lunes, 25 de mayo de 2020

María en la casa de la sabiduría

María en la casa de la sabiduría

Uno de los misterios del Rosario es la visitación de María a su prima santa Isabel. El misterio es una referencia directa a Lc 1,39-45. Comparto tres sencillas ideas sobre este texto.
María se puso en camino y entró en casa de Zacarías. Eso ocurre después de haber acogido la palabra del ángel, anunciándole que concebirá a uno que “será grande” porque será “hijo del Altísimo”. ¿Por qué motivo se dirige María a casa de Zacarías? Una piadosa respuesta sería: porque se había enterado del embarazo de su parienta e iba a ayudarla. Pero me parece que hay una respuesta teológica mucho más apropiada, que pocos notan. Zacarías significa “memoria, recuerdo”. María acude a la casa de la memoria. María acude a los sabios de Israel, a los ancianos, representados por Zacarías e Isabel. En la casa de la sabiduría ocurren cosas sorprendentes.
Una vez allí, Isabel, cuyo nombre significa “Dios es plenitud” y, por eso, el evangelista nos dice que está “llena del Espíritu Santo”, comparte la inmensa alegría de su hijo Juan, y saluda a María bendiciéndola a ella y bendiciendo, sobre todo, al fruto de su vientre. O sea, Isabel se pone a hablar bien (eso es bendecir, bien decir) de María y de su hijo. Confirma, por tanto, a María, en su fe en las palabras del ángel.
Finalmente, Isabel añade el más grande elogio de la fe: “dichosa tú que has creído” en las palabras del Señor. Es la primera de las bienaventuranzas que aparecen en el evangelio. Y probablemente la más importante de todas, puesto que se repite como final del evangelio, aunque esta vez dirigida a todos los creyentes en Jesús: “felices los que creen sin haber visto” (Jn 20,29). La bienaventuranza de María puede ser también la de todos los creyentes. María se convierte así en el prototipo de lo que le espera a todo el que cree en Jesús y en la mejor realización de la fe.

Fr. Martín Gelabert Ballester, O.P.

La Visitación - Fra Angelico

MISTERIOS GOZOSOS

Primer misterio: La Encarnación del Hijo de Dios
“Mirad: La Virgen está encinta y dará a luz un hijo, y le pondrá por nombre Emmanuel que significa: “Dios-con-nosotros” (Is. 7, 14).
Padrenuestro, 10 avemarías, Gloria.
 Segundo Misterio: La Visitación de María a Isabel
“Isabel se llenó del Espíritu Santo y clamó con fuerte voz: ¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre! ¡Dichosa tú, que has creído, porque lo que te ha dicho el Señor, se cumplirá!”. (Lc.1, 41-42.45).
Padrenuestro, 10 avemarías, Gloria.
Tercer Misterio: El Nacimiento de Jesús
“María, que estaba encinta… dio a luz a su hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no tenían sitio para ellos en la posada”. (Lc. 2, 5 y 7).
Padrenuestro, 10 avemarías, Gloria.
 Cuarto Misterio: La Presentación de Jesús en el Templo
“Según la ley de Moisés, llevaron a Jesús a Jerusalén, para presentarlo al Señor, de acuerdo con lo escrito en la ley del Señor: “Todo primogénito varón será consagrado al Señor”. (Lc. 2, 22-23).
Padrenuestro, 10 avemarías, Gloria.
 Quinto Misterio: El Niño Jesús perdido y hallado en el templo
“Los padres de Jesús solían ir cada año a Jerusalén por las fiestas de Pascua. Cuando Jesús cumplió doce, años, subieron a la fiesta según la costumbre, y cuando terminó, se volvieron; pero el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin que lo supieran sus padres”. (LC. 2, 41-43).
Padrenuestro, 10 avemarías, Gloria.


Oración a María

Virgen María, Madre de Dios.

Tu cuerpo santificado no conoció la corrupción.
Tu Hijo, el resucitado de entre los muertos,
te recibió, cuerpo y alma, en su gloria.
Tú eres, junto a Él, la toda gloriosa.
Virgen María, Madre de Dios, Madre de los hombres.
Tú, cuya caridad no tiene límites en Dios.
Tú, cuyo amor no cesó nunca de crecer.
Tú que has adoptado a la humanidad.

Que el amor con que nos ha amado tu hijo
nos purifique y nos transforme.
Que nuestro corazón albergue en sí
a todos nuestros hermanos.
Que nuestra vida esté
enteramente a su servicio:
Que los hombres renuncien
a sus amores idólatras,
a sus mitologías engañosas,
a sus antagonismos homicidas.

Que, en tu Hijo, aprenda a amar.



(Fr. Louis Joseph Lebret, O.P.)


Libro sobre María:

“MARIA, MADRE DE LA REDENCION”
Autor:  E. Schillebeeckx,OP
Editorial: FAX


María en la música:

"ALÉGRATE MARIA". Hermana Glenda