María,
Madre Evangelizadora
Madre evangelizadora, he aquí la
belleza de María. Una belleza capaz de expresar en la carne el Espíritu de
Dios. María pone ‘rostro humano’ a
la bondad que es manifestada de forma plena en Jesús, proclamado por nosotros
como el ‘ungido de Dios’, el Cristo. Esta ‘buena noticia’ se vuelve más bella
en quienes, como María, reflejan en su vida interior -en su alma- la plenitud
de la gracia, el don de la presencia de Dios en su vida. Quien ostenta este don
nos evangeliza, porque nos dice quién es Dios para nosotros al proclamar su
presencia, la que Él quiere en el mundo, en cada uno.
María es una predicadora
entusiasta; predica la Buena Noticia de Jesús por su cercanía al misterio
de Dios y a su plan de salvación y redención para el mundo. Lo hace, en la
singularidad de su vocación, desde su sencillez de vida. En su cotidianidad
vive y trabaja como los demás, como uno de nosotros: ama, sufre y goza como
todas las madres y como todas las mujeres de su pueblo y de su tiempo; convive,
habla, disfruta de las buenas relaciones. Ella forma parte de nuestra historia,
de nuestra misma fe, de nuestra identidad personal. Por esta razón Ella, como
Madre y como creyente, nos ofrece el camino a seguir para llegar a Jesús y
entrar en comunión con el Padre.
Esta sencillez y honestidad de vida la convierte
en ‘Madre Evangelizadora’. Lleva a su vida la Palabra. Desde esta normalidad
vive en intensa comunión espiritual con su Hijo, que es la Palabra de Dios
hecha carne. En palabras de San Juan podemos decir que María nos ‘enseña lo que
Ella misma vio, oyó y tocó acerca del Verbo de la vida. María, mejor que
ninguno de nosotros, conoció desde sus entrañas a su Hijo; como buena Madre se acercó
a su vida interior y vivió en su corazón la mayor unidad posible con el corazón
de su Hijo.
La belleza de María nos
evangeliza porque se comunica a los hombres y mujeres de todo tiempo, también
de nuestro tiempo. Lo hace, además, de este modo: a la inteligencia para discernir la Palabra de Dios, a la caridad para llevar una vida
recta, al asombro y la admiración
para ser fascinados por su presencia. Esta experiencia de fe en María, Madre
Evangelizadora, nos compromete. Ella nos ha enseñado con su ejemplo de vida que
‘todo lo que contemos de su Hijo Jesús, debemos hacerlo de tal manera que el
que nos escuche crea al escucharnos,
espere al creer y ame al esperar’. Santa María, Madre
Evangelizadora, Ruega por Nosotros.
Luca Giordano |
MISTERIOS GLORIOSOS
Primer
misterio: La Resurrección del Señor
“Si por un
hombre vino la muerte, por un hombre ha venido la resurrección. Si por Adán murieron todos, por Cristo todos volverán a la vida”. (1Cor. 15, 21-22).
Padrenuestro,
10 avemarías, Gloria.
Segundo Misterio: La Ascensión
a los cielos
“Jesús dice
a María Magdalena: Anda, ve a mis hermanos y diles: Subo al padre mío y Padre vuestro, al Dios mío y Dios vuestro.” (Jn.
20, 17)
Padrenuestro,
10 avemarías, Gloria.
Tercer
Misterio: La venida del Espíritu Santo
“Se llenaron todos del Espíritu Santo y
empezaron a hablar en lenguas extrajeras; y cada uno los oímos hablar de las
maravillas de Dios, en nuestra propia lengua”. (Hch. 2, 4 y 11)
Padrenuestro,
10 avemarías, Gloria.
Cuarto
Misterio: La Asunción de María
“Si el Espíritu del que resucitó a Jesús de entre los muertos habita en
vosotros, el que resucitó de entre los muertos a Cristo Jesús, vivificará también vuestros cuerpos mortales, por el mismo Espíritu que habita en
vosotros” (Rom. 8, 11).
Padrenuestro,
10 avemarías, Gloria.
Quinto
Misterio: La Coronación de Nuestra Señora
“Creemos con
todo el fervor de nuestra fe, en vuestra triunfante asunción en cuerpo y alma a
los cielos, donde sois proclamada Reina.
Creemos que, en la gloria, sois la alegría de todos los ángeles y santos ( Pío
XII).
Padrenuestro,
10 avemarías, Gloria.
Oración a María
Virgen y Madre María, tú que, movida por el Espíritu,
acogiste al Verbo de la vida en la profundidad de tu humilde fe,
totalmente entregada al Eterno, ayúdanos a decir nuestro “sí”
ante la urgencia, más imperiosa que nunca, de hacer resonar
la Buena Noticia de Jesús.
acogiste al Verbo de la vida en la profundidad de tu humilde fe,
totalmente entregada al Eterno, ayúdanos a decir nuestro “sí”
ante la urgencia, más imperiosa que nunca, de hacer resonar
la Buena Noticia de Jesús.
Tú, llena de la presencia de Cristo, llevaste la alegría a Juan el
Bautista,
haciéndolo exultar en el seno de su madre.
Tú, estremecida de gozo, cantaste las maravillas del Señor.
Tú, que estuviste plantada ante la cruz con una fe inquebrantable
y recibiste el alegre consuelo de la resurrección, recogiste a los discípulos
en la espera del Espíritu para que naciera la Iglesia evangelizadora.
haciéndolo exultar en el seno de su madre.
Tú, estremecida de gozo, cantaste las maravillas del Señor.
Tú, que estuviste plantada ante la cruz con una fe inquebrantable
y recibiste el alegre consuelo de la resurrección, recogiste a los discípulos
en la espera del Espíritu para que naciera la Iglesia evangelizadora.
Consíguenos ahora un nuevo ardor de resucitados para llevar a todos
el Evangelio de la vida que vence a la muerte.
Danos la santa audacia de buscar nuevos caminos para que llegue a todos
el don de la belleza que no se apaga.
el Evangelio de la vida que vence a la muerte.
Danos la santa audacia de buscar nuevos caminos para que llegue a todos
el don de la belleza que no se apaga.
Tú, Virgen de la escucha y la contemplación, madre del amor, esposa de
las bodas eternas,
intercede por la Iglesia, de la cual eres el icono purísimo,
para que ella nunca se encierre ni se detenga en su pasión por instaurar el Reino.
intercede por la Iglesia, de la cual eres el icono purísimo,
para que ella nunca se encierre ni se detenga en su pasión por instaurar el Reino.
Estrella de la nueva evangelización, ayúdanos a resplandecer en el
testimonio de la comunión,
del servicio, de la fe ardiente y generosa, de la justicia y el amor a los pobres,
para que la alegría del Evangelio llegue hasta los confines de la tierra
y ninguna periferia se prive de su luz.
del servicio, de la fe ardiente y generosa, de la justicia y el amor a los pobres,
para que la alegría del Evangelio llegue hasta los confines de la tierra
y ninguna periferia se prive de su luz.
Madre del Evangelio viviente, manantial de alegría para los pequeños,
ruega por nosotros. Amén. Aleluya.
ruega por nosotros. Amén. Aleluya.
(Extractado
de la Exhortación Apostólica Evangelii
Gaudium de S.S. el Papa Francisco, 2014.)
Libro sobre María:
Título: “MARÍA. MADRE DEL SEÑOR Y MADRE NUESTRA”
Autor:
Fernando Sebastián.
Editorial: Sígueme.