jueves, 21 de diciembre de 2023

Adviento 2023 desde Scala Coeli: Caminamos en comunidad - Jueves 3ª Semana

 




Isabel


    Vivimos en un tiempo de prisas y ruidos. En este tiempo de Adviento las lecturas están llenas de esperanza y nos recuerdan que se trata de un tiempo de espera. Somos impacientes y queremos resultados rápidos y respuestas inmediatas.

     Nos dice San Lucas que María se puso en camino y fue a visitar a su pariente Isabel. Un encuentro de dos mujeres lleno de amor, sin pedir ninguna de ellas explicaciones y lleno de alegría.

     Las escrituras nos presentan a Isabel y a Zacarías como justos a los ojos de Dios, fieles, que seguían sus preceptos. Ambos sufrían en su corazón, no habían concebido a un hijo; pero su unión sería sólida, se amaban. Isabel era estéril y en su contexto cultural y religioso eso provocaba marginación social.

   Zacarías e Isabel nos enseñan que nunca debemos perder la esperanza, “nada es imposible para Dios”. Cuando ya eran mayores y habían tenido que soportar lo que suponía socialmente el no tener familia, Dios hace maravillas en la vida de ellos.

   Isabel es una mujer piadosa, respetuosa de Dios, esposa de Zacarías, sacerdote, y madre de Juan el Bautista. Toda una vida sin tener hijos y queda embarazada en su vejez. Su cuerpo estaba ya cansado pero el Espíritu le daba fortaleza física y espiritual. Y, a pesar de su edad avanzada, pudo dar a luz y recuperarse para llevar al niño a ser circuncidado.

     Tanto María como Isabel serían objeto de murmuraciones y, tal vez, de desprecio. Tenían razones para estar confundidas y, sin embargo, el encuentro entre ellas fue alegre; incluso saltó de gozo el niño en el vientre de Isabel.

     Isabel oyó la voz de María, estaba atenta y le reconoce como madre de su Señor. A pesar de ser la mayor, se muestra humilde y alegre ante María. Se llena del Espíritu. Su corazón cree sin pruebas, ama de verdad, experimenta el poder del Señor.

     Las palabras que Isabel le dice a María se las dice en voz alta y seguro que confortaron y consolaron a María. E hicieron que entonara la oración del Magníficat, en el que alaba a Dios y expresa su alegría de ser elegida madre de Dios.

     No sabemos mucho más de Isabel, pero sí que se mantuvo firme a Dios y llamaría a su hijo como Él le había dicho, Juan. Seguro que tendría una vejez llena de señales y milagros de Dios, y seguro que guardaría también muchas cosas en su corazón, mujer orante.

     Isabel es la madre de Juan el Bautista, el profeta que deberá preparar el camino a Jesús. Isabel le daría mucho amor y le enseñaría a ser humilde y a confiar en Dios, porque Él puede hacer maravillas.

     Alegrémonos por el modo que Dios actúa en nuestras propias vidas y estemos abiertos a la intervención de Dios. Seamos su instrumento y estemos atentos a las necesidades de nuestros hermanos.


Paqui Román Ramos, OP

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Comparte con nosotros...