·
El Rosario:
El Rosario es una oración sencilla y para
sencillos. No es una oración complicada y se acomoda, fácilmente, al carácter
popular, “muy apta para alimentar y
excitar, entre el pueblo, la piedad y toda suerte de virtudes (Benedicto XVI). Es
para sencillos, personas que solamente son fuertes para sentir la necesidad de
recurrir a Dios y a María, para poder ser felices y dichosas.
·
Viernes: Misterios Dolorosos.
o Segundo
Misterio: La
Flagelación de Jesús
“Todos lo declararon reo de muerte.
Algunos se pusieron a escupirle, y tapándole la cara, lo abofeteaban y le
decía: Haz de profeta. Y los criados le daban bofetadas”. “Pilato tomó a Jesús
y mandó que lo azotaran” (Mc 14, 65; Jn 19, 1).
o
Padrenuestro, 10 Avemarías y Gloria.
· Meditación de S. Juan XXIII:
Contemplación :
El misterio trae al recuerdo del suplicio despiadado de latigazos innumerables
sobre los miembros santos e inmaculados del Señor.
El hombre es cuerpo y alma. El cuerpo está sujeto a tentaciones humillantes. La
voluntad, más débil aún, puede ser arrastrada fácilmente. Se hallará en el
misterio una llamada a la penitencia saludable, que lo es porque implica y
causa la verdadera salud del hombre, al ser higiene del vigor corporal y
juntamente confortación en orden a la salvación espiritual.
Reflexión:
De aquí se desprende una valiosa enseñanza para todos. No estaremos llamados al
martirio sangriento; pero a la disciplina constante y a la diaria mortificación
de las pasiones, sí. Por este medio, verdadero “via crucis” de cada día,
inevitable, indispensable, que en ocasiones puede incluso llegar a ser heroico
en sus exigencias, se llega paso a paso a una semejanza cada vez más estrecha
con Jesucristo, a la participación en sus méritos, a la ablución por su sangre
inmaculada de todo pecado en nosotros y en los demás. No se llega a esto por
fáciles exaltaciones, fanatismo, ojalá inocente, jamás inofensivo.
·
Petición:
Señor,
te damos gracias por tantos hombres y mujeres que dieron su vida por anunciar
el evangelio a los pueblos que nunca habían oído hablar de Ti,
suscita
también hoy vocaciones que anuncien con valentía el evangelio en las fronteras
de la increencia o el desconocimiento.
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MENSAJE DEL SANTO PADRE
FRANCISCO
PARA LA JORNADA MUNDIAL DE LAS MISIONES 2019 (Continuación)
PARA LA JORNADA MUNDIAL DE LAS MISIONES 2019 (Continuación)
Bautizados y enviados:
la Iglesia de Cristo en misión en el mundo
la Iglesia de Cristo en misión en el mundo
Queridos hermanos y hermanas:
…
El destino universal de
la salvación ofrecida por Dios en Jesucristo condujo a Benedicto XV a exigir la
superación de toda clausura nacionalista y etnocéntrica, de toda mezcla del
anuncio del Evangelio con las potencias coloniales, con sus intereses
económicos y militares. En su Carta apostólica Maximum illud, el Papa recordaba que la
universalidad divina de la misión de la Iglesia exige la salida de una
pertenencia exclusiva a la propia patria y a la propia etnia. La apertura de la
cultura y de la comunidad a la novedad salvífica de Jesucristo requiere la
superación de toda introversión étnica y eclesial impropia. También hoy la
Iglesia sigue necesitando hombres y mujeres que, en virtud de su bautismo,
respondan generosamente a la llamada a salir de su propia casa, su propia
familia, su propia patria, su propia lengua, su propia Iglesia local. Ellos son
enviados a las gentes en el mundo que aún no está transfigurado por los
sacramentos de Jesucristo y de su santa Iglesia. Anunciando la Palabra de Dios,
testimoniando el Evangelio y celebrando la vida del Espíritu llaman a la
conversión, bautizan y ofrecen la salvación cristiana en el respeto de la
libertad personal de cada uno, en diálogo con las culturas y las religiones de
los pueblos donde son enviados. La missio
ad gentes, siempre necesaria en la Iglesia, contribuye así de manera
fundamental al proceso de conversión permanente de todos los cristianos. La fe
en la pascua de Jesús, el envío eclesial bautismal, la salida geográfica y
cultural de sí y del propio hogar, la necesidad de salvación del pecado y la
liberación del mal personal y social exigen que la misión llegue hasta los
últimos rincones de la tierra.
…