martes, 5 de diciembre de 2023

Adviento 2023 desde Scala Coeli: Caminamos en comunidad - Martes 1ª Semana


 

Y las has revelado a la gente sencilla


      No en cualquier momento, sino en un momento especial, en un momento de profunda alegría, Jesús da gracias a Dios su Padre “porque has escondido estas cosas a los sabios y a los entendidos y las has revelado a la gente sencilla”.

      Los sabios, según los criterios de nuestra sociedad, son los que poseen amplios conocimientos en las distintas ramas del saber humano. En un sentido muy amplio, entre ellos se encuentran los catedráticos de las universidades. Y son admirados por los demás. Y se quedan en estas verdades.

      La gente sencilla, podríamos decir, que son los que no poseen esos conocimientos. Pero están adornados de una estupenda realidad: viven en la verdad. Saben que Dios es Dios y que ellos, como el resto de las personas humanas, están por debajo de ese escaño, son simplemente hombres. Y descubren que Dios, y es lo que estamos celebrando en el Adviento, en un acto de supremo amor, les envía a su propio Hijo Jesús para que les revele no las verdades científicas, sino las más importantes para vivir la vida con sentido y felicidad, y que ellos, por si solos, no son capaces de alcanzar.

      Y con mucho gusto, acuden a Dios y a Jesús para que les regalen esas sabrosas verdades. De las que podemos indicar estas tres. Primera, Dios no es solo nuestro Creador, sino que también es nuestro Padre, que cuida de nosotros, que nunca se desentiende de nosotros, porque es nuestro Buen Padre. Muy distinto es relacionarse con Dios como nuestro Creador que como nuestro Padre. Segunda, como demostración suprema de su gran amor a nosotros, nos regala a su propio Hijo, Jesús, que vino a nuestra tierra y se hizo uno de nosotros… y nos regaló la buena noticia, el conjunto de sus verdades que nos indica qué hemos de hacer ante todo lo que salga en la vida. Tercera, nos asegura también que nuestra vida tiene dos tiempos. El que pasamos en nuestra estancia terrena y el del cielo, donde nos va a recibir para decirnos: “Venid benditos de mi Padre a disfrutar del reino preparado para vosotros desde la creación del mundo”, donde podremos saborear la felicidad total y para siempre.

Fr. Manuel Santos, OP


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