Rosa
Mística
He seguido con sumo interés cuanto se ha dicho en
el blog durante este mes de Mayo, mes de María. Interesantísimas comunicaciones
sobre la predicación de la Virgen María, lo que ha significado y sigue
significando para la Orden y sobre todo como modelo de predicación.
Hace unos días recibí un mensaje de Pilar Moreno,
de Sevilla, que me decía que “cualquiera de los títulos que dedicamos a María
en la letanía del Rosario, sirven para dirigirnos a ella en cualquier
circunstancia”. Se refería a un lienzo del siglo XVII que se encuentra en este
convento de Santo Domingo de Scala Coeli, de estilo barroco, que tiene nombre:
la Virgen de la Antigua, advocación extendida por muchísimos lugares de la
geografía española y por América. El lienzo es copia del existente en la
Catedral de Sevilla. Se representa a la Virgen con el niño en el brazo
izquierdo y una rosa en la mano derecha: “Rosa Mística”, nos dice la tradición.
Con esta
expresión también ella quiso predicar con este símbolo de la rosa, con su total
entrega y generosidad, esparciendo fragancia también entre las espinas, tanto
en Nazaret, en Belén, en Judea, en Egipto, como en Jerusalén y el Monte
Calvario. Ella supo mejor que nadie, lo que posteriormente la Orden Dominicana
se pondría como lema para una verdadera predicación: “Contemplar y lo
contemplado darlo a los demás”
La grandeza
de María radica en su humildad. Ella no tuvo lo más llamativo, lo que más nos
gusta a los humanos, sobresalir. Pero sí poseyó lo más importante: Creer,
esperar, amar, respetar, convivir y comprender. ¿No será todo esto que vivió
María lo que la sociedad de hoy necesita, incluso en la situación de esta
pandemia? En vez de tanto activismo por tener y tanta soberbia para ser más. Y
qué raquítico es nuestro afán de inquietud por ser.
Por otra parte, María nos está también predicando
hoy que, en nuestra vida de cada día, lo divino lo podemos transformar en
humano, y lo humano, en divino. ¿O es que no estamos haciendo algo divino
cuando practicamos la solidaridad, la hospitalidad, la convivencia, la
tolerancia, la honradez, la humildad y la comprensión, como lo hizo ella?
En estos momentos que estamos viviendo parece que
no hay muchos motivos para vivir
esperanzados, nos viene bien mirarnos en María, cuya vida ha sido dinamizada
por la alegría y la esperanza.
Ella mira el pasado, la historia de Israel, y no
se fija en las dificultades por las que pasó, ni en los muchos pecados con los
que se alejaron de Dios. La esperanza no tiene su fundamento en el pueblo
caminante. Lo que María contempla en la historia del pueblo es la huella que
Dios ha dejado en él. Ha estado presente en cada momento a través de su
misericordia y de su auxilio, como nos dejó dicho en su cántico del Magníficat:
“Su misericordia llega a sus fieles de generación en generación… Auxilia a
Israel su siervo, como lo había prometido a nuestros padres”
Es preciso que nosotros aprendamos a mirar la vida
como María, para que seamos capaces de ver el paso de Dios por ella. De ese
modo se convertirá en historia de salvación, donde lo bueno que nos haya
ocurrido y los momentos negativos que hayamos vivido, son integrados y
asumidos.
Por otro lado, la esperanza en el futuro puede más
en María que el realismo del presente. Ella se encontraba en una situación
compleja con un embarazo difícil de explicar. Pero no teme, porque se sabe
acogida de la mano de Dios.
Fr.
Mariano del Prado del Prado, OP
MISTERIOS DOLOROSOS
Primer misterio: La oración en Getsemaní
“Y viniendo otra vez, los encontró dormidos, porque
tenían los ojos cargados. Dejándolos de nuevo, por tercera vez oraba repitiendo las mismas palabras. Luego se
acercó a los discípulos y les dijo: Ya podéis dormir y descansar.” (Mt 26, 43-45).
Padrenuestro, 10 avemarías, Gloria.
Segundo Misterio: La Flagelación de Jesús
“Pilato dijo a los judíos: ¿Queréis que os suelte al
rey de los judíos? Volvieron a gritar: A ese no, a Barrabás. El tal Barrabás
era un bandido. Entonces Pilato tomó a Jesús y lo mandó azotar.” (Jn. 18, 39-40 y 19,1).
Padrenuestro, 10 avemarías, Gloria.
Tercer Misterio: La coronación de espinas
“Los soldados desnudaron a Jesús y le pusieron un
manto de color púrpura y trenzando una
corona de espinas se la ciñeron a la cabeza y le pusieron una caña en la
mano derecha. Y doblando ante Él la rodilla, se burlaron de Él diciendo:
¡Salve, rey de los judíos!.” (Mt. 27, 28-29).
Padrenuestro, 10 avemarías, Gloria.
Cuarto Misterio: Jesús con la Cruz a cuestas
“El mensaje de la cruz
es necedad para los que están en vías de perdición; pero para los que están
en vías de salvación –para nosotros- es fuerza de Dios”.(1Cor. 1, 18).
Padrenuestro, 10 avemarías, Gloria.
Quinto Misterio: La crucifixión y muerte de Jesús
“Jesús, al ver a su madre y cerca al discípulo que
tanto quería, dijo a su madre: Mujer, ahí tienes a tu hijo. Luego, dijo al
discípulo: Ahí tienes a tu madre. Y
desde aquella hora, el discípulo la recibió en su casa”. (Lc.23, 34 y 43).
Padrenuestro, 10 avemarías, Gloria.
Oración a María
Oh Virgen
gloriosa y bendita.
Madre de
Dios y Madre de la iglesia,
bendita en
tus misterios y tus glorias,
y bendita en
tu poder intercesor sobre los hombres.
Con esquema
de rosas te predicó Santo Domingo,
en ese ramo
fresco del Rosario.
Y hoy en
esta primavera de mayo y de jardines,
te
aclamamos, rendidos...
Madre de
Dios, enséñanos a Dios, tú que le diste nuestra figura,
enséñanos la
iglesia, tú que fuiste su primera verdad,
enséñanos la
dignidad del ser humano, tú, Inmaculada,
la dignidad
del hombre hecho a tu imagen,
la del
varón, tú que engendraste al Nuevo Adán, el primogénito,
la dignidad
de la mujer, tú Nueva Eva, respetada y querida por José,
Enséñanos
cómo tratar al emigrante, tú que huiste a Egipto,
cómo ser
dignos y ser pobres,
tú que
cantaste la suerte del pobre en el Magnificat,
cómo querer
al enfermo y al anciano,
cómo esperar
la muerte y cómo tratar los miedos y terrores,
cómo
preparar el destino de mi alma y de mi cuerpo,
tú que
tienes cuerpo y alma en estado glorioso...
En este mayo
pujante de vida y de promesas,
tú, belleza
incorruptible, flor de flores,
enséñanos a
ser de Dios para ser nuestros,
a creer,
amar, esperar, para ser enteramente humanos,
a ser
cristianos, comunitaria, eclesialmente,
a ser
ciudadanos despiertos, serviciales...
Y en este
mundo que es único y de todos,
enséñanos la
paz, don de Dios, cosecha de evangelio,
lección de
ángeles, herencia de hijos, triunfo de hermanos,
¡Oh Virgen
gloriosa y bendita!
Miguel Iribertegui Eraso, O.P.
Libro sobre María:
“LA BELLEZA DE MARÍA. Ensayo de teología estética”
Autor:
Miguel Iribertegui Eraso, OP
Editorial: San Esteban - Edibesa