Ascensión:
El eco de la Pascua
Cuando éramos pequeños nos resultaba asombroso el
efecto que producía el eco: aquella palabra que gritábamos en medio de las
montañas o en un edificio gigantesco se nos devolvía retardada en el tiempo y
con menor intensidad hasta regalarnos el silencio… Lo realmente sorprendente no
era la palabra pronunciada, sino aquel misterio que nos despertaba tanta
admiración.
La Resurrección de Jesús, la palabra más grande
pronunciada por Dios en nuestro mundo y en su Historia, resuena ahora con
fuerza, cuarenta días después de la Pascua. Vuelve a nosotros el mismo hecho
admirable, con una variante melódica y con la invitación al compromiso. La
Ascensión pone el foco de la Pascua no en el sepulcro abierto o en los
encuentros con los discípulos: ahora somos nosotros los concernidos por la
fuerza de esta palabra. Este eco pascual se convierte en invitación a ser
testigos, evangelizadores, continuadores de la labor del Resucitado. ¿Y si no
acogemos esta palabra? ¿Y si pensamos que con nosotros no va? Entonces esa voz
se pierde. ¡Fue bonita mientras duró! Se recogerá en libros y tratados, pero
perdió la vida, el aliento, la capacidad de recrear y contagiar la vida de
Dios…
Tal día como hoy, 24 de mayo de 1233, la palabra
pronunciada por Santo Domingo de Guzmán, eco de la vida del Resucitado, volvía
a cobrar fuerza. Doce años llevaba muerto el santo de Caleruega. Sus compañeros
decidieron trasladar sus restos y abrir para ello su tumba. Su voz estaba
apagada, pero se manifestó su perfume. Así lo atestiguan quienes allí estuvieron:
un perfume especial, evangélico, de santidad se hizo notar en la sepultura y
produjo efectos de conversión, de esperanza, de resurrección.
“Si se calla el cantor, calla la vida”… La
Ascensión de Jesús nos pone a nosotros en camino, continuadores del espíritu
del Resucitado. Especialmente en estos días necesitados de paz, de compromiso y
de esperanzas… Y María sabe como nadie de senderos y rutas, de levantar la
antorcha, de anunciar el Reino. Sobre todo porque la que es “Auxiliadora de los
cristianos”, desde la Pascua, se hace compañera de los testigos y predicadores.
Con Ella, en este día tan dominicano, acogemos el segundo misterio de gloria, y
nos ponemos en camino.
Fr. F. Javier Garzón, O.P.
MISTERIOS GLORIOSOS
Primer
misterio: La Resurrección del Señor
“Yo soy la resurrección y la vida: el que cree en
mí, aunque haya muerto, vivirá; y el que está vivo y cree en mí, no morirá para
siempre”. (Jn. 11, 25-26).
Padrenuestro,
10 avemarías, Gloria.
Segundo Misterio: La Ascensión
a los cielos
“Mientras
los bendecía, se separó de ellos subiendo
hacia el cielo. Ellos se postraron ante Él y se volvieron a Jerusalén con
gran alegría.” (Lc. 24, 51-52)
Padrenuestro,
10 avemarías, Gloria.
Tercer Misterio: La venida
del Espíritu Santo
“Cuando el
Espíritu Santo descienda sobre vosotros, recibiréis
fuerza para ser mis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaría y hasta
los confines del mundo”. (Hch.1, 8)
Padrenuestro,
10 avemarías, Gloria.
Cuarto
Misterio: La Asunción de María
“Nosotros, por el contrario, somos
ciudadanos del cielo, de donde aguardamos un Salvador: el Señor Jesucristo”.
(Fil. 3, 20).
Padrenuestro,
10 avemarías, Gloria.
Quinto
Misterio: La Coronación de Nuestra Señora
“Apareció
una figura portentosa en el cielo: una mujer vestida de sol, la luna por
pedestal, coronada con doce
estrellas”. (Ap. 12, 1).
Padrenuestro,
10 avemarías, Gloria.
Oración a María
Dios te salve María,
por la luz de la luz transfigurada.
Dios te llena y te guía
y el fruto de tu vientre en tu mirada.
Dios te salvó, María.
Te llenó de su fuerza complaciente,
como el fuego del sol llena la aurora,
como el agua la fuente.
Maduró con su luz y su ternura
El fruto de tu amor y de tu vientre.
por la luz de la luz transfigurada.
Dios te llena y te guía
y el fruto de tu vientre en tu mirada.
Dios te salvó, María.
Te llenó de su fuerza complaciente,
como el fuego del sol llena la aurora,
como el agua la fuente.
Maduró con su luz y su ternura
El fruto de tu amor y de tu vientre.
Santa María,
hija del pueblo,
madre paciente,
fiel, generosa,
pobre y rebelde...
hija del pueblo,
madre paciente,
fiel, generosa,
pobre y rebelde...
Míranos peregrinos, vacilantes,
cultivando este viejo paraíso,
caminando hacia tu cielo lentamente.
cultivando este viejo paraíso,
caminando hacia tu cielo lentamente.
No queremos cansarnos de este mundo,
ni buscamos un refugio celeste.
Pero tú no te canses
de mostrarnos la meta, los caminos,
ahora y siempre.
ni buscamos un refugio celeste.
Pero tú no te canses
de mostrarnos la meta, los caminos,
ahora y siempre.
(V.M. Arbeola)
Un libro para este día:
“CREER LA PALABRA Y PONERSE EN CAMINO”
Autor:
Vicente Botella Cubells, O.P.
Editorial: San Pablo
Una canción para hoy:
"SI SE CALLA EL CANTOR". Mercedes Sosa