·
El Rosario:
En el Rosario es muy importante tener el corazón encendido en amor hacia María y su
Hijo. A medida que rezamos el Rosario, vamos sintiendo cómo el amor que
sentimos en nuestro corazón se convierte en el motor que nos mueve a contemplar
a Dios. Una ayuda muy importante es rezar con un ritmo bien acompasado, porque
esto nos ayuda a sentir cómo el Espíritu de Dios entra en nosotros (cf. Gn
2,7), y su amor enciende nuestro corazón (cf. 1Jn 4,8). Esto no es fácil de
conseguir al principio. Requiere práctica y una dolorosa transformación
interior.
·
Martes: Misterios Dolorosos.
o Tercer
Misterio: La coronación de espinas
“Los
soldados trenzaron una corona de espinas y se la pusieron en la cabeza y le
vistieron un manto de color púrpura. Salió Jesús afuera, llevando la corona de
espinas y el manto de color púrpura. Pilato les dijo: Aquí lo tenéis”(Jn
19, 2-3).
o
Padrenuestro, 10 Avemarías y Gloria.
· Meditación de S. Juan XXIII:
Es
el misterio cuya contemplación se ajusta mejor a aquellos que llevan el peso de
graves responsabilidades en el cuidado de las almas y en la dirección del
cuerpo social; por tanto, el misterio de los Papas, se los Obispos, de los
Párrocos; el misterio de los gobernantes, de los legisladores, de los
magistrados. También sobre su cabeza hay una corona en la cual está, sí, una
aureola de dignidad y de distinción, pero que por ello mismo pesa y punza,
procura espinas y disgustos. Donde está la autoridad no puede faltar la cruz, a
veces de la incomprensión, la del desprecio, o la de la indiferencia y la de la
soledad.
Podría
ser otra aplicación del misterio pensar en la grave responsabilidad de quien
por haber recibido más talentos, está por ello mismo, más obligado a hacerlos
fructificar con abundancia, mediante el ejercicio constante de sus facultades,
de su inteligencia. El servicio del pensamiento, quiero decir, lo que se espera
de quien está mejor dotado, como luz y guía de los demás, debe prestarse con
paciencia serena, rechazando tentaciones de orgullo, de egoísmo, del
distanciamiento que destruye.
·
Petición:
Señor,
ayúdanos a no olvidar que por nosotros
Jesús se sometió a la humillación y al escarnio,
ayúdanos
a tener presente que tal es Tu amor por nosotros y así ha de ser el amor que
estamos llamados a dar a los demás.
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CARTA APOSTÓLICA MAXIMUM ILLUD
DEL SUMO PONTÍFICE BENEDICTO XV
SOBRE LA PROPAGACIÓN DE LA FE CATÓLICA
EN EL MUNDO ENTERO
(Continuación)
…
4. Pero desde que
públicamente se concedió a la Iglesia paz y libertad, fue mucho mayor en todo
el orbe el avance del apostolado; obra que se debió sobre todo a hombres
eminentes en santidad. Así, Gregorio el Iluminador gana para la causa cristiana
a Armenia; Victoriano, a Styria; Frumencio, a Etiopía; Patricio conquista para
Cristo a los irlandeses; a los ingleses, Agustín; Columbano y Paladio, a los
escoceses. Más tarde hace brillar la luz del Evangelio para Holanda Clemente
Villibrordo, primer obispo de Utrecht, mientras Bonifacio y Anscario atraen a
la fe católica los pueblos germánicos; como Cirilo y Metodio a los eslavos.
5. Ensanchándose luego
todavía más el campo de acción misionera, cuando Guillermo de Rubruquis iluminó
con los esplendores de la fe la Mongolia y el B. Gregorio X envió misioneros a
la China, cuyos pasos habían pronto de seguir los hijos de San Francisco de
Asís, fundando una Iglesia numerosa, que pronto había de desaparecer por
completo al golpe de la persecución.
6. Más aún: tras el
descubrimiento de América, ejércitos de varones apostólicos, entre los cuales
merece especial mención Bartolomé de las Casas, honra y prez de la Orden
dominicana, se consagraron a aliviar la triste suerte de los indígenas, ora
defendiéndolos de la tiranía despótica de ciertos hombres malvados, ora
arrancándolos de la dura esclavitud del demonio.
7. A1 mismo tiempo,
Francisco Javier, digno ciertamente de ser comparado con los mismos apóstoles,
después de haber trabajado heroicamente por la gloria de Dios y salvación de
las almas en las Indias Orientales y el Japón, expira a las puertas mismas del
Celeste Imperio, adonde se dirigía, como para abrir con su muerte camino a la
predicación del Evangelio en aquella región vastísima, donde habían de
consagrarse al apostolado, llenos de anhelos misioneros y en medio de mil
vicisitudes, los hijos de tantas Ordenes religiosas e Instituciones misioneras.
8. Por fin, Australia,
último continente descubierto, y las regiones interiores de África, exploradas
recientemente por hombres de tesón y audacia, han recibido también pregoneros
de la fe. Y casi no queda ya isla tan apartada en la inmensidad del Pacífico
adonde no haya llegado el celo y la actividad de nuestros misioneros.
9. Muchos de ellos, en
el desempeño de su apostolado, han llegado, a ejemplo de los apóstoles, al más
alto grado de perfección en el ejercicio de las virtudes; y no son pocos los
que han confirmado con su sangre la fe y coronado con el martirio sus trabajos
apostólicos.
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