viernes, 23 de octubre de 2020

Curso de Psicología espiritual: El Camino espiritual de la fragilidad (2)


EL ESTRES CRISTIANO.  

¿Libera del estrés orar “Hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo”?

       

       «Ante el dolor del mundo, las heridas de tantos hombres y  las llagas de la Iglesia, el creyente es capaz de confesar: Hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo, y sabe que ahí está su mayor esperanza». Pero ¿lo libera esto realmente del estrés? ¿Cómo afronta un cristiano la crisis de ansiedad?

            Pero este tesoro lo llevamos en vasijas de barro, para que todos vean que una fuerza tan extraordinaria procede de Dios y no de nosotros. Nos acosan por todas partes, pero no estamos abatidos; nos encontramos en apuros, pero no desesperados; somos perseguidos, pero no quedamos a merced del peligro, nos derriban, pero no llegan a rematarnos. Por todas partes vamos llevando en el cuerpo la muerte de Jesús, para que la vida de Jesús se manifieste en nuestro cuerpo (2Cor 4,7-10)

 

1. Las secuelas que nos van dejando estos 10 meses de Pandemia.

              Según Beatriz Mora, coordinadora de Psicología de la Clínica López Ibor, son muchos los problemas generados a raíz de la Pandemia: cuadros depresivos, abuso de alcohol y de otras sustancias, trastornos de estrés postraumático, y otras muchas alteraciones mentales y de comportamiento, especialmente con respecto a las relaciones personales. Los efectos psicológicos negativos que han incidido en nuestra vida con motivo de la pandemia, lo podemos resumir así:

· La pérdida de control sobre nuestra propia estabilidad emocional. Nos pueden las emociones.

· La incertidumbre a la que todavía hoy seguimos sometidos. Hay gran inseguridad ante el futuro

· La sensación de fragilidad y vulnerabilidad de la integridad física, con malestar generalizado.

            Estas sensaciones, según los psicólogos, “han generado un quiebro en nuestra forma de ver el mundo que en ocasiones merece ser atendido por profesionales de la salud mental”. Precisamente, en este sentido, la Organización Mundial de la Salud afirma que se espera que las necesidades de apoyo psicosocial y en materia de salud mental aumentarán considerablemente en los próximos meses y años.

            Las dudas sobre nuestras propias vidas y la de nuestros seres queridos, sobre cómo podemos evitar contagios, el temido repunte, nuestros pensamientos recurrentes negativos, nos invaden de desconcierto y a veces de desesperación ante una situación desconocida de la que aún no tenemos una certeza segura. Todas estas percepciones con sus alteraciones emocionales y pensamientos recurrentes negativos pueden provocar desajustes en nuestra salud y equilibrio. El trauma psíquico de no poder despedirse de los seres queridos, el aislamiento, el miedo al contagio o la pérdida del empleo son situaciones que pueden poner en riesgo el ajuste personal. Por eso, dice la psicóloga, la interpretación que hagamos de esta situación y de sus consecuencias, así como la forma de afrontarla, puede ayudarnos a reducir el riesgo de sufrir dichas alteraciones en nuestra salud.

 

2. ¿Se puede hablar también de un estrés cristiano? ¿Cómo vive la ansiedad una persona de fe?

             Hablar del estrés cristiano es hacerlo del cristiano que en este mundo pasa por dificultades, problemas que solucionar, enfermedades, experiencias de muerte y retos importantes que afrontar... El estrés surge ante las situaciones que exigen de nosotros una respuesta que requiere mayores habilidades de afrontamiento de las que habitualmente ponemos en marcha, y la vida está llena de esta clase de acontecimientos. Y ni la fe, ni la espiritualidad son capaces de evitarlos. Lo que sí hacen es ayudar a afrontarlos para vivirlos con libertad.

            Normalmente la persona se enfrenta a las situaciones de estrés basándose en su sistema de creencias, en las conductas que ha aprendido a observar ante dichos acontecimientos y en las relaciones con otras personas que también inciden en su manera de manejarlos. Y todo esto se ha aprendido también  en la práctica y doctrina de la fe.

  

3. El estrés  puede llevar al cristiano por caminos de “creencias irracionales” o de “confianza”

             En general,  las situaciones de estrés suelen ser interpretadas de tres modos: como una pérdida de algo importante, como una amenaza y peligro,  o como un desafío que afrontar. Y, en todas ellas, con el riesgo de un sufrimiento que nos desborda, aunque repitamos: Señor, “Hágase tu voluntad”.

            a) Ante acontecimientos estresantes el cristiano puede aumentar aún más la «carga» debido a creencias irracionales acerca de cuál debía ser su respuesta correcta, o de la interpretación de la voluntad de Dios. ¿Qué es lo que Dios dice cuando peor se pasa? ¿Soy yo el culpable y responsable del sufrimiento?. Esta forma de afrontar las situaciones estresantes no se relaciona con el hecho de que la persona tenga más o menos fe, o de que su fe sea más o menos perfecta, sino que tiene que ver con un estilo personal de vivir estas situaciones.

            b) Pero en los acontecimientos de estrés cotidiano, el cristiano puede tener también la experiencia de «ser cuidado y querido por Dios», que da un significado de confianza a todo lo que acontece. Porque la Voluntad de Dios la vive como la mano que Dios le tiende para su crecimiento.

            La frontera entre estas dos grandes actitudes no siempre está claramente dibujada, de modo que a veces la Voluntad de Dios y las normas se viva como una sobrecarga sin sentido; pero también constatamos que a través de la oración y del abandono en El,  el cristiano se puede ver «regalado» con la experiencia de un Dios, a quien  repito en paz,  “hágase tu Voluntad”,

            ¡Hágase tu voluntad! Todo comienza en el Amor que Él nos ha tenido y nos tiene. Porque El cree en nosotros, podemos acoger ese amor y emplearnos a fondo en buscar las huellas de su Presencia, para llevar a cabo su Voluntad.  Confiar y amar, esa es la tarea. Cuando el cristiano dice: «Hágase tu voluntad en la Tierra como en el Cielo», es verdad que puede correr el riesgo de convertir su intento de vivir la fe en un factor más de estrés; sin embargo, esta oración introduce en la psicología del ser humano unos cambios significativos para afrontar los acontecimientos de forma diferente. De eso se trata.

 

4. Ayudas  de la Psicología-espiritual. Para trabajar espiritualmente la Fragilidad y el Estrés...  

A. Necesitamos revisar las creencias y la espiritualidad,  dominantes en nosotros. Y  Para ello...

a)      Hay que ayudar a crecer en consciencia y adentramos por los caminos de la interiorización.

b)      Desde la fe aprender a convivir con la propia afectividad de forma sana, serena y positiva. 

c)      Canalizando la energía en cada momento según el proyecto de vida cristiana

d)     Y fomentar experiencias comunitarias potenciadoras de vida humana y fraterna.

 

B. Necesitamos “Recrear prácticas de comunicación y relación, sanas y sanadoras desde la fe”

a)      Hay que volver a valorar  las relaciones y el diálogo para expresar el sufrimiento.

b)      Aprender a identificar los conflictos de forma correcta con análisis objetivos desde la fe.

c)      Necesitamos trabajar y orientar hacia la vida los impulsos agresivos-negativos. Uno de sus destinos es posibilitarnos el amor, el perdón,  la entrega y la paz.

d)     Practicar relaciones inclusivas en las comunidades y grupos de nuestro vivir cotidiano.

           

B. Necesitamos fomentar diálogos y encuentros de fe, que generen lealtad y confianza mutua.

a)      Es preciso hacer un camino auténtico de autoconocimiento y reconciliación interior.

b)      Necesitamos profundizar en  la propia historia personal, familiar, grupos de pertenencia y relaciones más significativas.

c)      Y afrontar con serenidad aquellas heridas que impiden el camino del amor sin quedar  fijados en ellas.

La soledad, el aislamiento y la incomunicación  son el caldo de cultivo del sufrimiento del Estrés. Por eso, el cristiano cuenta con recursos concretos de psicología espiritual, en línea con el evangelio de Jesús  con los que  recrear una cultura de la salud a favor de la vida.

 

Cuestiones para reflexionar y expresarse.

1. ¿Qué situaciones me producen actualmente sentimientos de ansiedad y sufrimientos poderosos?

2. ¿En qué me ayudan las palabras de S. Pablo (2Cor 4,7-10) para afrontar las situaciones de estrés?

3. ¿Qué ayuda  de “psicología espiritual” veo más oportuna para afrontar las situaciones difíciles?

 

Oración

  Señor, que quienes te buscan a tientas, te encuentren. Que quienes dudan siempre de ti, no desistan; que quienes se extravían en su camino, vuelvan; que quienes creen poseerte, te busquen.

            Señor, que quienes caminan solos, no se pierdan, que quienes tienen miedo al futuro, se abran a la confianza; que quienes no logran triunfar, perseveren; que quienes tienen hambre y sed, sean saciados.

            Señor, que los grandes y poderosos se sientan vulnerables; que los amargados de la vida disfruten de tantos dones; que los olvidados de todos dejen oír su canción; que tus hijos e hijas nunca nos saciemos de tus dones. ¡Hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo!

 

Fr. José. Antonio Segovia. O.P.

3 comentarios:

  1. Se nos invita a reflexionar sobre las situaciones de fragilidad que vivimos, muy especialmente ante la actual pandemia, así como a acoger, desde nuestra fe cristiana, la manera de hacerle frente, y de lograr que esa situación dura y difícil que la pandemia provoca en nuestra persona, se convierta en una fuente de crecimiento humano y espiritual.

    Observo en mi persona una FRAGILIDAD RADICAL por distintas circunstancias: edad, duelo familiar, incertidumbre, temor al contagio por mí misma, por los más cercanos y también por otros muchos, con una cierta inseguridad ante el futuro más o menos inmediato, y en definitiva temor a la muerte.

    Esa fragilidad, que acojo cada día lo mejor que sé y puedo, intento concretarla, ponerle nombre, pero observo que me va produciendo bastante INCERTIDUMBRE, especialmente si me quedo en un nivel meramente humano, y “de tejas para abajo”, como solemos decir.

    Desde mi fe cristiana, las cosas cambian. Intento cada día acogerme a mí misma en silencio, sin prisas, y situarme en ese lugar de mí en el que tengo la CERTEZA de ser habitada por Dios, que, por su gracia me ha hecho ver a lo largo de mi vida que me quiere entrañablemente. Es cierto que yo lo he buscado siempre con empeño y constancia y me he puesto “a tiro” de su Palabra y de su Voz interior. Su Suave susurro ha llegado a mi corazón, haciéndome ver su amor incluso allí donde me lo estaba pasando francamente mal. Y desde ahí, SÓLO DESDE AHÍ, puedo acoger con paz lo que vivo y CONFIAR en su AMOR PROVIDENTE, que me acompaña en cada paso de mi vida, y que me esperará y me dará su mano el día de mi muerte, así como a cada persona de buena voluntad, haya llegado a encontrarse con Él en esta vida o no.

    Paqui López Icardo. O.P.
    Fraternidad Laical Dominicana de Sto Domingo y P. Posadas de Córdoba

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  2. ¿Qué situaciones me producen actualmente sentimientos de ansiedad y sufrimientos poderosos?
    La situación que en estos momentos me produce sentimiento de ansiedad y sufrimiento es el saber que un ser que amo mucho necesita ayuda y no poder estar a su lado para subsanar su dolor. Se que en mis oraciones y ofrecimientos del día adía se hace presente pero en estos momentos de pandemia se es necesaria para muchos la presencia física. El dolor y sentimientos de ansiedad es lo que hace que nuestro entorno cambie y entonces nace el cuestionamiento ¿cómo hacer acto de presencia? Se siente con el que sufre, el que llora y el que muchas veces no puede entender que se es más útil la cercanía de la oración.

    ¿En qué me ayudan las palabras de S. Pablo (2 Cor 4,7-10) para afrontar las situaciones de estrés?
    Las palabras de San Pablo me ayudan para fortalecer las situaciones de estrés:
    1. Porque he de reconocer que mis limitaciones como ser humano están presente a pesar de mis deseos e intenciones. Soy simplemente una vasija de barro.
    2. El aprender hacer de mis intenciones o deseos de estar físicamente y no poderlo hacer por mi limitación de salud. Este deseo nace de Dios, confiar en el fruto de la oración y la misericordia Divina se hará su voluntad y no la mía.
    Nos dice San Pablo, “Nos acosan por todas partes, pero no estamos abatidos” La palabra de Dios sus Evangelio ha de ser nuestro alimento, que nos dará la fuerza para superar nuestros sentimientos de ansiedad y sufrimiento, y la luz que guiará nuestros pasos por el camino.
    ¿Qué ayuda de “psicología espiritual” veo más oportuna para afrontar las situaciones difíciles?
    La ayuda de “psicología espiritual” veo más oportuna para afrontar mis situaciones difíciles es: Aprender a identificar los conflictos de forma correcta con análisis objetivos desde la fe.

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