viernes, 27 de marzo de 2020

El camino de la Cuaresma día a día. -30-

Una Cuaresma en cuarentena

Una vez más, como en cada año, la Iglesia nos ofrece cuarenta días de ayuno de oración y de penitencia para ayudarnos en nuestra andadura cuaresmal y para prepararnos espiritualmente para el gran acontecimiento del misterio de nuestra fe: la Pasión, Muerte y Resurrección de nuestro Señor Jesucristo.

Sin lugar a dudas, a diferencia de otras Cuaresmas, la de este año es un poco excepcional, ya que la vivimos y la celebramos en cuarentena, debido a la pandemia del coronavirus que está golpeando fuertemente al mundo entero. No obstante, a pesar de lo difícil que es estar todo el día confinados y lo duro que supone estar a un metro de distancia de nuestros seres queridos y de oír todos los días noticias sobre contagios y de muertes por el Covid-19, esta Cuaresma, como también las demás, es un tiempo de gracia y un tiempo oportuno para revisar cómo es nuestra relación con Dios y con los demás.

En estos días difíciles de Cuaresma, Jesús nos invita a un cambio de vida; nos invita a vivir este tiempo de camino espiritual hacia el Calvario escuchando e interiorizando la Palabra de Dios, orando y compartiendo nuestros bienes y nuestro tiempo con el prójimo.

Esta Cuaresma es un tiempo oportuno para profundizar y revalorizar nuestras relaciones con los demás y el tiempo que le dedicamos a nuestros amigos y seres queridos. Así mismo, este tiempo de Cuaresma también es un tiempo adecuado para arrojar de nuestro corazón la envidia, los celos, el rencor… todos aquellos obstáculos que nos imposibilitan vivir una vida de fe auténtica y todo aquello que nos impide parecernos más a Jesucristo.

Pidamos a Dios que nos ayude en este camino hacia la Pascua y que nos de fortaleza para que, en estos tiempos difíciles, nos apoyemos más en Él.

Fr. Jesús Nguema, OP


 Salmo: "El Señor está cerca de los atribulados, salva a los abatidos. Aunque el justo sufra muchos males, de todos los libra el Señor. Redime a sus siervos. No será castigado quien se acoge a Él.” 


Oración: "Señor,  tú que en nuestra fragilidad nos ayudas con medios abundantes, concédenos recibir con alegría la salvación que nos otorgas y manifestarla en nuestra propia vida”.

Evangelio: San Juan 7, 1-2. 10, 25-30.
 



Música para el camino:

"Dame tus ojos", de Marcela Gandara.