lunes, 30 de mayo de 2011

Testigos

“Seréis mis testigos, porque habéis estado conmigo desde el principio”
Jn 15,26-16,4
Testigo es aquel que ha visto algo extraordinario, por bueno o por malo, y que experimenta un cambio en su vida a raíz de aquel acontecimiento. Alguien que no puede ni debe callarse, a quien se le hará declarar ante los tribunales en beneficio de la verdad y la justicia. Alguien que tiene pruebas contundentes sobre tal situación o persona. Es exigente eso de ser testigo. Por eso es más cómodo callarse, volver la vista y no mirar aquello que luego me va a reclamar. O mejor, decir que yo no estaba allí, que  no vi nada, que no sé nada, que no conozco a esa persona. El Resucitado nos reclama una palabra de cara a los demás: que digamos su vida, sin miedo y sin mentiras. Que abramos el corazón y expresemos el fuego que de Él hemos recibido. Y nos exige valentía. Para creer y para anunciar. ¿Cómo estoy siendo testigo de Jesucristo entre los que me rodean?


3 comentarios:

  1. La gente de hoy en día francamente está cansada de “oír” de Jesús, al menos en el mundo culturalmente llamado cristianizado. Lo que el mundo necesita ahora es “ver” a Jesús graficado, moldeado y modelado en nuestras vidas (Cf., Gál. 2:20). Bonhoeffer dijo:

    El Cristianismo es una religión de sufrimiento; un hombre se lanza a los brazos de Dios y despierta en Getsemaní. Ahora debemos dejar nuestros preciados sueños a los pies del Salvador crucificado (…) Cuando Cristo llama a un hombre, le pide que venga y muera… Sólo el hombre que muere a su propia voluntad puede seguir a Cristo (Jn. 15:20)

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  2. YO TODOS LOS DIAS LE PIDO A DIOS Q ME AUMENTE MI FE.
    ASI EN MIS ACTITUDES, COMPORTAMIENTO,PALABRAS, GESTOS... ESPERO QUE LOS DEMAS ME VEAN COMO TESTIGO.
    OJALA ME VIERAN COMO YO VEO A CRISTO EN MIS HERMANOS.

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  3. Siempre nos das, Señor, personas cercanas con las que compartimos la fe, con las que pronunciamos tu nombre, a las que comunicamos tu Palabra. Siempre nos das, Señor, la oportunidad de sembrar tu evangelio. Bueno es hacer como tú, rogar al Padre por ellos, para que cimentados en ti, arraigados en la fe, testimonien en nuestro mundo la esperanza.

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