sábado, 23 de mayo de 2020

"Lo guardaba en su corazón"

“Lo guardaba en su corazón”
En el evangelio de Lucas leemos: “Pero María lo conservaba y meditaba todo en su corazón” (Lc 2,19). “Regresó con ellos, fue a Nazaret y siguió bajo su autoridad.  Su madre guardaba todas estas cosas en su corazón” (Lc 2, 51). Dos momentos de la vida familiar de Jesús.
Nos fijamos en la respuesta de María y nos preguntamos: ¿Qué significa? Significa aceptación, acogida.  ¿Qué implica? Implica mucho amor y respeto. ¿Cómo se hace? Sabiendo que el otro es primero, no son mis intereses, mi necesidad, lo importante; se hace desde el desprendimiento. María, desde el principio nos muestra su capacidad para hacerse cargo de ella misma y de la vida. Cuando el ángel le anuncia que va a ser madre del hijo de Dios, su sí no es inmediato, reflexiona y pregunta: “¿Cómo sucederá eso si no convivo con un varón?” (Lc 1,34).
María, testimonio de una realidad humana que busca, camina, se compromete, y cree (Lc 1,38). Abierta a la vida y a los demás, comparte (Lc 1, 39-40) y, sobre todo, contempla (Magnificat. Lc 1, 46-55).
María, la madre del hijo de Dios, nos invita a revisar nuestra vida. Creer como María creyó; amar y esperar como María lo hizo. Puestos en este camino de María, se descubre la integridad de esta mujer, su unidad personal y su unidad con Dios.
Toda esta realidad de María explica su comportamiento, su manera de relacionarse con Dios, con los demás y con ella misma.  Podemos mirarnos en ella y contrastar nuestro comportamiento con el de María. Podemos aprender a responder a las necesidades, contratiempos, interrogantes, sufrimientos, inseguridades de nuestra realidad humana, débil y vulnerable. María, también lo era.
Para todos sigue siendo un interrogante qué pasará después de este confinamiento, cómo hacer la vida, imprevisible, con la compañía, la amenaza, el riesgo de un COVID-19 u otro.
El Creador nos ha capacitado para poder hacer frente a la vida, el problema es qué elegimos nosotros ser y hacer en esta vida, dónde ponemos nuestro corazón.  En María tenemos el paradigma en que aprender: guardar en el corazón. Aceptar, acoger, amar, respetar y poner por delante los intereses de los otros a los propios… Muchas veces se nos va la fuerza por la boca, precisamos de “confinamiento”, quiero decir de momentos de silencio, de oración, de manera que nuestra “palabra” sea creadora de solidaridad, de amor, de humanidad. 
Fr. José Luis Ruiz Aznárez, O.P.




MISTERIOS GOZOSOS

Primer misterio: La Encarnación del Hijo de Dios
“Y el Verbo se hizo carne, y acampó entre nosotros, y hemos contemplado su gloria: gloria propia del Hijo único del Padre, lleno de gracia y de verdad.” (Jn. 1, 14).
Padrenuestro, 10 avemarías, Gloria.
 Segundo Misterio: La Visitación de María a Isabel
“Todos, sobrecogidos, daban gloria a Dios, diciendo: Un gran Profeta ha surgido entre nosotros. Dios ha visitado a su pueblo” (Lc. 7, 16).
Padrenuestro, 10 avemarías, Gloria.
Tercer Misterio: El Nacimiento de Jesús
“¿Dónde está el Rey de los judíos que ha nacido? Porque hemos visto salir su estrella y venimos a adorarlo. Entraron en la casa, vieron al niño con María, su madre, y cayendo de rodillas lo adoraron.” (Mt. 2, 2 y 11).
Padrenuestro, 10 avemarías, Gloria.
 Cuarto Misterio: La Presentación de Jesús en el Templo
“Simeón tomó a Jesús en brazos y bendijo a Dios diciendo: Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse en paz; porque mis ojos han visto a tu Salvador”. (Lc. 2, 28-30).
Padrenuestro, 10 avemarías, Gloria.
 Quinto Misterio: El Niño Jesús perdido y hallado en el templo
“Jesús contestó a sus padres: ¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que yo debía estar en la casa de mi Padre? Pero ellos no comprendieron lo que quería decir. Él bajo con ellos a Nazaret y siguió bajo su autoridad. Su madre conservaba todo esto en su corazón”. (Lc 2, 49-51).
Padrenuestro, 10 avemarías, Gloria.

Oración a María

Santa María, Madre de Dios,
consérvame un corazón de niño,
puro y cristalino como una fuente.

Dame un corazón sencillo que no saboree las tristezas;
un corazón grande para entregarse,
tierno en la compasión;
un corazón fiel y generoso que no olvide ningún bien
ni guarde rencor por ningún mal.

Fórmame un corazón manso y humilde,
amante sin pedir retorno,
gozoso al desaparecer en otro corazón ante tu divino Hijo;
un corazón grande e indomable
que con ninguna ingratitud se cierre,
que con ninguna indiferencia se canse;
un corazón atormentado por la gloria de Jesucristo,
herido de su amor, con herida que sólo se cure en el cielo.


Líbro sobre María:

LO QUE MARIA GUARDABA EN SU CORAZÓN
Autor:  José María Pemán
Editorial:  Palabra


María en la música:

"GUARDABAS EN TU CORAZÓN". Hermana Glenda