miércoles, 20 de mayo de 2020

María, Iglesia naciente

María, Iglesia naciente

Peregrina de la fe llamamos a María, la Madre de los creyentes, Madre de la Iglesia naciente; peregrina porque ella tuvo que recorrer un arduo camino de crecimiento en la fe y lo recorrió como la primera discípula del Hijo. El camino de María está marcado por el hecho de que es una mujer creyente.
María, madre de los creyentes está conectada íntimamente con Abrahán, padre de los creyentes  con todos los grandes creyentes de la Historia de Israel y de la Historia de la Iglesia. Ante esta nube de testigos se nos invita a recorrer el mismo camino de fe.
Lo mismo que la fe de Abrahán se convirtió en el comienzo de la nueva Alianza, la fe de María inaugura la Nueva Alianza sellada en la sangre de su Hijo. Para María la fe es confiar y obedecer, lo mismo que para Abrahán, confiar y obedecer a Dios incluso en medio de un camino lleno de oscuridad y tinieblas.
La fe de María se concretiza en su asentimiento a la voluntad del Padre en el momento de la Anunciación; el Sí de María se une al Sí del Hijo que vemos expresado en la carta a los Hebreos: “No quisiste sacrificio ni oblación, pero me has preparado un cuerpo… He aquí que vengo, oh Dios, a hacer tu voluntad” (Hb. 10, 5-7). Con este sí, María pone todo su cuerpo, todo su yo, a disposición del Padre, y así la voluntad de María y la voluntad del Hijo coinciden y se unen en la respuesta al Padre.
Esta fe de María vive su momento más trágico de pie junto a la cruz. Ahí junto al Hijo moribundo, todas las promesas recibidas parecen romperse en pedazos, igual que Abrahán sobre el Monte Moria sintió romperse todas las promesas de Dios cuando se disponía a sacrificar a su hijo Isaac.
Pero ella permanece de pie en la oscuridad más total. Resuenan fuertemente las palabras del Evangelio: “Cuando vuelva el Hijo del hombre, ¿encontrará fe en la tierra?”. Y sí, el Hijo ya ha vuelto, vive resucitado para siempre y ha encontrado en primer lugar la fe de María sosteniendo el pobre y débil sí de la Iglesia naciente.
En los cánticos del Siervo del profeta Isaías leemos: “Me hizo flecha bruñida, me guardó con las flechas de su aljaba” (Is. 49,2). La Virgen María es la aljaba de Dios, donde nuestra fe está cuidada y cobijada, donde puede ir creciendo y robusteciéndose para poder dar el sí que nos pide la conversión; Ella, Madre de la Iglesia naciente, nos alienta al pie de la cruz de cada día, y nos enseña cómo recorrer nuestro propio camino de fe.
                                       Sor Inmaculada López Miró, OP.




MISTERIOS GLORIOSOS

Primer misterio: La Resurrección del Señor
“Ya que habéis resucitado con Cristo, buscad los bienes de allá arriba, donde está Cristo, sentado a la derecha de Dios; aspirad a los bienes de arriba, no a los de la tierra”. (Col. 3, 1-2).
Padrenuestro, 10 avemarías, Gloria.
 Segundo Misterio: La Ascensión a los cielos
“Dios, rico en misericordia, por el gran amor con que nos amó … nos ha resucitado con Cristo Jesús y nos ha sentado en el cielo con Él” (Ef. 2, 4 y 6).
Padrenuestro, 10 avemarías, Gloria.
Tercer Misterio: La venida del Espíritu Santo
“Cuando el Espíritu Santo descienda sobre vosotros, recibiréis fuerza para ser mis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaría y hasta los confines del mundo”. (Hch. 1, 8).
Padrenuestro, 10 avemarías, Gloria.
 Cuarto Misterio: La Asunción de María
“Pronunciamos, declaramos y definimos ser dogma de revelación divina que la Inmaculada Madre de Dios, siempre Virgen María, cumplido el curso de su vida terrena, fue asunta en cuerpo y alma a la gloria celestial”. (Pío XII).

Padrenuestro, 10 avemarías, Gloria.
 Quinto Misterio: La coronación de la Virgen María, madre y reina.
“La Virgen Inmaculada fue enaltecida por el Señor como Reina del Universo para que se asemejara más plenamente a su Hijo, Señor de los señores (Apoc. 19, 16) y vencedor del pecado y de la muerte”. (Lumen Gentium, 59).
Padrenuestro, 10 avemarías, Gloria.


Oración a María

 "Totus tuus ego sum
et omnia mea tua sunt.
Accepi me in mea omnia 
Praebe mihi Cor tuum oh María".

Soy todo tuyo
Y todo lo mío es tuyo.
Aceptame en todas mis cosas, 
Dame tu corazón oh María. 

 (S. Juan Pablo II)



Libro sobre María:

MARÍA, IGLESIA NACIENTE”
Autor:  Joseph Ratzinger y Hans Urs von Balthasar
Editorial: Encuentro.


María en la música:

"MARÍA, MADRE". Mª. Angeles Ruiz