·
El Rosario:
El Rosario es un verdadero catecumenado
para llegar a ser cristiano/a. Así lo afirmaba S. Pablo VI: “Conviene a todos volver a tomar en las manos
el Rosario, porque para ser cristianos, hay que ser marianos, y el Rosario es
una escuela que nos hace cristianos”. Al
rezar el Rosario queremos configurarnos con Jesús y María.
·
Lunes: Misterios Gozosos.
o Primer
misterio: La Encarnación del Hijo de Dios
“El
ángel, entrando en la presencia de María, le dijo: Alégrate, llena de
gracia, el Señor está contigo…Concebirás en tu viente y darás a luz un hijo, y
le pondrás por nombre Jesús. María contestó: Aquí está la esclava del
Señor; hágase en mí según tu palabra”(cf.Lc 1,2 26-38).
o
Padrenuestro, 10 Avemarías y Gloria.
· Meditación :
Y
María dijo “sí” a los planes de Dios y el Padre actuó su providencial plan de
salvación. Y María dijo “sí” al Hijo de Dios y éste se hizo hombre para salvar
al hombre. Y María dijo ”sí” al Espíritu Santo y se dejó plasmar dócilmente por
su acción poderosa.
Gracias
María por tu disponibilidad al Padre, por tu intimidad al Hijo y por tu entrega
al Espíritu Santo.
Ser
cristiano es disponibilidad alegre a los planes de Dios, intimidad profunda con
Jesús, nuestro mejor amigo, y entrega amorosa a la acción del Espíritu Santo.
·
Petición:
Tú,
Padre, que te alegraste al contemplar el SÍ de María, por el cual tu Hijo se
hizo carne;
Concédenos
el gozo de descubrir a Jesús, vivo y presente, en todo hombre o mujer.
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HOMILÍA DEL SANTO PADRE FRANCISCO
en la
SANTA MISA DEL DIA MUNDIAL DE LAS MISIONES 2019
(Continuación)
Un verbo acompaña al sustantivo
monte: subir. Isaías nos
exhorta: «Venid, subamos al
monte del Señor» (2,3). No hemos nacido para estar en la tierra, para
contentarnos con cosas llanas, hemos nacido para alcanzar las alturas, para
encontrar a Dios y a los hermanos. Pero para esto se necesita subir: se
necesita dejar una vida horizontal, luchar contra la fuerza de gravedad del
egoísmo, realizar un éxodo del propio yo. Subir, por tanto, cuesta trabajo,
pero es el único modo para ver todo mejor, como cuando se va a la montaña y
sólo en la cima se vislumbra el panorama más hermoso y se comprende que no se
podía conquistar sino avanzando por aquel sendero siempre en subida.
Y como en la montaña no se puede
subir bien si se está cargado de cosas, así en la vida es necesario aligerarse
de lo que no sirve. Es también el secreto de la misión: para partir se necesita
dejar, para anunciar se
necesita renunciar. El anuncio
creíble no está hecho de hermosas palabras, sino de una vida buena: una vida de
servicio, que sabe renunciar a muchas cosas materiales que empequeñecen el
corazón, nos hacen indiferentes y nos encierran en nosotros mismos; una vida
que se desprende de lo inútil que ahoga el corazón y encuentra tiempo para Dios
y para los demás. Podemos preguntarnos: ¿Cómo es mi subida? ¿Sé renunciar a los
equipajes pesados e inútiles de la mundanidad para subir al monte del Señor?
¿Es de subida mi camino o de “escalada”?
…