Jn 6, 52-59
Desde los orígenes del ser humano el cuerpo ha sido siempre objeto de pensamiento y conflicto, de intereses y de condenas. Los grandes filósofos y religiones han hablado sobre él. Muchos han humillado cuerpos ajenos y propios, otros han comerciado con ellos. Aún hoy existen los que se sienten avergonzados de él, o los que se empeñan en cuidarlo especialmente por salud o estética. El cuerpo es la persona, la expresión de la identidad de cada uno. El cuerpo es el alma, la vida entera. ¡Como si pudiéramos partirnos! Dios mismo viene encarnado corporalmente a vivir en esta tierra. Cristo se sirve de su cuerpo para crear el Reino. Y resucita corporalmente. La vida eterna se experimenta ya en el mismo cuerpo. A pesar de su fragilidad y contradicciones. Porque somos cada uno templo del Dios vivo. Que el Cuerpo de Jesús cuestione tu propio cuerpo, su entrega la tuya. Que tu cuerpo, en este día, sirva para expresarte a ti y a otros, la vida de Dios que llevas dentro.
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