sábado, 2 de diciembre de 2023

Adviento 2023 desde Scala Coeli: Caminamos en comunidad





ADVIENTO DE SANTO TOMÁS DE AQUINO. 
En el Jubileo de su Nacimiento y Canonización



       Santo Tomás, un profeta del Adviento, predicó en Nápoles en los últimos meses antes de su muerte -cuyo Jubileo celebramos entre 2023 al 2025- con un mensaje: "Para conseguir la salvación el hombre debe conocer qué debe creer, qué debe desear y, qué debe hacer. A la primera exigencia ha dado respuesta el Símbolo de la fe; a la segunda, la plegaria del Padrenuestro; y a la tercera, la Ley del Amor.

       En este próximo camino de Adviento, en el que esperamos y recibimos juntos al Señor, podemos hacer Oración de la mano de Tomás de Aquino. Según él, en la confesión de fe, en la Encarnación del Hijo de Dios recibimos estas gracias:

      1. Se refuerza nuestra Fe. Antes de que Cristo viniese al mundo, los Patriarcas, los Profetas, Juan Bautista anunciaron verdades sobre Dios, pero los hombres no las creyeron, como por el contrario, sí creyeron a Cristo, que había estado con Dios. Gracias a Cristo, nuestra fe se refuerza firmemente: "A Dios nadie lo ha visto jamás, el Hijo unigénito, que está en el seno del Padre, es el que nos lo ha dado a conocer” (Jn 1, 18).

       2. Se eleva nuestra Esperanza. El Hijo de Dios, cuando asume nuestra carne, viene a habitar en medio de nosotros por nuestro bien, para lo cual obró una especie de intercambio: asumió un cuerpo dotado de alma, dignándose nacer de la Virgen, para ofrecernos su propia divinidad; se ha hecho hombre, para que el hombre se hiciese Dios. "Gracias a Él hemos alcanzado, mediante la fe, esta gracia, en la cual estamos salvos y nos gloriamos, en la gloriosa esperanza de los hijos de Dios” (Rm 5,2).

      3. Se enciende la Caridad. No existe prueba más evidente del Amor divino, que el hecho que Dios, Creador, se ha hecho criatura; el Señor nuestro se ha hecho hermano nuestro; el Hijo de Dios se ha hecho Hijo del hombre: Dios ha amado tanto al mundo, que le ha dado a su Hijo unigénito (Jn 3,16). Valga esta consideración para volver a encender y volver a inflamar en nosotros el Amor de Dios.

      El Santo nos dice así: "Es necesario que el cristiano crea no sólo en el Hijo de Dios, sino más aún, que contemple su Encarnación en él y en la Comunidad.

      Creer, desear y obrar, ponen siempre de manifiesto que estamos despiertos y vigilantes para cuando Él llegue y abrirle la puerta con alegría.

      Con estas tres virtudes acogemos a Jesus en Navidad.


¡ Ven, Señor Jesus !



Fr. José Antonio Segovia, OP

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