Porque cada milagro de estos, como era nueva confirmación de la fe, así era nuevo incentivo de la caridad, que es forma y vida de esa fe. Pero mucho más creció con la resurrección de Lázaro, su hermano, de cuatro días muerto, el cual además de ser grandísimo milagro, fue también grandísimo beneficio; porque fue restituirle un hermano muy amado. Porque si con la resurrección de este muerto resucitó la fe y la caridad de muchos que presentes estaban, que convencidos de este milagro creyeron en Cristo, ¿qué haría la fe y la caridad de aquella ánima santa con tan extraño milagro y con tan grande beneficio? Creo cierto que quedó con la vista de esta maravilla tan atónita, tan traspasada, y tan absorta en el amor y reverencia y estima de aquel Señor, cuanto ninguna lengua del mundo podría declarar.
(Tomado de dominicos.org)
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