como que Él desee continuar “naciendo” en cada vocación apostólica, en la humanidad frágil de hombres y mujeres que perpetúan su misión.

    En la espera de ese milagro el Señor nos provoca para la súplica orante “rogad al dueño de la mies”. Por lo tanto la lógica de “llamados, elegidos y enviados”, tiene un previo de “orados”. Los apóstoles deben ser “orados”.


D. Pablo Garzón.
Párroco S. Vicente Ferrer - Córdoba

viernes, 8 de diciembre de 2023

Adviento 2023 desde Scala Coeli: Caminamos en comunidad - Viernes 1ª Semana


 


LA INMACULADA CONCEPCION DE MARIA


     Hace pocos días que hemos empezado el tiempo de Adviento y, de pronto, irrumpe como una luz en medio de la noche la Solemnidad de la Inmaculada Concepción. Una luz que ha venido como una gracia inestimable ante la que toda la creación salta de gozo. En palabras de San Anselmo “todas las cosas se encontraban como descoloridas”, pero han alcanzado su restauración con María.

     ¿De qué luz hablamos? De la plenitud y sobreabundancia de gracia que se le ha concedido a María. Este dogma, que María fue preservada de toda mancha de pecado (concebida sin pecado original) desde el seno de su madre Santa Ana, creído por la fe de la Iglesia desde tiempo inmemorial, fue solemnemente proclamado ex cathedra por el Papa Pío IX el 8 de diciembre de 1854.

     Todos nosotros sentimos en nuestro corazón una lucha entre el bien y el mal. Lo expresó muy bien el Apóstol San Pablo cuando exclama “realmente mi proceder no lo comprendo, quiero hacer el bien, pero me encuentro con el mal en las manos”. Todos tenemos esta inclinación desde que alcanzamos el uso de razón. El egoísmo, la envidia, la ira, el rencor y una larga lista, pugnan por dominar nuestra vida desde lo más profundo de nuestro corazón.

     ¿Y María? Por su Inmaculada Concepción, sabemos y creemos que Ella fue todo correspondencia a la sublime gracia que había recibido de Dios, precisamente porque estaba destinada a ser la Madre de Jesucristo. Dios la preservó de esta dialéctica interna, de esta duda entre elegir el bien y desechar el mal. ¿Quiere esto decir que Ella no tuvo que crecer en gracia? No, más bien al contrario, puesto que su corazón era todo disponibilidad al plan de Dios, estaba más dispuesta a seguir creciendo de claridad en claridad en gracia y sabiduría delante de Dios y de los hombres.

     ¿Qué nos dice esto hoy a nosotros? Que tú y yo estamos también llamados a ser madres de Jesús, a llevar a los demás a Jesús y transmitirles la Buena Noticia del Evangelio. Y para ello qué mejor que el ejemplo de la Virgen María que, primero por gracia, y luego con su propia colaboración, dispuso toda su vida para ser morada del Señor.

     ¿Cuál es el camino para llegar a esto? Fiarse de toda Palabra que sale de la boca de Dios; tener la humildad de ser, como María, “esclava del Señor” que hace siempre lo que le agrada a Dios; tener una esperanza que no defrauda porque el amor de Dios ha sido derramado abundantemente sobre nosotros y, a pesar de nuestra pequeñez, hemos sido llamados a ser imagen de Jesucristo.

     Vivamos, hermanos y hermanas, este Adviento de la mano de María, en gracia concebida, y no tengamos miedo de recorrer los caminos de la santidad a la que Dios nos llama. Él es fiel y cumplirá sus promesas.

    Feliz Solemnidad de la Inmaculada. Feliz camino del Adviento.



Sor Inmaculada de la Cruz, OP.

jueves, 7 de diciembre de 2023

Adviento 2023 desde Scala Coeli: Caminamos en comunidad - Jueves 1ª Semana

 



EL HOMBRE PRUDENTE


    Estamos en la primera semana de Adviento, la semana del “Velad”, abrir los ojos a la realidad, recuperad el control de vuestras vidas…. Y hoy el evangelio (Mt 7, 21.24-27) nos presenta dos personajes: un hombre prudente y un hombre necio. Estos dos protagonistas de la parábola nos recuerdan a las Doncellas sensatas que habían llevado suficiente aceite para sus lámparas y a aquellas necias que no teniendo aceite no pudieron entrar en el banquete de su señor. Tanto el hombre que edifica su casa sobre roca como las vírgenes que pasan al banquete se caracterizan por la virtud de la prudencia. El Catecismo de la Iglesia Católica nos dice que la prudencia es la virtud que dispone el espíritu a discernir en toda circunstancia nuestro verdadero bien y a elegir los medios para realizarlo. Es decir, el hombre prudente sabía lo que quería, una casa; y las doncellas entrar en el banquete de su señor. El uno y las otras discernieron lo que necesitaban, construir sobre roca y tener suficiente aceite para iluminar la noche. Así actuaron y consiguieron lo que pretendían.

     El hombre prudente hoy, que quiere entrar en el Reino, lo primero que ha de hacer es hacer la voluntad de Dios, voluntad que se descubre escuchando Su Palabra, Jesús, y poniéndola en práctica. Es necesario que fundamentemos nuestra Fe, que no vivamos superficialmente, dejándonos llevar. Que profundicemos en nuestro propio misterio y en el de Dios. Hemos de aumentar el amor del que somos capaces. Vivir con esperanza y generar esperanza en los demás. Si lo hacemos, cuando lleguen los reveses de la fortuna, cuando el dolor se haga presente en nuestra vida, cuando el silencio y la oscuridad parezca que nos rodean (cosa que más tarde o más pronto sucederá, porque nuestra naturaleza es limitada) lo afrontaremos todo, y saldremos más robustecidos.

     Si, por el contrario, queriendo también entrar en el Reino, dejamos que la rutina invada nuestras vidas, que el confort obture nuestros sentidos, que todo parezca un teatro… Al primer envite de la vida todo se derrumbará, quedaremos a la intemperie y en el más absoluto vacío y soledad.

     Ánimo, comencemos por el principio, abriendo los ojos a nuestro ser, a lo que nos rodea. Siendo conscientes de nuestra vida y realidad.



Fr. Luis García Matamoro, OP

miércoles, 6 de diciembre de 2023

Adviento 2023 desde Scala Coeli: Caminamos en comunidad - Miércoles 1ª Semana




La "gente" que ayudaba a los más necesitados

Mt 15,29-37



    En este evangelio, Mateo presenta un sumario de las múltiples sanaciones de Jesús en un monte, lugar preferido del evangelista para sus revelaciones, y lo hace sentado, como maestro, como el nuevo Moisés que promulgó la nueva Ley (las Bienaventuranzas) y ahora, la ley de la misericordia, de la compasión y el amor por medio de la curación, que causa la admiración de todos, y acaban glorificando a Dios.

    Jesús ha sido un hombre para los demás. Ha vivido dándose a los más empobrecidos y excluidos, a los marginados, a los hambrientos, agobiados y enfermos. “Venid a mí todos los que estáis fatigados y sobrecargados, y yo os daré descanso” (Mt 11,28).

    Jesús nos invita a ser como él, a mostrar compasión y ser solidarios con los que sufren. Dios encarnado en Jesús, nos pide abajarnos para sentir con las personas empobrecidas.

    El ser humano sufre y se pregunta el por qué, y sufre más profundamente si no encuentra una respuesta.

    En el cristianismo, la respuesta al sufrimiento viene de la luz de la revelación de Dios. La manifestación del sentido salvífico del sufrimiento alcanza su culmen en Jesucristo, en el misterio de su Pascua, pasión muerte y Resurrección.

    Por medio de su sufrimiento, Cristo hace posible “que el hombre no muera, sino que tenga la vida eterna” (Jn 3,16).

    En el sufrimiento se esconde una fuerza particular que nos acerca interiormente a Cristo. A esa fuerza se debe la profunda conversión de muchos santos, que no sólo descubrieron el sentido salvífico del sufrimiento, sino sobre todo que en el sufrimiento llegaron a ser hombres completamente nuevos, con madurez interior y grandeza espiritual, fruto de una particular conversión y cooperación con la gracia del Redentor crucificado.

    A medida que nos convertimos en partícipes de los sufrimientos de Cristo, vamos descubriendo el sentido salvífico de nuestro sufrimiento, unido al de Cristo, transformando así toda sensación deprimente.

    La respuesta de Jesús al sufrimiento no es abstracta: es una llamada “¡Sígueme!”. Ven, toma parte con tu sufrimiento en esta obra de salvación del mundo, que se realiza a través de mi sufrimiento, por medio de mi cruz. “Quien no carga con su cruz y me sigue no puede ser mi discípulo” (Lc 14,27). A medida que cargamos nuestra cruz, uniéndonos espiritualmente a la cruz de Cristo, se revelará ante nosotros el sentido salvífico del sufrimiento.

    Y es que si frente al sufrimiento cerramos nuestro corazón a Dios, éste se transforma en un insoportable peso y angustia; pero, en la medida en que nuestro corazón se abra a Dios, abandonándonos a su voluntad, sintiéndonos en sus manos de Padre, fluirá en nosotros la fuerza de Jesucristo resucitado, que llena nuestro interior de paz e incluso alegría.


P. Pablo Olmedo, CMF

martes, 5 de diciembre de 2023

Adviento 2023 desde Scala Coeli: Caminamos en comunidad - Martes 1ª Semana


 

Y las has revelado a la gente sencilla


      No en cualquier momento, sino en un momento especial, en un momento de profunda alegría, Jesús da gracias a Dios su Padre “porque has escondido estas cosas a los sabios y a los entendidos y las has revelado a la gente sencilla”.

      Los sabios, según los criterios de nuestra sociedad, son los que poseen amplios conocimientos en las distintas ramas del saber humano. En un sentido muy amplio, entre ellos se encuentran los catedráticos de las universidades. Y son admirados por los demás. Y se quedan en estas verdades.

      La gente sencilla, podríamos decir, que son los que no poseen esos conocimientos. Pero están adornados de una estupenda realidad: viven en la verdad. Saben que Dios es Dios y que ellos, como el resto de las personas humanas, están por debajo de ese escaño, son simplemente hombres. Y descubren que Dios, y es lo que estamos celebrando en el Adviento, en un acto de supremo amor, les envía a su propio Hijo Jesús para que les revele no las verdades científicas, sino las más importantes para vivir la vida con sentido y felicidad, y que ellos, por si solos, no son capaces de alcanzar.

      Y con mucho gusto, acuden a Dios y a Jesús para que les regalen esas sabrosas verdades. De las que podemos indicar estas tres. Primera, Dios no es solo nuestro Creador, sino que también es nuestro Padre, que cuida de nosotros, que nunca se desentiende de nosotros, porque es nuestro Buen Padre. Muy distinto es relacionarse con Dios como nuestro Creador que como nuestro Padre. Segunda, como demostración suprema de su gran amor a nosotros, nos regala a su propio Hijo, Jesús, que vino a nuestra tierra y se hizo uno de nosotros… y nos regaló la buena noticia, el conjunto de sus verdades que nos indica qué hemos de hacer ante todo lo que salga en la vida. Tercera, nos asegura también que nuestra vida tiene dos tiempos. El que pasamos en nuestra estancia terrena y el del cielo, donde nos va a recibir para decirnos: “Venid benditos de mi Padre a disfrutar del reino preparado para vosotros desde la creación del mundo”, donde podremos saborear la felicidad total y para siempre.

Fr. Manuel Santos, OP


lunes, 4 de diciembre de 2023

Adviento 2023 desde Scala Coeli: Caminamos en comunidad - Lunes 1ª Semana


 


El centurión de Cafarnaún



Basta que lo digas de palabra, y mi criado quedará sanado

(Mateo 8, 8)



       El centurión de Cafarnaún no tiene nombre. No sabemos su lugar de origen. Vamos a imaginarle Hispano. Vamos a imaginarle también, no es difícil, en sus rasgos. Un hombre duro en sus gestos, pero con un corazón profundo. Serio. Ademanes militares. Acostumbrado a mandar. Y a obedecer. Estoico. De pocas palabras y muchas miradas. Por dentro, quizás, como todo ser humano, en búsqueda.

       Es un hombre justo, que se preocupa por los suyos. Se deja tocar por el dolor de los demás. Acostumbrado a la guerra, sabe que la espada sólo debe usarse en último recurso, que el dolor y el sufrimiento han de evitarse siempre que se puedan. Es un hombre honesto. Veraz. La verdad es importante y las decisiones y los actos dicen quiénes son las personas más que sus palabras.

      Ha viajado y conocido mucho, pero jamás se ha encontrado con noticias de un hombre como Jesús. Ha oído que es capaz de curar a los enfermos. Quizás, a lo mejor, hasta ha visto a alguien que ha sido sanado por Él. Sabe que puede hacer que su criado deje de sufrir. Pero ¿querrá? No es judío, y para un maestro como ese Rabbí itinerante, entrar en una casa no judía quizás sea impuro. Son muchas las normas de pureza de los judíos para recordarlas todas. Él las respeta. ¿Quién es él para juzgar las normas y costumbres de otros?

      Ha visto muchas cosas en sus viajes con las legiones y muy distintas. Algunas, obviamente, no merecían respetarse, pero en materia de religión, ¿quién es él para decir algo? Además de lo que ha oído que hace ese nazareno, ha escuchado también las cosas que cuentan que enseña. Y tienen mucho sentido. Si el mundo es tan grande, y tan extraordinario, tan hermoso, tiene que haber algo o Alguien que lo creara. El ser humano es un misterio y hemos de tener un propósito. Estamos todos en esta tierra y quien más sufre necesita que le cuidemos. Eso es como él entiende que ha de ser un soldado. Un protector. Alguien que combate el mal. La vida merece respeto y no es bueno vivir de cualquier manera.

      Se acerca con respeto. Ante ese Rabbí todo lo que ha oído es aún más creíble. Tiene una presencia densa. Especial. Su mirada y sus palabras. Se siente escuchado y atendido. Acogido. Comprendido. No le mira con ningún desprecio pese a que se sepa invasor. En el mundo hay sitio para todos y se puede convivir en concordia y respeto y cuidado. ¿Querrá hacer por su criado el milagro de curarle? Siente que sí. Sabe que sí. Con que lo diga, será bastante. Lo que no se espera es además el elogio. Le parece evidente que Él puede hacerlo. Sin más. ¿Será eso la fe que dice Jesús le abrirá las puertas de Dios?



Fr. Vicente Niño Orti, OP

domingo, 3 de diciembre de 2023

Adviento 2023 desde Scala Coeli: Caminamos en comunidad - Primer Domingo


 

ISAIAS

    De la importancia de este profeta tenemos el dato siguiente: de las posibles 28 lecturas para las Eucaristías del Adviento, en este ciclo B que es el que corresponde a este año litúrgico que estamos comenzando, 18 se toman del Libro de Isaías. Para nuestro tema, las referencias mesiánicas que en él ha interpretado la tradición, han convertido algunos de sus textos en fundamentales para el anuncio del Mesías salvador.

     Isaías no es un adivino, es un profeta. Es aquel que, con la luz del Espíritu, reflexiona y descubre en los acontecimientos históricos la presencia permanente de Dios cumpliendo sus proyectos. Los sucesos felices o desgraciados que vive el pueblo no se deben a la casualidad, son una muestra de la madurez a la que ha llegado hoy el plan divino que se viene desentrañando desde el pasado, y son signo de su futuro desarrollo. Transmitir al pueblo esa visión de fe y prender la llama de una esperanza que ha de comenzar quemando la falsedad y comprometiendo en la construcción del proyecto divino, constituyen la quintaesencia de la misión profética.

    Como consecuencia, el pueblo creyente debe saber descubrir esa manifestación de Dios en la historia. Descubrir la presencia de Dios en la vida y actuar en consecuencia, es algo muy comprometedor. Saber que Dios nos llama a analizar la situación presente y remediarla nos puede complicar bastante. Pero saber también que cuanto uno hace, por pequeño que parezca, es colaborar con el proyecto eterno de Dios, es como para llenar de sentido una vida.

     Esto nos lleva a considerar la trascendencia de la historia. Los acontecimientos trascienden el momento histórico concreto. Son gestas de Yahvé con su pueblo como lo fueron en el pasado. Y son tipos de lo que vendrá en el futuro. Dios siempre está presente en su obra y en sus deseos, en el acontecimiento y en su plan permanente. La fe lo descubre y la esperanza lo acoge. Es lógico que fe y esperanza se pongan juntas a celebrar y a celebrarlo lo que fue ayer, lo que es hoy y lo que será mañana.

    ¿Y el amor? Sin él la celebración será falsa. Ahí estuvo una de las preocupaciones más fuertes de los profetas: denunciar la hipocresía del rito por el rito. Ahí está la tentación eterna del que se dice creyente. De ahí la necesidad del Adviento: para prepararnos y convertirnos. Como tiempo litúrgico fuerte que es, pero sin olvidar que si la historia es venida permanente de Dios, el Adviento tendrá que ser nuestro tiempo permanente.


Fr. Miguel Angel Vilchez, OP