Misterios del Santo Rosario
Primer Misterio Gozoso: La Encarnación del Hijo de Dios
“El ángel, entrando en la presencia de María, le dijo: Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo…Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. María contestó: Aquí está la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra” (Lc 1,2 26-38).
Reflexión:
La Encarnación de Dios es el misterio central de nuestra fe. Si la obra de la Creación es algo que supera nuestra capacidad, infinitamente más lo es la obra de la Redención: Dios Omnipotente se despoja de su condición divina, asume nuestra naturaleza humana y se rebaja hasta la muerte, y una muerte de cruz, por nuestra salvación.
Dios quiere vivir entre nosotros y en nosotros. Se encarna en nuestra naturaleza y lo hace desde la pobreza y la sencillez para estar cerca de todos: ricos y pobres, grandes y pequeños, sanos y enfermos, santos y pecadores. De todos, pues, como dice la carta a los Hebreos: no se avergüenza de llamarnos hermanos (Hb 2,11).
Y no conforme con nacer en la historia y hacerse uno de tantos (Fl 2,7) se quedó entre nosotros, en su cuerpo y en su sangre, bajo las especies de pan y vino, para ser compañero de camino y alimento de vida, y así, no sólo vivir con nosotros sino que nos permite vivir en Él y por Él: el que come mi carne y bebe mi sangre, habita en mí y yo en él (Jn 6, 56-57).
Por este misterio de la Encarnación, todos formamos, en Él, un solo cuerpo, con el que Él se identifica: cada vez que lo hicisteis con uno de estos, mis humildes hermanos, conmigo lo hicisteis (Mt 25,40).
Celebramos los 600 años de fundación de Scala Coeli, casa que San Álvaro quiso convertir en lugar de Predicación Viva y Encarnada. Nos cuentan cómo San Álvaro se encuentra con un pobre hambriento y mal herido y, como buen samaritano, lo toma en brazos y lo lleva al convento para alimentarlo, curarlo y vestirlo, y al llegar ese pobre se había convertido en Cristo Crucificado, el Cristo de San Álvaro… Ese es el misterio de la Encarnación. ¿Cómo lo contemplamos y lo vivimos cada uno de nosotros? ¿Somos ese “cuerpo de Cristo encarnado” para seguir amando, sirviendo, curando, anunciando la Buena Noticia, a todos? ¿Veneramos y adoramos ese Cuerpo de Cristo Eucarístico? ¿Nos alimentamos de Él para vivir en Él?
Sor Mª Montserrat de la Cruz OP
Monasterio Santa María la Real
- Bormujos (Sevilla) -
* Padrenuestro.
* Diez Avemarías.
* Gloria.
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