sábado, 2 de mayo de 2020

María en la nueva evangelización y el Rosario


La Virgen Maria en la nueva evangelizacion y la Oración del Rosario.
María, Madre de los Predicadores, nos permite con su presencia y oración, tener siempre cerca  la Palabra de la vida, la Buena noticia de Jesucristo, para que lo que sale de nuestros  labios, haya nacido en el corazón de la contemplación del Misterio de Cristo. Hoy, no se nos permite predicar de una manera intelectualizada y fría, sino con el calor de quien  medita lo que anuncia, y se predica a sí mismo lo que enseña a los demás. Esto vale para todos nosotros.
Lo que los dominicos hemos podido apreciar del Rosario a lo largo de nuestra historia, es que necesitamos de espacios nuevos de plegaria contemplativa para evangelizarnos a nosotros mismos, y darle autoridad testimonial a la Palabra que predicamos. Si la recitación del Rosario nos lleva a la contemplación del misterio de la Salvación en el que María está íntimamente  unida a la obra de su Hijo, nos permite a la vez  mantenernos en tensión evangélica y alimentar  la vida cristiana del pueblo. Como escribió Pablo VI “Esta corona de oraciones es como un compendio excelente del Evangelio y, por lo tanto, forma extraordinaria de la piedad de la Iglesia”.
        María ha sido siempre para los Dominicos la Virgen del Evangelio de Jesucristo, que acompaña con su protección y cuidado la obra evangelizadora de sus hijos, y les permite descansar en la contemplación serena y en la interiorización fecunda de cuanto anuncian y estudian: el Misterio de Cristo. Así vivieron desde el principio nuestros hermanos y hermanas el amor a la Virgen, “como una manera de personalizar e interiorizar cuanto ofrecen en la Predicación del Evangelio”. Santo Domingo es el fundador de la evangelización con el Rosario, y así lo ha trasmitido a toda la Orden con esa devoción.  “La historia del Rosario muestra cómo esta oración ha sido utilizada especialmente por los Dominicos, en momentos difíciles para la Iglesia a causa de la difusión de la herejía o para  descubrir a Jesucristo en los retos de la vida.
      La Oración del Rosario es precisamente eso, una forma de interiorizar y personalizar el Mensaje, la Persona y Misterios de Jesucristo, para que lo podamos anunciar con credibilidad. Por eso no es extraño que quien desea vivir del Evangelio y para el Evangelio, haga de María,  Madre de Dios y de Jesús, una verdadera cómplice para el camino espiritual del predicador, que no puede serlo verdaderamente, si no está centrado en la meditación de los misterios de la Infancia, Apostolado, Muerte y Resurrección de Cristo.  
        Este es pues el objetivo de las reflexiones, dinámicas y oraciones que irán apareciendo en este blog de Predicación a lo largo este mes, sobre María, el Rosario y la Evangelización de nuestro mundo. Orar evangelizando, y llevar los misterios de Jesucristo, iluminando los nuestros.

fr. José Antonio Segovia, OP 


Fra Angélico, OP

MISTERIOS GOZOSOS

Primer misterio: La Encarnación del Hijo de Dios
“El ángel, entrando en la presencia de María, le dijo: Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo…Concebirás en tu viente y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. María contestó: Aquí está la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra” (cf. Lc. 1,2 26-38).
Padrenuestro, 10 avemarías, Gloria.
 Segundo Misterio: La Visitación de María a Isabel
“María se puso en camino y fue aprisa a la montaña, y saludó a Isabel. Isabel dijo a voz en grito: ¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre! Dichosa tú que has creído. María dijo: Proclama mi alma la grandeza del Señor” (cf. Lc. 1, 39-56).
Padrenuestro, 10 avemarías, Gloria.
Tercer Misterio: El Nacimiento de Jesús
“Mientras estaban en Belén, le llegó a María el tiempo del parto y dio a luz a su Hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no tenían sitio en la posada. Un ángel se apareció a unos pastores y les dijo: Hoy, en la ciudad de David, os ha nacido un Salvador, el Mesías, el Señor” (cf. Lc. 2, 1-14).
Padrenuestro, 10 avemarías, Gloria.
 Cuarto Misterio: La Presentación de Jesús en el Templo
“Los padres de Jesús lo llevaron a Jerusalén  para presentarlo al Señor, de acuerdo con lo escrito en la ley del Señor. Simeón lo tomó en brazos y dijo: “Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse en paz. Porque mis ojos han visto a tu Salvador”. (cf. Lc. 2, 22-40).
Padrenuestro, 10 avemarías, Gloria.
 Quinto Misterio: El Niño Jesús perdido y hallado en el templo
“Cuando Jesús cumplió doce años, subieron sus padres con él a Jerusalén por las fiestas de Pascua. Cuando terminó, se volvieron; pero el niño Jesús se quedó en Jerusalén. A los tres días, lo encontraron en el templo, sentado en medio de los maestros”. (cf. Lc 2, 41-52).
Padrenuestro, 10 avemarías, Gloria.


Oración a María


¡Oh María, templo de la Trinidad! 
Oh María portadora de fuego, 
María dispensadora de misericordia, 
restauradora del género humano, 
porque llevando en tu cuerpo al Verbo, 
fue redimido el mundo. 
Cristo lo redimió con su pasión 
y con tu dolor del cuerpo y de la mente. 

¡Oh María, mar pacífico!
María de la paz. 
María, tierra feraz. 
Tú, María, eres aquella nueva planta 
por la que tenemos a la perfumada flor del Verbo, 
Unigénito Hijo de Dios, 
pues en ti, tierra fecunda, 
fue sembrado este Verbo. 
Tú eres la tierra y la planta. 
Oh María, carro de fuego, 
tú llevaste el fuego escondido 
y velado bajo las cenizas de tu humanidad. 

[Santa Catalina de Siena, op]
  

Libro sobre María:
"LAS PALABRAS CALLADAS. Diario de María de Nazaret"
Autor: Pedro Miguel Lamet
Varias editoriales


María en la Música:

"HAGASE", de Ain Karem