María,
predicadora de los misterios de Cristo
¿María predicadora de los misterios de Cristo?
¿María evangelizadora? ¿María anunciadora de la Buena Noticia de Jesucristo?
Pero si María es la mujer del silencio. “María, por su parte, guardaba todas estas cosas,
y las meditaba en su corazón” (Lc 2, 19). ¿Y es que el silencio no es en
algunos casos un enorme grito, un anuncio fuerte del Evangelio? Con razón el
gran predicador San Vicente Ferrer daba este sabio consejo a los predicadores.
“Hay que ir a predicar el Evangelio saliendo del silencio”. Seguramente es lo
que hizo María: anunciar los misterios de Cristo, su Hijo, que había rumiado en
el silencio contemplativo. El silencio ante el Misterio es una auténtica
evangelización.
Y el gran misterio de Cristo que María rumió en su
silencio contemplativo fue el Misterio de la Encarnación del Hijo de Dios. Es
de las muy pocas palabras de María que nos transmiten los evangelios. Primero,
una pregunta: “¿Cómo puede ser esto, pues no conozco varón?” (Lc 1, 34). No es
falta de fe; la pregunta es el humus de la fe, porque la fe tiene mucho más de
confianza que de evidencia. Y como expresión de una confianza absoluta una
segunda palabra: “He aquí la esclava del Señor, hágase en mi según tu palabra”
(Lc 1, 38). Y con esto está dicho todo: está hecha la profesión de fe en el
misterio inmenso de la Encarnación de Dios. Es el gran anuncio de la Buena
Noticia de Jesucristo: la presencia de Dios en medio de la humanidad y
asumiendo la condición humana. El resto es el cántico del Magnificat, pero
son ya palabras casi copiadas de Ana, la madre de Samuel.
La siguiente palabra evangelizadora es escueta y
sencilla: “Haced lo que Él os diga” (Jn 2, 5). Se las dijo a los sirvientes en
las bodas de Caná, pero quedaron dichas como la gran invitación de María a todo
hombre y mujer de todos los siglos. “Id a Jesús”. “Haced lo que Él os diga”. Es
la consecuencia de aquel enorme misterio de la Encarnación que María venía
meditando desde la anunciación. Porque Él, Jesús, es la manifestación y la
presencia de la pura Bondad de Dios. En Él la salvación.
Y ya no hay más palabras. Solo la evangelización
mediante el silencio y el testimonio. María sigue evangelizando con su
presencia en el entorno de Jesús. O con su seguimiento de Jesús hasta el Gólgota.
¿Recordáis el rostro de María en la película La Pasión? Esa fortaleza en
el seguimiento es evangelización pura. Como es evangelización su presencia y su
resistencia al pie de la Cruz y en el descendimiento. A partir de este momento
la gran noticia será la Buena Noticia de la Redención. Y, sobre todo, la
Resurrección. María esperó el momento en silencio, en oración, en comunidad con
los discípulos. Todos estos gestos evangelizan más que mil palabras.
Fr. Felicísimo Martínez, O.P
MISTERIOS DOLOROSOS
Primer misterio: La oración en Getsemaní
“Y se acercó a los discípulos y los encontró dormidos.
Dijo a Pedro: ¿no habéis podido velar una hora conmigo? Velad y orad para no caer en la tentación, pues el espíritu es
decidido, pero la carne es débil.” (Mt. 26,40-41).
Padrenuestro, 10 avemarías, Gloria.
Segundo Misterio: La Flagelación de Jesús
“Nosotros le tuvimos por azotado, herido de Dios y humillado. Él soportó el castigo que nos
trae la paz y con sus cicatrices hemos sido curados.” (Is.53, 4-5).
Padrenuestro, 10 avemarías, Gloria.
Tercer Misterio: La coronación de espinas
“Cristo padeció su pasión por vosotros, dejándoos un
ejemplo para que sigáis sus huellas. Cuando lo insultaban, no devolvía el insulto; en su pasión no profería amenazas.” (1Ped. 2, 21-23).
Padrenuestro, 10 avemarías, Gloria.
Cuarto Misterio: Jesús con la Cruz a cuestas
“Mientras lo conducían, echaron mano de un cierto
Simón de Cirene, que volvía del campo, y le cargaron la cruz para que la llevase
detrás de Jesús”. (Lc. 23, 26).
Padrenuestro, 10 avemarías, Gloria.
Quinto Misterio: La crucifixión y muerte
de Jesús
“Jesús, al ver a su madre y cerca al discípulo
que tanto quería, dijo a su madre: Mujer, ahí tienes a tu hijo. Luego, dijo al
discípulo: Ahí tienes a tu madre. Y
desde aqeullas hora, el discípulo la recibió en su casa. (Jn. 19, 26-27).
Padrenuestro, 10 avemarías, Gloria.
Oración a María
Madre del silencio, que custodia el misterio de Dios,
líbranos de la idolatría del presente, a la que se condena quien olvida.
líbranos de la idolatría del presente, a la que se condena quien olvida.
Purifica los ojos de los Pastores con el colirio de la memoria:
volveremos a la lozanía de los orígenes, por una Iglesia orante y penitente.
Madre de la belleza, que florece de la fidelidad al trabajo cotidiano, despiértanos
del torpor de la pereza, de la mezquindad y del derrotismo.
Reviste a los Pastores de esa compasión que unifica e integra:
descubriremos la alegría de una Iglesia sierva, humilde y fraterna.
Madre de la ternura, que envuelve de paciencia y de misericordia, ayúdanos
a quemar tristezas, impaciencias y rigidez de quien no conoce pertenencia.
Intercede ante tu Hijo para que sean ágiles nuestras manos, nuestros
pies y nuestro corazón: edificaremos la Iglesia con la verdad en la caridad.
Madre, seremos el Pueblo de Dios, peregrino hacia el Reino. Amén.
(Francisco)
Libro sobre María:
“EL SILENCIO DE MARÍA”
Autor:
Ignacio Larrañaga
Editorial: San Pablo
María en la música:
"EL DIARIO DE MARÍA", de Martín Valverde.