viernes, 8 de diciembre de 2023

Adviento 2023 desde Scala Coeli: Caminamos en comunidad - Viernes 1ª Semana


 


LA INMACULADA CONCEPCION DE MARIA


     Hace pocos días que hemos empezado el tiempo de Adviento y, de pronto, irrumpe como una luz en medio de la noche la Solemnidad de la Inmaculada Concepción. Una luz que ha venido como una gracia inestimable ante la que toda la creación salta de gozo. En palabras de San Anselmo “todas las cosas se encontraban como descoloridas”, pero han alcanzado su restauración con María.

     ¿De qué luz hablamos? De la plenitud y sobreabundancia de gracia que se le ha concedido a María. Este dogma, que María fue preservada de toda mancha de pecado (concebida sin pecado original) desde el seno de su madre Santa Ana, creído por la fe de la Iglesia desde tiempo inmemorial, fue solemnemente proclamado ex cathedra por el Papa Pío IX el 8 de diciembre de 1854.

     Todos nosotros sentimos en nuestro corazón una lucha entre el bien y el mal. Lo expresó muy bien el Apóstol San Pablo cuando exclama “realmente mi proceder no lo comprendo, quiero hacer el bien, pero me encuentro con el mal en las manos”. Todos tenemos esta inclinación desde que alcanzamos el uso de razón. El egoísmo, la envidia, la ira, el rencor y una larga lista, pugnan por dominar nuestra vida desde lo más profundo de nuestro corazón.

     ¿Y María? Por su Inmaculada Concepción, sabemos y creemos que Ella fue todo correspondencia a la sublime gracia que había recibido de Dios, precisamente porque estaba destinada a ser la Madre de Jesucristo. Dios la preservó de esta dialéctica interna, de esta duda entre elegir el bien y desechar el mal. ¿Quiere esto decir que Ella no tuvo que crecer en gracia? No, más bien al contrario, puesto que su corazón era todo disponibilidad al plan de Dios, estaba más dispuesta a seguir creciendo de claridad en claridad en gracia y sabiduría delante de Dios y de los hombres.

     ¿Qué nos dice esto hoy a nosotros? Que tú y yo estamos también llamados a ser madres de Jesús, a llevar a los demás a Jesús y transmitirles la Buena Noticia del Evangelio. Y para ello qué mejor que el ejemplo de la Virgen María que, primero por gracia, y luego con su propia colaboración, dispuso toda su vida para ser morada del Señor.

     ¿Cuál es el camino para llegar a esto? Fiarse de toda Palabra que sale de la boca de Dios; tener la humildad de ser, como María, “esclava del Señor” que hace siempre lo que le agrada a Dios; tener una esperanza que no defrauda porque el amor de Dios ha sido derramado abundantemente sobre nosotros y, a pesar de nuestra pequeñez, hemos sido llamados a ser imagen de Jesucristo.

     Vivamos, hermanos y hermanas, este Adviento de la mano de María, en gracia concebida, y no tengamos miedo de recorrer los caminos de la santidad a la que Dios nos llama. Él es fiel y cumplirá sus promesas.

    Feliz Solemnidad de la Inmaculada. Feliz camino del Adviento.



Sor Inmaculada de la Cruz, OP.

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