“Permaneced en mi amor”
Jn 15, 9-11
Es muy fácil comenzar proyectos, ilusionarse con lo que no se tiene y se desea, cambiar un poco, dar un pequeño e ilusionante paso. Es muy cómodo estar siempre empezando, cambiar de ruta cuando la que seguimos no nos satisface. Eso no tiene mérito. Pero permanecer es difícil. Y además, no se lleva. Se lleva probarlo todo sin comprometerse con nada. Permanecer es apostar por algo, y seguir haciéndolo aun cuando vengan las dificultades. Permanecer es elegir la tierra en la que quiero echar raíces y no moverse de ella. El mérito de permanecer no está en el objeto o el fin que se desea, sino en la persona que desea. ¡Eso sí es importante! La Pascua nos invita a no desistir de amar, sobre todo cuando el amor duele, y exige, y confunde y contraría. El Resucitado no echa en cara las injusticias de los amigos, ni los cambia por otros. Los ama cuando no son amables. ¿Cuál es la tierra donde el Resucitado te pide que extiendas tus raíces? ¿Cuáles las personas que te exigen un amor y compromiso constantes?
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