viernes, 30 de octubre de 2020

Curso de Psicología espiritual: El Camino espiritual de la fragilidad (3)

 

 LA  EXPERIENCIA DE SER CUIDADO Y QUERIDO POR DIOS,

EN  LA  FRAGILIDAD

           

            ¿Quién nos separará del Amor de Dios? ¿la tribulación?, ¿la angustia?, ¿la persecución?, ¿el hambre, la desnudez, el peligro, la espada?. Pero Dios, que nos ama, hará que salgamos victoriosos de todas estas pruebas. (Ro. 8,31-39)

            ¡Hágase tu voluntad!, decimos en medio de la fragilidad. Esto significa darle a Dios poder sobre mi vida, dejarse hacer y cuidar por El. Es la fe, que se vive como experiencia de confianza,  de sentirse cuidado y querido por El. Esta experiencia nos da oportunidad para vivir de forma diferente  los estresores cotidianos. Lo que parece que  uno no puede superar por sí mismo, encuentra un soporte en la fe, y lo convierte en algo más llevadero, e incluso es motivo de acción de gracias. ¡Tu voluntad!: ¡Cuídame como sólo Tú sabes hacerlo!

 

I. Contemplar  declaraciones  bíblicas de  Amor  ayudan a sentirse cuidado por Dios.

          1) Puede ser que tú no me conozcas, pero Yo conozco todo sobre ti. Yo sé cuándo te sientas y cuándo te levantas. Todos tus caminos me son familiares. (Sal 139,1-3)

       2)  En mí, tú vives, te mueves y eres... (Hch. 17,28). Te conocí aun antes de que fueras concebido...(Jer. 1,4-5). Yo te escogí cuando planeé la creación... (Ef. 1,11).Todos los cabellos de tu cabeza están contados... (Mt 10,29-31). Porque tú fuiste hecho a mi imagen... (Gn. 1,27). Tú no fuiste un error. Todos tus días están escritos en mi libro. (Sal 139,15)

        3) Es mi deseo compartir mi amor, porque eres mi hijo y Yo soy tu Padre. (1 Jn. 3,1). Yo determiné el tiempo exacto de tu nacimiento y donde vivirías. (Hch. 17,26). Yo te formé en el vientre de tu madre. (Sal 139,13).

         4) Porque Yo te amo con amor eterno...Y nunca dejaré de hacerte el bien. (Jr. 31,3). Te ofrezco mucho más de lo que tu padre terrenal pudiera darte... (Mt 7,11) Porque Yo soy el Padre Bueno. (Mt 5,48). Cada regalo que tú recibes viene de mis manos. (St. 1,17). El plan que tengo para tu futuro ha estado siempre lleno de esperanza. (Jr. 29,11).  Mis pensamientos sobre ti son incontables como la arena a la orilla del mar. (Sal. 139)  Porque tú eres mi tesoro más preciado. (Ex 19,5).

       5) Yo deseo afirmarte dándote todo mi corazón y toda mi alma... (Jr. 32,41) Y quiero mostrarte cosas grandes y maravillosas. (Jr. 33,3). Si me buscas con todo tu corazón me encontrarás. (Dt. 4,29) Deléitate en Mí y te daré todos los deseos de tu corazón... (Sal 37,4). Porque soy Yo quien produce los deseos de tu corazón... (Flp. 2,13) Yo puedo hacer por ti mucho más de lo que tú pudieras imaginar... (Ef. 3.20)

       6) Yo también soy el Padre que te consuela en todos tus problemas. (2 Cor. 1,3-4) Cuando tu corazón está quebrantado, Yo estoy cerca de ti... (Sal 34,18). Como el pastor carga a un cordero, Yo te cargo a ti cerca de mi corazón. (Is. 40,11) Yo quitaré toda lágrima de tus ojos y todo el dolor sufrido en esta tierra. (Ap. 21) Yo soy tu Padre y te he amado como a mi hijo, Jesús... (Jn. 17,23)

     7) Porque en Jesús, mi amor por ti ha sido revelado. (Jn. 17,26). El es la representación exacta de quien Yo soy. (Heb. 1,3). Él vino a demostrar que Yo estoy contigo y no contra ti. (Ro 8,31). Y también a decirte que no estoy contando tus pecados. (2 Cor. 5,18). Porque Jesús murió para que tú y yo pudiéramos ser reconciliados. Y su muerte fue la suprema expresión de mi amor (1 Jn. 4,10)

     8) Entregué todo lo que Yo amaba para que pudiera ganarme tu amor. (Ro 8,31-32). Si tú recibes el regalo de mi Hijo Jesús, tú me recibes a mí. (1 Jn. 2,23). 

 

II. ¿Cómo actúa la  confianza en el Amor de Dios ante las dificultades de la vida?

            1) La experiencia de ser cuidado y querido por Dios nos permite valorar los acontecimientos de forma diferente. Cuando el cristiano deposita su confianza en Él, intentando al tiempo resolver la situación en lo posible, se produce una percepción subjetiva de control sobre los acontecimientos, que resulta fundamental para superarlos'. «Trabaja como si todo dependiera de ti y reza como si todo dependiera de Dios» (I. de Loyola). Puesto que Dios nos ama y nos quiere en todo momento, uno ya no vale por lo que hace,  ni por cómo lo hace, sino por ser amado por El; tampoco necesita resolverlo todo obsesivamente, sino que puede permitirse abandonarse en Dios, dejar en Él su voluntad, aceptar que las respuestas nos las vaya dando a través de la misma vida.

        2) La experiencia de Trascendencia es un regalo para «descodificar» los hechos.  Sabemos que El existe, que Él nos ama: «tu bondad y tu misericordia me acompañan todos los días de mi vida». Entonces nada de lo que acontece  es  absoluto; lo absoluto está en Él, y todo cuanto sucede queda supeditado a Él. Desde esta seguridad, disminuye la carga emocional negativa que generan habitualmente los acontecimientos estresantes, sobre todo cuando no hay posibilidad de cambio. Y también da lugar a la esperanza, favoreciendo una búsqueda activa de soluciones.

           3) La confianza en el Amor da un significado especial  a los acontecimientos de la vida, en especial a los que resultan más dolorosos. Dar un significado a la tragedia constituye probablemente el elemento central a la hora de afrontar y superar adecuadamente este tipo de hechos. Además, permite valorar que se pueden vencer las dificultades. «El Señor Dios se nos acerca hasta lo más íntimo, hasta nuestro propio corazón, para decirnos ahí, no sólo que Él no es violento, ni nos pide el sacrificio cruento de aquellos a quienes amamos, sino que nos salva y nos ama».

            4) La  fe, que sana y conforta, se asienta en la experiencia de amor que vivo en Oración Aunque la oración se centra muchas veces en los problemas que tenemos, sin embargo, fundamentalmente la oración nos abre en la relación con los otros y en la intimidad con Dios. En concreto la Oración de perdón, que transforma al ser humano, tanto al que ofende como al ofendido: la persona se acepta a sí misma en su limitación y en su debilidad, permitiendo que desaparezcan los sentimientos negativos y vuelva a él el  Amor de Dios, que cambia el significado de los hechos.

           5) La fe en Cristo no tiene sentido sin la presencia de los otros, de los hermanos, de todos aquellos a quienes necesitamos para ser nosotros mismos y que, a su vez, nos necesitan. La dimensión relacional cobra mucha mayor profundidad a la luz de la fe. Y, a su vez, la experiencia de sentirse acompañados por personas que experimentan el mismo y hondo sentimiento de ser amados y cuidados por Dios ofrece un apoyo fundamental para superar las situaciones difíciles de la vida y el día a día agobiante o agotador. La comunidad es otro gran regalo de Dios que Jesús hace evidente a lo largo del Evangelio.

 

III. El Papa Francisco nos ayuda a sentirnos  cuidados por Dios, como a sus hijos- (26/2/2017)

1. Dios no es un ser lejano y anónimo, es nuestro refugio. El vela cada día sobre toda nuestra vida, frente a las preocupaciones que nos quitan la serenidad y el equilibrio.

2. Fiarse de Dios no resuelve mágicamente los problemas, pero permite afrontarlos con el ánimo justo, con valentía. Soy valiente porque me fio de mi padre, que cuida de todo y cuida de mi, que me hace tanto bien.

3. Jesús nos exhorta con insistencia a no preocuparse del mañana, sobre todo porque Dios es un padre amoroso que no se olvida nunca de sus hijos.

4. Es importante sentirlo como Padre en esta época de orfandad, en mitad de este mundo huérfano. No nos alejemos del amor de Dios, cuando nos obsesionamos con las riquezas, manifestando un amor exagerado a esta realidad. Jesús nos dice que esta búsqueda ilusoria es motivo de infelicidad, y da a sus discípulos una regla de vida fundamental. Buscad ante todo el reino de Dios.

5. ¿Y en qué consiste eso? Se trata de realizar el proyecto que Jesús ha anunciado en el Sermón de la Montaña, fiándose de Dios, que nunca defrauda.

6. Es un padre fiel, un amigo fiel, un aliado fiel, pese a las persecuciones. (Mt 6,25-34)       

 

Cuestiones para reflexionar y expresarse.

·         ¿Cómo descubro y experimento en mi vida el cuidado de Dios?

·         ¿Cómo me ha ayudado  la fe  y la confianza ante las dificultades de mi vida?

·         ¿Qué me aportan las palabras del Papa sobre el cuidado de Dios?


ORACION.

            Padre, sé que ordenas todas las cosas para bien de los que te aman, para bien de los que Tú has llamado y elegido. Tú nos has cogido la delantera y has depositado tu confianza en nosotros. Nos has llamado, nos has rehabilitado, nos has puesto en el camino de la salvación y nos has dado tu Espíritu y vida.

            Si Tú, oh Dios, estás con nosotros, ¿quién contra nosotros? Tú, que no reservaste a tu propio Hijo, sino que lo entregaste por todos, ¿cómo no nos darás  con El todas las demás cosas?

            Estoy seguro de que ni muerte, ni vida, ni los ángeles ni los principados, ni las cosas presentes ni las futuras, ni los poderes ni las debilidades, ni las alturas ni las profundidades, ni criatura alguna podrá separarnos de tu amor, oh Dios, presente en Cristo Jesús, Señor nuestro.

 

Fr. José Antonio Segovia. O.P

viernes, 23 de octubre de 2020

Curso de Psicología espiritual: El Camino espiritual de la fragilidad (2)


EL ESTRES CRISTIANO.  

¿Libera del estrés orar “Hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo”?

       

       «Ante el dolor del mundo, las heridas de tantos hombres y  las llagas de la Iglesia, el creyente es capaz de confesar: Hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo, y sabe que ahí está su mayor esperanza». Pero ¿lo libera esto realmente del estrés? ¿Cómo afronta un cristiano la crisis de ansiedad?

            Pero este tesoro lo llevamos en vasijas de barro, para que todos vean que una fuerza tan extraordinaria procede de Dios y no de nosotros. Nos acosan por todas partes, pero no estamos abatidos; nos encontramos en apuros, pero no desesperados; somos perseguidos, pero no quedamos a merced del peligro, nos derriban, pero no llegan a rematarnos. Por todas partes vamos llevando en el cuerpo la muerte de Jesús, para que la vida de Jesús se manifieste en nuestro cuerpo (2Cor 4,7-10)

 

1. Las secuelas que nos van dejando estos 10 meses de Pandemia.

              Según Beatriz Mora, coordinadora de Psicología de la Clínica López Ibor, son muchos los problemas generados a raíz de la Pandemia: cuadros depresivos, abuso de alcohol y de otras sustancias, trastornos de estrés postraumático, y otras muchas alteraciones mentales y de comportamiento, especialmente con respecto a las relaciones personales. Los efectos psicológicos negativos que han incidido en nuestra vida con motivo de la pandemia, lo podemos resumir así:

· La pérdida de control sobre nuestra propia estabilidad emocional. Nos pueden las emociones.

· La incertidumbre a la que todavía hoy seguimos sometidos. Hay gran inseguridad ante el futuro

· La sensación de fragilidad y vulnerabilidad de la integridad física, con malestar generalizado.

            Estas sensaciones, según los psicólogos, “han generado un quiebro en nuestra forma de ver el mundo que en ocasiones merece ser atendido por profesionales de la salud mental”. Precisamente, en este sentido, la Organización Mundial de la Salud afirma que se espera que las necesidades de apoyo psicosocial y en materia de salud mental aumentarán considerablemente en los próximos meses y años.

            Las dudas sobre nuestras propias vidas y la de nuestros seres queridos, sobre cómo podemos evitar contagios, el temido repunte, nuestros pensamientos recurrentes negativos, nos invaden de desconcierto y a veces de desesperación ante una situación desconocida de la que aún no tenemos una certeza segura. Todas estas percepciones con sus alteraciones emocionales y pensamientos recurrentes negativos pueden provocar desajustes en nuestra salud y equilibrio. El trauma psíquico de no poder despedirse de los seres queridos, el aislamiento, el miedo al contagio o la pérdida del empleo son situaciones que pueden poner en riesgo el ajuste personal. Por eso, dice la psicóloga, la interpretación que hagamos de esta situación y de sus consecuencias, así como la forma de afrontarla, puede ayudarnos a reducir el riesgo de sufrir dichas alteraciones en nuestra salud.

 

2. ¿Se puede hablar también de un estrés cristiano? ¿Cómo vive la ansiedad una persona de fe?

             Hablar del estrés cristiano es hacerlo del cristiano que en este mundo pasa por dificultades, problemas que solucionar, enfermedades, experiencias de muerte y retos importantes que afrontar... El estrés surge ante las situaciones que exigen de nosotros una respuesta que requiere mayores habilidades de afrontamiento de las que habitualmente ponemos en marcha, y la vida está llena de esta clase de acontecimientos. Y ni la fe, ni la espiritualidad son capaces de evitarlos. Lo que sí hacen es ayudar a afrontarlos para vivirlos con libertad.

            Normalmente la persona se enfrenta a las situaciones de estrés basándose en su sistema de creencias, en las conductas que ha aprendido a observar ante dichos acontecimientos y en las relaciones con otras personas que también inciden en su manera de manejarlos. Y todo esto se ha aprendido también  en la práctica y doctrina de la fe.

  

3. El estrés  puede llevar al cristiano por caminos de “creencias irracionales” o de “confianza”

             En general,  las situaciones de estrés suelen ser interpretadas de tres modos: como una pérdida de algo importante, como una amenaza y peligro,  o como un desafío que afrontar. Y, en todas ellas, con el riesgo de un sufrimiento que nos desborda, aunque repitamos: Señor, “Hágase tu voluntad”.

            a) Ante acontecimientos estresantes el cristiano puede aumentar aún más la «carga» debido a creencias irracionales acerca de cuál debía ser su respuesta correcta, o de la interpretación de la voluntad de Dios. ¿Qué es lo que Dios dice cuando peor se pasa? ¿Soy yo el culpable y responsable del sufrimiento?. Esta forma de afrontar las situaciones estresantes no se relaciona con el hecho de que la persona tenga más o menos fe, o de que su fe sea más o menos perfecta, sino que tiene que ver con un estilo personal de vivir estas situaciones.

            b) Pero en los acontecimientos de estrés cotidiano, el cristiano puede tener también la experiencia de «ser cuidado y querido por Dios», que da un significado de confianza a todo lo que acontece. Porque la Voluntad de Dios la vive como la mano que Dios le tiende para su crecimiento.

            La frontera entre estas dos grandes actitudes no siempre está claramente dibujada, de modo que a veces la Voluntad de Dios y las normas se viva como una sobrecarga sin sentido; pero también constatamos que a través de la oración y del abandono en El,  el cristiano se puede ver «regalado» con la experiencia de un Dios, a quien  repito en paz,  “hágase tu Voluntad”,

            ¡Hágase tu voluntad! Todo comienza en el Amor que Él nos ha tenido y nos tiene. Porque El cree en nosotros, podemos acoger ese amor y emplearnos a fondo en buscar las huellas de su Presencia, para llevar a cabo su Voluntad.  Confiar y amar, esa es la tarea. Cuando el cristiano dice: «Hágase tu voluntad en la Tierra como en el Cielo», es verdad que puede correr el riesgo de convertir su intento de vivir la fe en un factor más de estrés; sin embargo, esta oración introduce en la psicología del ser humano unos cambios significativos para afrontar los acontecimientos de forma diferente. De eso se trata.

 

4. Ayudas  de la Psicología-espiritual. Para trabajar espiritualmente la Fragilidad y el Estrés...  

A. Necesitamos revisar las creencias y la espiritualidad,  dominantes en nosotros. Y  Para ello...

a)      Hay que ayudar a crecer en consciencia y adentramos por los caminos de la interiorización.

b)      Desde la fe aprender a convivir con la propia afectividad de forma sana, serena y positiva. 

c)      Canalizando la energía en cada momento según el proyecto de vida cristiana

d)     Y fomentar experiencias comunitarias potenciadoras de vida humana y fraterna.

 

B. Necesitamos “Recrear prácticas de comunicación y relación, sanas y sanadoras desde la fe”

a)      Hay que volver a valorar  las relaciones y el diálogo para expresar el sufrimiento.

b)      Aprender a identificar los conflictos de forma correcta con análisis objetivos desde la fe.

c)      Necesitamos trabajar y orientar hacia la vida los impulsos agresivos-negativos. Uno de sus destinos es posibilitarnos el amor, el perdón,  la entrega y la paz.

d)     Practicar relaciones inclusivas en las comunidades y grupos de nuestro vivir cotidiano.

           

B. Necesitamos fomentar diálogos y encuentros de fe, que generen lealtad y confianza mutua.

a)      Es preciso hacer un camino auténtico de autoconocimiento y reconciliación interior.

b)      Necesitamos profundizar en  la propia historia personal, familiar, grupos de pertenencia y relaciones más significativas.

c)      Y afrontar con serenidad aquellas heridas que impiden el camino del amor sin quedar  fijados en ellas.

La soledad, el aislamiento y la incomunicación  son el caldo de cultivo del sufrimiento del Estrés. Por eso, el cristiano cuenta con recursos concretos de psicología espiritual, en línea con el evangelio de Jesús  con los que  recrear una cultura de la salud a favor de la vida.

 

Cuestiones para reflexionar y expresarse.

1. ¿Qué situaciones me producen actualmente sentimientos de ansiedad y sufrimientos poderosos?

2. ¿En qué me ayudan las palabras de S. Pablo (2Cor 4,7-10) para afrontar las situaciones de estrés?

3. ¿Qué ayuda  de “psicología espiritual” veo más oportuna para afrontar las situaciones difíciles?

 

Oración

  Señor, que quienes te buscan a tientas, te encuentren. Que quienes dudan siempre de ti, no desistan; que quienes se extravían en su camino, vuelvan; que quienes creen poseerte, te busquen.

            Señor, que quienes caminan solos, no se pierdan, que quienes tienen miedo al futuro, se abran a la confianza; que quienes no logran triunfar, perseveren; que quienes tienen hambre y sed, sean saciados.

            Señor, que los grandes y poderosos se sientan vulnerables; que los amargados de la vida disfruten de tantos dones; que los olvidados de todos dejen oír su canción; que tus hijos e hijas nunca nos saciemos de tus dones. ¡Hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo!

 

Fr. José. Antonio Segovia. O.P.

sábado, 17 de octubre de 2020

Curso de Psicología espiritual: El Camino espiritual de la fragilidad (1)

 

¿Cómo transformar las heridas en perlas?

           

            La casa de Oración, Santo Domingo de EscalaCoeli de Córdoba, reanuda el Camino y su Labor espiritual en este curso 2020-2021, marcado por la inquietud de la Pandemia del Covid-19, sabiendo que si su misión siempre ha sido necesaria, en estas circunstancias aún más, porque si el riesgo del virus es grande, no puede ser menos el Espíritu de Dios para hacerle frente.

            Las actividades de “Oración y Vida” que programamos cada curso desde esta casa, las hemos tenido que suprimir en vivo por exigencias obvias de las circunstancias sanitarias, y así lo hemos hecho saber a todos los cristianos que programan su trabajo espiritual contando con ayuda de nuestras de actividades.

            Sin embargo, este curso el Señor nos ofrece como a Jeremías una rama de almendro, que nos recuerda que aunque nos marchitemos, es para reverdecer. “El Señor me preguntó. ¿Qué ves, Jeremías?. Respondí: Veo una rama de almendro. Y el Señor me dijo: ¡Bien visto, pues yo velo por mi palabra para cumplirla (Jer  1,11s). Esta rama verde para mantener viva y despierta la Palabra en nuestras vidas quiere ser el Blog Scalacoeli, que nos ha acompañado siempre para extender la voz de cuanto se hace y se  programa en esta casa. Este medio que cada día visitan y utilizan más cristianos para expresarse y alimentarse espiritualmente, lo valoramos, agradecemos y utilizamos para nuestro bien.

 

1.  El Camino espiritual de la fragilidad”. El primer curso que teníamos programado en la Casa, para este fin de semana del 16 a 18 de octubre, es de Psicología espiritual: “El Camino espiritual de la fragilidad”, precisamente para ofrecer con él las claves de vida y de fe, con las que afrontar las situaciones difíciles del momento. Este material previsto para el curso lo queremos hacer llegar a todos a través del Blog Scalacoeli, con el fin de dar oportunidad  a muchos más,  a pensar, expresarse y orar a partir de sus diferentes experiencias de fragilidad. Y esto como camino espiritual personal que según León Felipe cada uno tiene que recorrer personalmente, solo y con los demás,  para encontrarse con Dios: Nadie fue ayer, ni va hoy, ni irá mañana hacia Dios por este mismo camino que yo voy... Todo está en continuo cambio. ¿Cual es pues el secreto del caminante? Aparte de caer en la cuenta de que hay que ser en la vida “romero”, romero sólo que cruza por caminos nuevos, lo importante no es tanto a donde te lleven tus pies, ni el equipaje, ni a qué ciudad, sino la luz interior del caminante. Ni si estoy aquí o allá, soy rico o pobre, guapo o feo, sano o enfermo, sino despertar a la verdad suprema y tomar conciencia de que en realidad nunca salí de casa, pues todo lo llevo dentro.

            Este camino espiritual de la fragilidad, lleva los  rostros de las experiencias humanas y espirituales vividas en el tiempo de Pandemia del Covid-19. El desafío es ver cómo podemos extraer de estos malos tiempos algo bueno... Lograr qué aspectos positivos de nuestro ser, que estaban  quizás un tanto ocultos u olvidados, emerjan a nuestro vivir.

            Dicen que la pandemia ha ayudado a ser más solidarios. La pena del otro nos duele y nos aproxima a él. Quizás el triunfo produce la reacción contraria: el otro triunfa, yo no, el fracaso está de mi parte. Sin embargo, si el que sufre es el otro, yo soy el sano, el fuerte, puedo permitirme acercarme y ayudarle.

             La pandemia se ha convertido en un lazo de unión entre los pueblos, es algo globalizado. A nadie gusta que el virus se propague en un lugar determinado, porque, a pesar de precauciones como cuarentenas, cabe la posibilidad de que llegue a nosotros. Por eso el remedio secular, el confinamiento, se impone. Así nos encontramos con un factor contrario a la globalización, pero no a la solidaridad: hay que establecer distancias entre los seres humanos.

           La pandemia es, una situación generadora de contrastes en las relaciones sociales. Que acerca y distancia, que te hace estar pendiente del otro y a la vez confían y lo rehúye. Porque esta epidemia no la transmite un mosquito, u otro ser de la creación, sino nosotros, unos a otros, somos pues enemigos unos de otros, por ser la potencial causa de la enfermedad. La soledad nos oprime, necesitamos presencia real del otro, el abrazo, la manifestación de que estoy en su vida como él en la mía. Se genera un deseo de comunicación, en especial afectiva.      

            Pero junto a esto, se ha introducido también la incertidumbre en nuestra vida. Nadie puede asegurar cómo va a evolucionar la pandemia. El desconocimiento de ella, al menos por el momento, no permite prever el futuro. Ese desconocimiento, existe en quienes están preparados para conocerla, los científicos. Es una lección de humildad. Es lección sobre nuestra verdad; descubre lo que somos: el dueño del universo, el ser humano es alguien del que puede reírse un virus, si es que los virus se ríen. Manifiesta que nuestro mundo, nuestro pequeño mundo nos es en gran parte desconocido. Eso puede ayudarnos a conocernos mejor y situarnos con más realidad en el universo.           

            ¿Qué le dejamos a Dios en todo esto? Ya han salido los que ven en la pandemia un castigo de Dios, por cómo estamos descuidando su Universo; y descuidamos la relación entre nosotros, al dedicar tiempo, medios, inteligencia a programas de aplastamiento del otro, o de su destrucción o de su sometimiento a nuestros intereses o gustos. O simplemente, castigo por nuestro olvido de Él.           

            Somos nosotros los que hemos de aprovechar esa situación de dolor para tratar  de vernos a los ojos de Dios. La pandemia, como todo peligro, sobre todo si es de vida, nos ha de conducir a descubrir qué es lo esencial en nuestro vivir. Es obligación nuestra cuidar nuestra propia vida. Pero también con la misma fuerza, la de los demás. La pandemia no ha de conducir al ruego a Dios para que nos libre  sin pensar y rogar para que libre a los demás. No ha de pretender que Dios tome partido por quien reza, y abandone al que no lo hace.           

            No debemos bajar la guardia en el cuidado de no ser víctima del virus. Sabemos que cuidarnos a nosotros, tomar las precauciones debidas favorece a que la pandemia no se propague. No llegue a otros. Pero hemos de vivir esa situación con el pensamiento en quienes tienen menos medios para poder evitarla, menos medios para acceder a quien pueda atenderle.           

Hay que agradecer a quienes luchan, se esfuerzan, se entregan a remediar la situación que genera la pandemia, o a entender a los que han contraído la enfermedad. Tantos profesionales, y también voluntarios, que permiten que confiemos en que se ha de superar esta situación. Hemos de elevar la oración a Dios para que siga fortaleciendo su espíritu de entrega, y su buen hacer para lograr vencer la pandemia y atender a quienes la han contraído

           

2. Las experiencias de fragilidad  humana  y la práctica de la vida espiritual,  se reclaman, y esto lo queremos tener en cuenta para nuestra reflexión y oración en el camino de este curso, porque

a) La vida es el punto de encuentro entre psicología y espiritualidad. Sólo desde la vida y en función de la vida es posible repensar la práctica psicológica y el cultivo de una espiritualidad que se plasma en el modo concreto de vivir.

b) La psicología trata de ayudar al ser humano a crecer, a sanar, a comprender su experiencia y a formularla en sus categorías. Sabemos que no hay una forma de comprender la experiencia, sino muchas. La toma de postura está condicionada por el modo de entender al ser humano y la propia realización. Podemos adentramos en los callejones de la fragilidad, el miedo, la culpa, el aislamiento y la locura. Por eso es tan importante tener en cuenta la realidad toda de cada persona en cada situación para alentar a vivir de la forma más reconciliada posible.

·La espiritualidad  alude a la vida según el Espíritu, la forma concreta, estilo o talante de vivir el seguimiento de Jesús y la construcción de su Reino. Una espiritualidad desencarnada de la vida conduce a la fuga o a la violencia soterrada. Una espiritualidad voluntarista mata la fraternidad. La espiritualidad cristiana se alimenta de un estilo de vida según el Evangelio, dejándose guiar por el Espíritu. Esto ocurre por la experiencia de un “encuentro fundante’ se alimenta por la mística y se expresa en la profecía.

 

3. Algunas cuestiones de Psicología Espiritual en el camino de la Fragilidad.

            Todas las semanas y hasta  la Navidad, con el Misterio de la Encarnación, iremos recorriendo este camino de la Fragilidad con los temas siguientes. El objetivo es que con ellos reflexiones y oremos, pero también que nos expresemos en nuestra fragilidad a través del blog.

            - ¿Es posible hablar de un estrés cristiano? ¿Cómo vive y gestiona el cristiano el estrés?

            - La experiencia de ser cuidado y querido por Dios, en  la  fragilidad.

            - Expresar el sufrimiento a través de la Oración, nos fortalece y  libera de los miedos.

            - Himno a la fragilidad.Porque cuando soy débil, entonces soy fuerte”. 2Cor 12,10.

            - El don de los límites para recomenzar

            -  ETTY  HILLESUM, mártir del amor y la fragilidad.  (1914-1943)

            - Jesús no huye de los límites,  sino que los utiliza.

            - Rumores de Dios en los límites del sufrimiento

           - ¿Cómo poder  ayudar  en la fragilidad? El  evangelio del sufrimiento

           - El  proceso  de  marchitarse  para  reverdecer.

           - La regeneración espiritual. Es necesario nacer de nuevo. Jn 3,1-16)

           - El arte de recomenzar.

 

4. Cuestiones para pensar y expresarse a través del blog.

¿Qué experiencias de fragilidad se me presentan hoy en la vida?

¿Qué me sugieren esos hitos señalados  en el camino de la fragilidad?

¿Estoy dispuesto a reverdecer, recomenzar y renacer de nuevo?

 

ORACION.

Con tanta historia sabida, con tanta madurez humana, con tanta vida ya vivida, con tanta gracia derramada, con tantos medios poseídos, con tanta ciencia conocida, con tanta prueba superada, con la fe ya acrisolada, caminando en solidaridad y justicia, estando en tu comunidad cristiana, creí que esto no llegaría: que los aprietos y pruebas ya no podían mellar mi ánimo ni el alma mía.

Y de la noche a la mañana todo se me hace cuesta arriba, todo punza y desgarra, todo es insoportable, todo es triste y negro y parece que no hay salida posible.

Me cuesta mucho ser yo mismo y más dejarme guiar por tu espíritu. Tu nombre ni me cura ni me calma -es como ceniza- y mis obras se desploman.

No sé en que terminará esta lucha, no sé qué será de nuestra tierra, no sé cómo germinarán nuestros sueños, no sé qué será de los que sufren y esperan, no sé qué será de los que te testimonian, no sé adónde irán nuestras vidas, pero yo me pongo en tus manos, con la esperanza de que nada se pierda nada de cuanto ahora, peno, sufro y quiero. Álzame hasta tu regazo, cálmame si es necesario.

                                                                                 

Fr. José. Antonio Segovia. O.P