viernes, 29 de mayo de 2020

María: Rosa Mística

Rosa Mística
He seguido con sumo interés cuanto se ha dicho en el blog durante este mes de Mayo, mes de María. Interesantísimas comunicaciones sobre la predicación de la Virgen María, lo que ha significado y sigue significando para la Orden y sobre todo como modelo de predicación.
Hace unos días recibí un mensaje de Pilar Moreno, de Sevilla, que me decía que “cualquiera de los títulos que dedicamos a María en la letanía del Rosario, sirven para dirigirnos a ella en cualquier circunstancia”. Se refería a un lienzo del siglo XVII que se encuentra en este convento de Santo Domingo de Scala Coeli, de estilo barroco, que tiene nombre: la Virgen de la Antigua, advocación extendida por muchísimos lugares de la geografía española y por América. El lienzo es copia del existente en la Catedral de Sevilla. Se representa a la Virgen con el niño en el brazo izquierdo y una rosa en la mano derecha: “Rosa Mística”, nos dice la tradición.
 Con esta expresión también ella quiso predicar con este símbolo de la rosa, con su total entrega y generosidad, esparciendo fragancia también entre las espinas, tanto en Nazaret, en Belén, en Judea, en Egipto, como en Jerusalén y el Monte Calvario. Ella supo mejor que nadie, lo que posteriormente la Orden Dominicana se pondría como lema para una verdadera predicación: “Contemplar y lo contemplado darlo a los demás”
 La grandeza de María radica en su humildad. Ella no tuvo lo más llamativo, lo que más nos gusta a los humanos, sobresalir. Pero sí poseyó lo más importante: Creer, esperar, amar, respetar, convivir y comprender. ¿No será todo esto que vivió María lo que la sociedad de hoy necesita, incluso en la situación de esta pandemia? En vez de tanto activismo por tener y tanta soberbia para ser más. Y qué raquítico es nuestro afán de inquietud por ser.
Por otra parte, María nos está también predicando hoy que, en nuestra vida de cada día, lo divino lo podemos transformar en humano, y lo humano, en divino. ¿O es que no estamos haciendo algo divino cuando practicamos la solidaridad, la hospitalidad, la convivencia, la tolerancia, la honradez, la humildad y la comprensión, como lo hizo ella?
En estos momentos que estamos viviendo parece que no hay muchos motivos  para vivir esperanzados, nos viene bien mirarnos en María, cuya vida ha sido dinamizada por la alegría y la esperanza.
Ella mira el pasado, la historia de Israel, y no se fija en las dificultades por las que pasó, ni en los muchos pecados con los que se alejaron de Dios. La esperanza no tiene su fundamento en el pueblo caminante. Lo que María contempla en la historia del pueblo es la huella que Dios ha dejado en él. Ha estado presente en cada momento a través de su misericordia y de su auxilio, como nos dejó dicho en su cántico del Magníficat: “Su misericordia llega a sus fieles de generación en generación… Auxilia a Israel su siervo, como lo había prometido a nuestros padres”
Es preciso que nosotros aprendamos a mirar la vida como María, para que seamos capaces de ver el paso de Dios por ella. De ese modo se convertirá en historia de salvación, donde lo bueno que nos haya ocurrido y los momentos negativos que hayamos vivido, son integrados y asumidos.
Por otro lado, la esperanza en el futuro puede más en María que el realismo del presente. Ella se encontraba en una situación compleja con un embarazo difícil de explicar. Pero no teme, porque se sabe acogida de la mano de Dios.
                                            Fr. Mariano del Prado del Prado, OP



MISTERIOS DOLOROSOS

Primer misterio: La oración en Getsemaní

“Y viniendo otra vez, los encontró dormidos, porque tenían los ojos cargados. Dejándolos de nuevo, por tercera vez oraba repitiendo las mismas palabras. Luego se acercó a los discípulos y les dijo: Ya podéis dormir y descansar.” (Mt 26, 43-45).

Padrenuestro, 10 avemarías, Gloria.

Segundo Misterio: La Flagelación de Jesús

“Pilato dijo a los judíos: ¿Queréis que os suelte al rey de los judíos? Volvieron a gritar: A ese no, a Barrabás. El tal Barrabás era un bandido. Entonces Pilato tomó a Jesús y lo mandó azotar. (Jn. 18, 39-40 y 19,1).

Padrenuestro, 10 avemarías, Gloria.

Tercer Misterio: La coronación de espinas

“Los soldados desnudaron a Jesús y le pusieron un manto de color púrpura y trenzando una corona de espinas se la ciñeron a la cabeza y le pusieron una caña en la mano derecha. Y doblando ante Él la rodilla, se burlaron de Él diciendo: ¡Salve, rey de los judíos!.” (Mt. 27, 28-29).

Padrenuestro, 10 avemarías, Gloria.

Cuarto Misterio: Jesús con la Cruz a cuestas

“El mensaje de la cruz es necedad para los que están en vías de perdición; pero para los que están en vías de salvación –para nosotros- es fuerza de Dios”.(1Cor. 1, 18).

Padrenuestro, 10 avemarías, Gloria.

Quinto Misterio: La crucifixión y muerte de Jesús

“Jesús, al ver a su madre y cerca al discípulo que tanto quería, dijo a su madre: Mujer, ahí tienes a tu hijo. Luego, dijo al discípulo: Ahí tienes a tu madre. Y desde aquella hora, el discípulo la recibió en su casa”.  (Lc.23, 34 y 43).

Padrenuestro, 10 avemarías, Gloria.


Oración a María

Oh Virgen gloriosa y bendita.
Madre de Dios y Madre de la iglesia,
bendita en tus misterios y tus glorias,
y bendita en tu poder intercesor sobre los hombres.

Con esquema de rosas te predicó Santo Domingo,
en ese ramo fresco del Rosario.
Y hoy en esta primavera de mayo y de jardines,
te aclamamos, rendidos...

Madre de Dios, enséñanos a Dios, tú que le diste nuestra figura,
enséñanos la iglesia, tú que fuiste su primera verdad,
enséñanos la dignidad del ser humano, tú, Inmaculada,
la dignidad del hombre hecho a tu imagen,
la del varón, tú que engendraste al Nuevo Adán, el primogénito,
la dignidad de la mujer, tú Nueva Eva, respetada y querida por José,

Enséñanos cómo tratar al emigrante, tú que huiste a Egipto,
cómo ser dignos y ser pobres,
tú que cantaste la suerte del pobre en el Magnificat,
cómo querer al enfermo y al anciano,
cómo esperar la muerte y cómo tratar los miedos y terrores,
cómo preparar el destino de mi alma y de mi cuerpo,
tú que tienes cuerpo y alma en estado glorioso...

En este mayo pujante de vida y de promesas,
tú, belleza incorruptible, flor de flores,
enséñanos a ser de Dios para ser nuestros,
a creer, amar, esperar, para ser enteramente humanos,
a ser cristianos, comunitaria, eclesialmente,
a ser ciudadanos despiertos, serviciales...

Y en este mundo que es único y de todos,
enséñanos la paz, don de Dios, cosecha de evangelio,
lección de ángeles, herencia de hijos, triunfo de hermanos,
¡Oh Virgen gloriosa y bendita!

Miguel Iribertegui Eraso, O.P.



Libro sobre María:

“LA BELLEZA DE MARÍA. Ensayo de teología estética
Autor:  Miguel Iribertegui  Eraso, OP
Editorial: San Esteban - Edibesa