miércoles, 13 de diciembre de 2023

Adviento 2023 desde Scala Coeli: Caminamos en comunidad - Miércoles 2ª Semana


 


LOS CANSADOS Y AGOBIADOS


    El colectivo al que Jesús dirige sus palabras desde el evangelio de hoy es, probablemente, el más amplio y general que podemos encontrar: los cansados y agobiados.

    ¿Quién no se siente así alguna vez en esta vida? Prácticamente todos descubrimos con frecuencia esas sensaciones en nuestro interior, nos encontramos fatigados y perturbados por tantas cosas… Por ello es a todos nosotros a quienes Jesús invita a que acudamos a Él.

    Si nos damos cuenta, en el pasaje evangélico se utilizan dos participios. Uno se refiere al pasado “los cansados” y el otro al futuro “los agobiados”. El cansancio aparece cuando notamos que ya nos faltan las fuerzas, que estas se nos acaban tras la interminable lucha contigo mismo; los esfuerzos, errores y omisiones con los que hemos lidiado; cuando la respuesta a todo lo que ocurre a nuestro alrededor nos va dejando sin energía.

     Por su parte, el agobio surge de la incertidumbre, del no saber si sabremos y podremos afrontar todo lo que vivimos, si superaremos aquello que el mañana puede traernos.

     El trabajo, los problemas, las dificultades en la familia o los amigos, la economía, la política, la sociedad en la que vivimos, las tragedias de nuestro mundo nos cansan, nos aburren, nos angustian, nos frustran inevitablemente, pero ¿qué es lo que Cristo nos ofrece frente a eso?

     El Señor nos pide que le confiemos nuestra historia y también el porvenir y que lo hagamos desde las dos actitudes que Él mismo nos enseña, la mansedumbre y la humildad.

     El auténtico descanso, pues, se encuentra en ser humildes y reconocer que no todo está en nuestras manos, que, aunque somos los protagonistas de nuestra existencia y tenemos un compromiso importante los unos con los otros, no somos los últimos responsables de todo, sino que al final, es Dios el que se ocupa de cada una de sus criaturas. El reposo, la paz y el sentido están en aprender a ser mansos, confiar en Él y dejar que actúe misteriosamente en nuestra vida, encontrando su voluntad en los éxitos y en los fracasos del día a día.

    En este Adviento, el evangelio nos invita a dejar que nuestra historia se sanee y renueve en el amor y la misericordia de Dios, a dejar que Él llene de esperanza nuestro futuro.


Fr. Félix Hernández Mariano, OP

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