ÉSTE
ES EL TIEMPO
“Este
es el día de la Gracia,
Éste es el tiempo de la salvación” (S. Pablo)
¡Tantas
veces nos ha dicho Dios esto a lo largo de nuestra historia!
A veces con suavidad, casi imperceptiblemente,
como la leve brisa que conmovió a Elías a la salida de la
roca (1Re) pero otras veces como un violento huracán o un rayo que nos zarandea y en medio de la
tormenta nos grita:
“¡Despierta! tú que duermes
y levántate…!” (S. Pablo)
Este momento, esta Cuaresma, es ese privilegiado momento,
Para
asombrarse y rendirse y abrir la puerta
y oírle decir:
“Mira
que estoy a la puerta y llamo. Si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré, y cenaré con él, y él conmigo”. (Apoc.)
“¡Cuántas
veces el Ángel me decía:
“Alma, asómate ágora a la ventana,
Verás
con cuanto amor llamar porfía”!... (Lope)
Éste
es el tiempo elegido para:
“Sentarse
quieto frente a Ti,
El tiempo de cantarte,
en un ocio mudo y rebosante
la ofrenda de mi vida” (Tagore)
Seguramente lo máximo
que un ser humano puede alcanzar en esta vida sea la plena consciencia de lo
que es en su esencia más profunda,
desnuda de todo lo que la distrae y ralentiza su camino a la plenitud. La
plenitud a la que estamos llamados, ya aquí.
Esta es la
extraordinaria oportunidad del
“Darse cuenta”.
De dejar de correr a no se sabe dónde.
“No
corras, que adonde has de ir es a ti mismo” (J.R. Jimenez)
Es
el momento de parar y comprender que los Grandes Ídolos, están cayendo porque tenían
los pies de barro.
Lo único que necesitamos -y que se nos regala
en Cuaresma- es:
“Volver
al amor primero”. (Apocalipsis)
A
recuperar lo esencial y a pensar en
calma qué es eso esencial para cada uno, para todos.
A
reconocer que “de Dios venimos, en Él nos
movemos y somos” y de quien procede
“todo Don perfecto”.
Parece
una gran paradoja que una “Catástrofe “ sea el
“Regalo” que estábamos necesitando con urgencia para sanarnos y sanar
nuestro mundo que estaba en carrera loca hacia el colapso…y que ésta sea la benéfica oportunidad de estar en casa de “entrar dentro, en lo
escondido, y ahí, en lo secreto orar al Padre”
Es
el momento de limpiar y aliviar el
corazón de autosuficiencia,
superficialidad, autocomplacencia, de acaparar y acumular… y dejarlo ir “ligero de equipaje” al encuentro del Amor.
El Amor que le hizo encarnarse, pasar haciendo el bien, morir en una cruz, resucitar y todo por enseñarnos el Camino de la Vida.
Y
para andar el camino, nos dio este maná del cielo:
“Mirad
los lirios del campo, y las aves del cielo, ni hilan ni cosechan y vuestro
Padre las alimenta, ¿qué no hará por vosotros?”
“Mi
Ternura es vuestra fortaleza”
No
juzguéis y no seréis juzgados”
“Sed
compasivos como Yo soy compasivo”
“Acogeos
mutuamente”
“Perdonaos
si alguno tiene quejas contra otro”
“No
andéis preocupados por el mañana que a
cada día le basta su propia preocupación”
“Sed
humildes de corazón”
“Amaos
como yo os amo”
“Dad
Gracias
a vuestro Padre que ve en lo escondido”
“Y…sobretodo,
NO TEMAIS, que Yo estoy con vosotros todos los días hasta el final”
Carmenmaría Hernández
Autora: Carmenmaría Hernández |
Salmo:
“Señor,
mi corazón no es ambicioso
Ni
mis ojos altaneros;
No
pretendo grandezas
Que
superan mi capacidad;
Sino
que acallo y modero mis deseos
Como un niño en brazos de su madre.
Espera
Israel en el Señor
Ahora
y por siempre.
Evangelio: San Juan 7, 40-53.
Música para el camino:
"La vida es Cristo", de Maite López