Misterios del Santo Rosario
Cuarto Misterio Doloroso: Jesús con la Cruz a cuestas.
“Tomaron a Jesús, y él, cargando con la Cruz, salió al sitio llamado de la Calavera”. “Lo seguía un gran gentío del pueblo, y de mujeres que se daban golpes y lanzaban lamentos por él” (Jn 19, 16-17; Lc 23, 27).
Reflexión:
Dice San Marcos: “Cuando se hubieron burlado de Él, le quitaron la púrpura, le pusieron sus ropas y lo sacaron fuera para crucificarlo”. Jesús, el Señor, lleva sobre su espalda el “despertar” de una nueva humanidad.
Algunos no entienden bien este gesto del Señor. Consideran que “despertar” significa romper todo lo que supone entrega y compromiso. Para estos, despertar es abrir los ojos y sentir que lo que ven es la realidad en todo su esplendor. Se sumergen en unas modas que les imponen unos estilos y se sienten cómodos atados a ellas. Luchan, con desesperación, para que el paso del tiempo no se note en su cuerpo, sólo en su cuerpo. Esta NO es la nueva humanidad que quiere el Señor.
La nueva humanidad con la que carga el Señor es aquella que, consciente de su debilidad, de su fragilidad, no se separa ni un solo momento de Jesús. Es una humanidad que tiene que estar en el mundo, sin ser de este mundo; por eso, tiene que estar preparada para que el mundo se burle de ella, y, después de burlarse de ella, la “saque fuera” para crucificarla, lo mismo que hicieron con el Señor.
Jesús siente el peso y la carga de la cruz. El peso de una humanidad que tiene que nacer del Espíritu de Dios. En su caminar, el Señor no puede mirar a otro sitio que no sea la tierra, el lugar de donde nació el primer ser humano. Pero ahora, en la profundidad de su dolor, Jesús sabe que la nueva humanidad nacerá de su espalda, de la cruz, de la madera, que lleva sobre Él.
En su camino, el Señor carga con la nueva humanidad, nacida de su espalda dolorida. Es un futuro abierto. Es un por-venir que se abre en abanico de esperanza para que los nuevos hombres y mujeres “despierten” en la presencia de Dios. Un despertar que rompe las cadenas del miedo y se abre a la presencia siempre salvadora de Dios. Un despertar que nace de la fe en un Dios que se ha entregado en su totalidad.
¡Despierta nueva humanidad, Dios está contigo!
¿A qué humanidad queremos pertenecer nosotros? ¿Qué futuro esperamos?. Y, sobre todo, ¿qué despertar queremos?
Fr. Benito Medina Carpintero OP
Convento Santa Cruz la Real – Granada
* Padrenuestro.
* Diez Avemarías.
* Gloria.
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