Hacíais maravillas, y decían que erais hechicero; lanzabais los demonios, y decían que erais endemoniado; reprendíais los vicios, y os tenían por alborotador de pueblos; recibíais a los pecadores, y os tenían por uno de ellos, comíais con los publicanos por sanarlos, y os tenían por comedor y bebedor de vinos; predicabais con espíritu y fervor maravilloso, y decían que erais sandio.
Vos hacíais como quien erais y ellos hacían como quien eran. Por eso no os indignabais, prudentísimo Señor; antes mucho más os compadecíais de ellos, porque sabías muy bien cuanta sea la ceguedad del mundo.
(Tomado de dominicos.org)
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