Misterios Gloriosos del Rosario.
Tercer Misterio Glorioso: La venida del Espíritu Santo
«Al llegar el día de Pentecostés, estaban todos reunidos en un mismo lugar. De repente vino del cielo un ruido como el de una ráfaga de viento impetuoso, que llenó toda la casa en la que se encontraban. Se les aparecieron unas lenguas como de fuego que se repartieron y se posaron sobre cada uno de ellos; quedaron todos llenos del Espíritu Santo y se pusieron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les concedía expresarse» (Hch 2, 1-4).
Reflexión:
El día de Pentecostés, estando reunidos los apóstoles en oración con la Virgen María, recibieron al Espíritu Santo. En ese momento nació la Iglesia, el cuerpo glorioso de Cristo en la Tierra. Cristo es la cabeza y nosotros somos los miembros de su cuerpo. Y el Espíritu Santo es el motor, el combustible, la fuerza que sostiene, guía, acompaña, fortalece y santifica a la Iglesia, a cada uno de nosotros si nos dejamos llenar por él.
Dejemos que el Espíritu Santo sea quien lleve la barca de nuestras vidas, que nos dejemos guiar por su acción en nosotros.
D. Tomás Pajuelo Romero
Canónigo S.I. Catedral de Córdoba y Párroco
Parroquia del Beato Álvaro - Córdoba
* Padrenuestro.
* Diez Avemarías
* Gloria.
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