sábado, 16 de mayo de 2020

María, corazón creyente

El corazón creyente de Santa María:
una silla libre para Dios

En estos días en que estamos tan pendientes de cifras, deseando descender hasta lo más bajo de la curva, elevamos nuestra mirada a María, la creyente por excelencia. “Dichosa tú, porque has creído” fueron las palabras que le dirigió Isabel, haciéndonos entender que no hay mejor modo de contemplarla y de percibir el “secreto” de su existencia.
Quisiera destacar algunas claves que nos ayuden también a nosotros a entender cómo María predicó los Misterios de Cristo, siguiendo un camino, nada fácil, pero también nada difícil, porque el Dios de los “imposibles” era quien le marcaba los pasos de su peregrinar.
Nos la imaginamos “sentada” cada tarde, acogiendo la Palabra en su corazón, consintiendo que el Espíritu tocara sus fibras más íntimas. Pero hubo un atardecer que no fue como los demás, ese Dios en el que creía se volvió “original”, atrevido para entrar en su existencia y quedarse para siempre. La invitación a alegrarse, la propuesta de dejarse “cubrir” por la sombra del Altísimo la hicieron preguntar, asegurarse de que lo que estaba escuchando iba a ser real y posible. Es probable que después que el Ángel se fue, en su mente continuaron abriéndose paso las preguntas, esas interrogantes que en la vida tenemos que aprender a amar porque nos hacen llegar hasta el punto donde la roca se convierte en manantial de “aguas vivas”. Desde entonces María cambió su “silla” por lo concreto del día a día, moviéndose “a prisa pero sin prisas” para servir, comunicar, alegrar la vida de otros. Su mejor predicación la desgranó en la atención contemplativa, no intimista, esa que le hizo “gustar y ver qué bueno es el Señor” para darse cuenta que faltaba el vino y atreverse a adelantar la hora de su Hijo.
Nuestra Señora abrió con su primer “Hágase” un proceso dinámico que movilizó constantemente su fe. La vemos silenciosa ante las puertas cerradas de Belén, sin sitio ni posada pero regalándonos la Luz, iluminando siempre, “sin deslumbrar”. Inquieta al constatar a su hijo “perdido” pero dispuesta a acoger la respuesta que le fue dada al encontrarlo. Ella fue la mujer Madre que supo convertirse en odre nuevo, con la elasticidad suficiente para permanecer junto a la cruz, sostener la fe de los discípulos y engendrar a la Iglesia.
Hay quien dijo que la aurora se puede “forzar” a nacer, creyendo en ella. No dudamos que María es quien fuerza la esperanza en nuestros corazones, creyendo también en nuestra frágil fe. Experta en percibir las sorpresas de un Dios que “abre puertas” pero “explica poco”, nos ayuda en nuestro peregrinar por la vida. Le pedimos que nos enseñe a ser como Ella, concretos para servir y amar, arriesgados para darlo todo, capaces de soñar y de hacer soñar, “afinados” para no desentonar a la hora de integrarnos al conjunto. En fin, hombres y mujeres de fe, profundamente creyentes y humanamente creíbles.
                                                               Fr. Manuel Uña, OP.




MISTERIOS GOZOSOS

Primer misterio: La Encarnación del Hijo de Dios
“Un ángel del Señór dijo a José: No tengas reparo en llevarte a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo y tú le pondrás por nombre Jesús.” (Mt. 1, 20-21).
Padrenuestro, 10 avemarías, Gloria.
 Segundo Misterio: La Visitación de María a Isabel
“Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, nos visitará el sol que nace de lo alto … para guiar nuestros pasos por el camino de la paz” (Lc. 1, 78-79).
Padrenuestro, 10 avemarías, Gloria.
Tercer Misterio: El Nacimiento de Jesús
“El ángel dijo a los pastores: No temáis, os traigo una Buena Noticia, una gran alegría para todo el pueblo: hoy en la ciudad de David, os ha nacido un Salvador: el Mesías, el Señor.” (Lc. 2, 10-11).
Padrenuestro, 10 avemarías, Gloria.
 Cuarto Misterio: La Presentación de Jesús en el Templo
“Y cuando mañana tu hijo te pregunte: ¿Qué significa el consagrar al Señor todos los primogénitos? Tú le dirás: El Señor nos sacó con mano fuerte de Egipto, de la casa de la esclavitud”. (Ex. 13, 14).
Padrenuestro, 10 avemarías, Gloria.
 Quinto Misterio: El Niño Jesús perdido y hallado en el templo
“María y José se quedaron atónitos, al verlo, y le dijo su madre: Hijo ¿por qué nos has tratado así?”. (Lc 2, 44-45).

Padrenuestro, 10 avemarías, Gloria.

Oración a María

“Señora del Camino”:

Señora del Camino
muéstrame la vía
para llegar al Padre
al lado de tu Hijo.

Señora del camino
en mi oración te pido
que no me dejes nunca,
me siento como un niño.

Dame tu luz para avanzar
y en la noche oscura
guíame.

Hazme transparente
como fue tu vientre
para dar a luz la vida.
Ponme con tu Hijo,
Señora del Camino.


                                                        Luis Guillermo Sarasa, S.J.
(remitida por Fr. Manuel Uña, OP)


Libro sobre María:

“¿QUIÉN ES MARÍA? Hablar de la Virgen hoy”
Autor:  Marie-Thérèse Nadeau
Editorial: San Pablo