“Se les abrieron los ojos y reconocieron a Jesús”
Lc 24, 13-35
Caminaba con ellos, y eran incapaces de reconocerlo. Tampoco lo vio Magdalena, hasta que pronunció su nombre. Jesús había recorrido los caminos de Palestina devolviendo la vista a los ciegos, situándolos en la verdad, incorporándolos al mundo. Pero ahora son los suyos los incapaces de ver. El Resucitado está muy cerca de nosotros. En todos nuestros caminos se presenta. Tiene rasgos familiares, y voz conocida. De tan nuestro, nos resulta irreconocible… Atrévete a mirar hoy de otra manera. Intenta percibir su presencia en todo lo que vives. Asómbrate de su cercanía. Haz ejercicios de Pascua con tus ojos...
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