miércoles, 30 de noviembre de 2022

Adviento 2022: Miércoles de la Primera Semana

 

Viviendo en oración el Adviento desde Scala Coeli


Antífona

El Señor llegará sin retrasarse,

él iluminará lo que esconden las tinieblas

y se manifestará a todos los pueblos.

 

Oración

Señor y Dios nuestro, prepara nuestros corazones con la fuerza de tu Espíritu para que cuando llegue Jesucristo, tu Hijo, nos encuentre dignos de sentarnos a tu mesa y él mismo nos sirva en el festín eterno.

 

Reflexión

Hoy Fr. Miguel Angel Vilchez, OP, nos manifiesta que el Adviento es un tiempo rico en matices y motivaciones que ayudan a dar a nuestra vida un impulso nuevo. Es una invitación a conectar con lo mejor que hay en cada uno, en nuestro corazón. Conectar con esos sueños de ser mejor persona, más madura, más honrada, más tú, más yo. Cada uno tiene un espacio en el corazón donde hay sueños de ser mejor persona, más feliz. Y estos sueños son un camino por el que es posible que Dios nos llegue.

Llevamos una vida de vértigo, y lo mejor nuestro queda un poco aplastado por el cada día. Vivimos desconectados de nuestras raíces, de nuestros sueños más profundos, de lo que de verdad ansiamos. El Adviento nos lleva a conectar con nuestras mejores aspiraciones. Tenemos un corazón que necesita agua fresca de sentimientos, de verdad, de ganas de ser de otra manera más humana y menos máquina.

Por eso, si estamos deseosos de cambiar, si vivimos la esperanza de que nuestro mundo puede y debe ser mejor, si buscamos con ansiedad y alegría metas que nos ayuden a realizarnos plenamente como personas, … estamos en sintonía con el Adviento.

Y no olvidemos que lo que esperamos, lo que echamos de menos porque vivimos un vacío tremendo, nos viene de palabras que nosotros no pronunciamos y que pronuncia para nosotros el Mesías.

 

¡¡ VEN, SEÑOR JESÚS !!

martes, 29 de noviembre de 2022

Adviento 2022: Martes de la primera semana

 

Viviendo en oración el Adviento desde Scala Coeli


Antífona

Vendrá el Señor y con él todos sus santos;

Aquel día brillará una gran luz.

 

Oración

Señor y Dios nuestro, acoge favorablemente nuestras súplicas y ayúdanos con tu amor en nuestro desvalimiento; que la presencia de tu Hijo, ya cercano, nos renueve y nos libre de caer en la antigua servidumbre del pecado.

 

Reflexión

Nuestra hermana dominica contemplativa, sor Inmaculada de la Cruz, nos comenta que hemos empezado el Adviento, y constantemente escuchamos que hay que estar vigilantes, que hay que preparar el camino. Pero, se pregunta, y nosotros con ella, ¿qué esperamos? ¿Qué hay que preparar? ¿A quién le gritamos ¡VEN!?

Quizás esperamos que la Navidad llegue cargada de regalos, de buenos deseos, de encuentros y de paz. Quizás preparamos una buena cena de Nochebuena, o las vacaciones de Navidad y lo dejamos todo en un nivel superficial.

Eso no es Adviento. Adviento es preparar el corazón, es esperar con el alma en vela, es dejar de lado la oscuridad de las obras vacías, y salir, acompañados por las buenas obras, al encuentro de Cristo que viene a tu, nuestro, encuentro.

 

¡¡ VEN, SEÑOR JESÚS !!

lunes, 28 de noviembre de 2022

Adviento 2022: Lunes de la primera semana

 

 Viviendo en oración el Adviento desde Scala Coeli

 

LUNES DE LA PRIMERA SEMANA:


Antífona

Escuchad, pueblos, la palabra del Señor;

Anunciadla en los confines de la tierra:

Mirad a nuestro Salvador que viene; no temáis.

 

Oración

Concédenos, Señor Dios nuestro, permanecer alertas a la venida de tu Hijo, para que cuando llegue y llame a la puerta nos encuentre velando en oración y cantando en alabanza.

 

Reflexión

Utilizando palabras de Fr. Felix Hernández, OP, las personas pueden vivir la vida de dos maneras: despiertos o dormidos, atentos o despistados. El despistado o dormido dejará pasar y perderá ese encuentro con Jesús, no llegará a vivir lo mejor de la vida.

Por el contrario, el despierto, el atento, el que adelanta la esperanza, es el que se encuentra con Jesús, el que se hace eterno en el amor. La esperanza cristiana sí se puede adelantar. Para ello hay que vivir conscientes de nuestra esperanza, conscientes de nuestra alegría, conscientes de lo importantes que somos para Dios y vivir entregando todo lo que somos, todo lo que tenemos, al amor.

De este modo adelantaremos aquello que esperamos, ya que el Señor siempre ha estado con nosotros. Lo único que nos toca hacer es saber descubrirlo.

 

¡¡ VEN, SEÑOR JESÚS !!

 

domingo, 27 de noviembre de 2022

Adviento 2022 desde Scala Coeli

 

Vivamos en oración este Adviento 

desde Scala Coeli

 

Como nos recordaba S. Juan Pablo II, “con este primer domingo de Adviento comienza un nuevo año litúrgico. La Iglesia retoma su camino y nos invita a reflexionar más intensamente en el misterio de Cristo, misterio siempre nuevo que el tiempo no puede agotar. Cristo es la alfa y la omega, el principio y el fin. Gracias a Él, la historia de la humanidad avanza como una peregrinación hacia el cumplimiento del Reino, que él mismo inauguró con su encarnación y su victoria sobre el pecado y la muerte.

Por eso, Adviento es sinónimo de esperanza: no es la espera vana de un dios sin rostro, sino la confianza concreta y cierta del regreso de Aquél que ya nos ha visitado, del «Esposo» que con su sangre ha sellado con la humanidad un pacto de eterna alianza. Es una esperanza que estimula la vigilancia, virtud característica de este singular tiempo litúrgico. Vigilancia en la oración, alentada por una expectativa amorosa; vigilancia en el dinamismo de la caridad concreta, consciente de que el Reino de Dios se acerca allí donde los hombres aprenden a vivir como hermanos.

Con estos sentimientos, la comunidad cristiana entra en Adviento, manteniendo vigilante el espíritu para recibir mejor el mensaje de la Palabra de Dios”.

Por su parte, Benedicto XVI nos hablaba del significado de la palabra  “Adviento”, que “se puede traducir por "presencia", "llegada", "venida". En el lenguaje del mundo antiguo era un término técnico utilizado para indicar la llegada de un funcionario, la visita del rey o del emperador a una provincia. Pero podía indicar también la venida de la divinidad, que sale de su escondimiento para manifestarse con fuerza, o que se celebra presente en el culto. Los cristianos adoptaron la palabra "Adviento" para expresar su relación con Jesucristo: Jesús es el Rey, que ha entrado en esta pobre "provincia" denominada tierra para visitar a todos; invita a participar en la fiesta de su Adviento a todos los que creen en él, a todos los que creen en su presencia en la asamblea litúrgica. Con la palabra “adventus” se quería decir substancialmente: Dios está aquí, no se ha retirado del mundo, no nos ha dejado solos. Aunque no podamos verlo o tocarlo, como sucede con las realidades sensibles, él está aquí y viene a visitarnos de múltiples maneras.

El significado de la expresión "Adviento" comprende también el de “visitatio”, que simplemente quiere decir "visita"; en este caso se trata de una visita de Dios: él entra en mi vida y quiere dirigirse a mí. En la vida cotidiana todos experimentamos que tenemos poco tiempo para el Señor y también poco tiempo para nosotros. Acabamos dejándonos absorber por el "hacer". ¿No es verdad que con frecuencia es precisamente la actividad lo que nos domina, la sociedad con sus múltiples intereses lo que monopoliza nuestra atención? ¿No es verdad que se dedica mucho tiempo al ocio y a todo tipo de diversiones? A veces las cosas nos "arrollan".

Todo el pueblo de Dios se pone en camino atraído por este misterio: nuestro Dios es "el Dios que viene" y nos invita a salir a su encuentro. ¿De qué modo? Ante todo en la forma universal de la esperanza y la espera que es la oración.

Pero el Adviento también nos invita a detenernos, en silencio, para captar una presencia. Es una invitación a comprender que los acontecimientos de cada día son gestos que Dios nos dirige, signos de su atención por cada uno de nosotros. ¡Cuán a menudo nos hace percibir Dios un poco de su amor! Escribir —por decirlo así— un "diario interior" de este amor sería una tarea hermosa y saludable para nuestra vida. El Adviento nos invita y nos estimula a contemplar al Señor presente”.

Asimismo, Francisco nos dice que “las lecturas de hoy sugieren dos palabras clave para el tiempo de Adviento: cercanía y vigilancia. La cercanía de Dios y nuestra vigilancia. Jesús en el Evangelio nos invita a vigilar esperando en Él.

El Adviento es el tiempo para hacer memoria de la cercanía de Dios, que ha descendido hasta nosotros. “Dios mío, ven en mi auxilio” es a menudo el comienzo de nuestra oración: el primer paso de la fe es decirle al Señor que lo necesitamos, necesitamos su cercanía.

Es también el primer mensaje del Adviento y del Año Litúrgico, reconocer que Dios está cerca, y decirle: “¡Acércate más!”. Él quiere acercarse a nosotros, pero se ofrece, no se impone. Nos corresponde a nosotros decir sin cesar: “¡Ven!”. Nos corresponde a nosotros, es la oración del Adviento: ¡Ven!

El Adviento nos recuerda que Jesús vino a nosotros y volverá al final de los tiempos, pero nos preguntamos: ¿De qué sirven estas venidas si no viene hoy a nuestra vida? Invitémoslo. Hagamos nuestra la invocación propia del Adviento: «Ven, Señor Jesús» (Ap 22,20). Con esta invocación termina el Apocalipsis: «Ven, Señor Jesús». Podemos decirla al principio de cada día y repetirla a menudo, antes de las reuniones, del estudio, del trabajo y de las decisiones que debemos tomar, en los momentos más importantes y en los difíciles: Ven, Señor Jesús. Una oración breve, pero que nace del corazón. Digámosla en este tiempo de Adviento, repitámosla: «Ven, Señor Jesús».

Y, al hilo de esta última exhortación del papa Francisco, desde este blog de Scala Coeli, y a modo de ir subiendo cada día en este período del Adviento un peldaño de esta “escalera hacia el Cielo”, vamos a presentarnos ante el Señor con una oración diaria y un pequeño comentario.

Te invitamos a que nos sigas y subas con nosotros hasta llegar lo más cerca posible de la Estrella que al final del Adviento nos señale el lugar del nacimiento de Nuestro Señor Jesús.