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El Rosario:
El rosario es una
oración que nos hace cristianos, es decir, tener el amor como única ley a
cumplir y como única asignatura a aprender. Es darse y entregarse por lo demás.
Es brindar alegría.
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Jueves: Misterios Luminosos.
o Tercer
misterio: La predicación del Reino
“Jesús
se marchó a Galilea a proclamar el Evangelio de Dios. Decía: Se ha cumplido
el plazo, está cerca el reino de Dios: convertíos y creed en el Evangelio”
(Mc 1, 14-15).
o
Padrenuestro, 10 Avemarías y Gloria.
· Meditación :
Este misterio abarca muchas páginas del Evangelio. Son numerosas las escenas de la vida de Jesús que podemos contemplar o las enseñanzas suyas que nos estimulan a la meditación. Hemos de pensar que Jesús se dirige a cada uno de nosotros cuando nos dice que el Reino está cerca, que ha llegado, que está dentro de nosotros, donde hemos de descubrirlo; es la gran noticia que nos da, y a lo largo de los episodios de su predicación nos va describiendo los rasgos y características de ese Reino, la vida que se vive en el mismo, las condiciones para entrar y permanecer en él; etc. La otra cara del Reino, la que mira hacia nosotros y de la que somos responsables, es la acogida del don de Dios, creer y aceptar lo que nos regala, dejarnos transformar por su gracia, ir conformando nuestra vida a la nueva vida de hijos de Dios, en una palabra, la conversión. El concilio Vaticano II, después de recordar la intervención de María en las bodas de Caná, subraya su participación en la vida pública de Jesús:«Durante la predicación de su Hijo, acogió las palabras con las que éste situaba el Reino por encima de las consideraciones y de los lazos de la carne y de la sangre, y proclamaba bienaventurados a los que escuchaban y guardaban la palabra de Dios, como ella lo hacía fielmente. Así avanzó también la Santísima Virgen en la peregrinación de la fe, y mantuvo fielmente su unión con el Hijo hasta la cruz» (Lumen Gentium, 58).
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Petición:
Padre, al ofrecerte este misterio, abrimos nuestros
corazones a las enseñanzas de tu Hijo, nuestro Señor Jesucristo, la Palabra de
Dios encarnada.
Venimos en nuestra oscuridad para ser iluminados por
la luz de Cristo, quien dice "Yo soy la luz del mundo".
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MENSAJE DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI
PARA LA JORNADA MISIONERA MUNDIAL 2012
PARA LA JORNADA MISIONERA MUNDIAL 2012
“Llamados a hacer resplandecer la Palabra de verdad”
(Continuación)
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La prioridad de evangelizar
Para un Pastor, pues,
el mandato de predicar el Evangelio no se agota en la atención por la parte del
Pueblo de Dios que se le ha confiado a su cuidado pastoral, o en el envío de
algún sacerdote, laico o laica Fidei
donum. Debe implicar todas las actividades de la iglesia local, todos
sus sectores y, en resumidas cuentas, todo su ser y su trabajo. El Concilio
Vaticano II lo ha indicado con claridad y el Magisterio posterior lo ha
reiterado con vigor. Esto implica adecuar constantemente estilos de vida,
planes pastorales y organizaciones diocesanas a esta dimensión fundamental de
ser Iglesia, especialmente en nuestro mundo que cambia de continuo. Y esto vale
también tanto para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida
Apostólicas, como para los Movimientos eclesiales: todos los componentes del
gran mosaico de la Iglesia deben sentirse fuertemente interpelados por el
mandamiento del Señor de predicar el Evangelio, de modo que Cristo sea
anunciado por todas partes. Nosotros los Pastores, los religiosos, las
religiosas y todos los fieles en Cristo, debemos seguir las huellas del apóstol
Pablo, quien, “prisionero de Cristo para los gentiles” (Ef 3,1), ha trabajado, sufrido y luchado para llevar el
Evangelio entre los paganos (Col
1,24-29), sin ahorrar energías, tiempo y medios para dar a conocer el Mensaje
de Cristo.
También hoy, la misión ad gentes debe ser el horizonte
constante y el paradigma en todas las actividades eclesiales, porque la misma
identidad de la Iglesia está constituida por la fe en el misterio de Dios, que
se ha revelado en Cristo para traernos la salvación, y por la misión de
testimoniarlo y anunciarlo al mundo, hasta que Él vuelva. Como Pablo, debemos
dirigirnos hacia los que están lejos, aquellos que no conocen todavía a Cristo
y no han experimentado aún la paternidad de Dios, con la conciencia de que “la
cooperación misionera se debe ampliar hoy con nuevas formas para incluir no
sólo la ayuda económica, sino también la participación directa en la
evangelización” (Juan Pablo II, Carta encíclica Redemptoris missio,
82). La celebración del Año de la Fe y el Sínodo de los Obispos sobre la nueva
evangelización serán ocasiones propicias para un nuevo impulso de la
cooperación misionera, sobre todo en esta segunda dimensión.
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