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El Rosario:
El rosario es una
oración para la familia/comunidad y en la familia/comunidad. La dimensión
comunitaria del rosario es un elemento fundamental para celebrarlo y
presenciarlo. Como subraya S. Pablo VI “no cabe duda de que el Rosario deber
ser considerado como una de las más excelentes y eficaces oraciones comunes que
la familia cristiana está invitada a rezar”.
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Jueves: Misterios Luminosos.
o Primer misterio:
El Bautismo de Jesús.
“Fue Jesús desde Galilea al Jordán y se presentó a Juan para
que lo bautizara. Apenas se bautizó Jesús, salió del agua; se abrió el cielo y
vio que el Espíritu de Dios bajaba como una paloma y se posó sobre Él. Y vino
una voz del cielo que decía: Éste es mi Hijo, el amado, mi predilecto”(Mt
3, 13-17).
o
Padrenuestro, 10 Avemarías y Gloria.
· Meditación :
"...Misterio de luz es ante todo el Bautismo en el Jordán. En él, mientras Cristo, como inocente que se hace 'pecado' por nosotros (cf. 2 Co 5, 21), entra en el agua del río, el cielo se abre y la voz del Padre lo proclama Hijo predilecto (cf. Mt 3, 17 par.), y el Espíritu desciende sobre Él para investirlo de la misión que le espera..." (Juan Pablo II, Rosarium Mariae Virginis, 21).
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Petición:
Te
pedimos por aquellas personas que buscan dar un sentido a sus vidas y se
pierden entre las múltiples ofertas de nuestro mundo,
para
que encuentren en Jesús el camino que lleva a la verdad y en nosotros la
acogida y ayuda que necesitan.
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MENSAJE DEL SANTO PADRE
FRANCISCO
PARA LA JORNADA MUNDIAL DE LAS MISIONES 2019 (Continuación)
PARA LA JORNADA MUNDIAL DE LAS MISIONES 2019 (Continuación)
Bautizados y enviados:
la Iglesia de Cristo en misión en el mundo
la Iglesia de Cristo en misión en el mundo
….
Esta vida se nos
comunica en el bautismo, que nos da la fe en Jesucristo vencedor del pecado y
de la muerte, nos regenera a imagen y semejanza de Dios y nos introduce en el
cuerpo de Cristo que es la Iglesia. En este sentido, el bautismo es realmente
necesario para la salvación porque nos garantiza que somos hijos e hijas en la
casa del Padre, siempre y en todas partes, nunca huérfanos, extranjeros o
esclavos. Lo que en el cristiano es realidad sacramental —cuyo cumplimiento es
la eucaristía—, permanece como vocación y destino para todo hombre y mujer que
espera la conversión y la salvación. De hecho, el bautismo es cumplimiento de
la promesa del don divino que hace al ser humano hijo en el Hijo. Somos hijos
de nuestros padres naturales, pero en el bautismo se nos da la paternidad
originaria y la maternidad verdadera: no puede tener a Dios como padre quien no
tiene a la Iglesia como madre (cf. San Cipriano, La unidad de la Iglesia católica, 4).
Así, nuestra misión
radica en la paternidad de Dios y en la maternidad de la Iglesia, porque el
envío manifestado por Jesús en el mandato pascual es inherente al bautismo:
como el Padre me ha enviado así también os envío yo, llenos del Espíritu Santo
para la reconciliación del mundo (cf. Jn 20,19-23; Mt 28,16-20).
Este envío compete al cristiano, para que a nadie le falte el anuncio de su
vocación a hijo adoptivo, la certeza de su dignidad personal y del valor
intrínseco de toda vida humana desde su concepción hasta la muerte natural. El
secularismo creciente, cuando se hace rechazo positivo y cultural de la activa
paternidad de Dios en nuestra historia, impide toda auténtica fraternidad
universal, que se expresa en el respeto recíproco de la vida de cada uno. Sin
el Dios de Jesucristo, toda diferencia se reduce a una amenaza infernal
haciendo imposible cualquier acogida fraterna y la unidad fecunda del género
humano.
…