viernes, 7 de marzo de 2025

CUARESMA 2025: 40 hitos en el camino a la Esperanza (3)

 



EL AYUNO QUE YO QUIERO…


    Acabamos de iniciar la peregrinación cuaresmal hacia la Pascua del Señor, tiempo de conversión y renovación, en el que se nos anima a las practicas cuaresmales del ayuno, la oración y la limosna.

    Jesús denunciaba repetidamente la práctica de muchos, que, para ser vistos, modificaban su gesto y su aspecto con tal de aparentar su espíritu de sacrificio, y así ser valorados por la gente.

    En el fragmento del libro de Isaías que hoy contemplamos, se nos anima a no tener una actitud farisaica, que nuestro espíritu de sacrificio, no trascienda a los que están a nuestro alrededor, salvo que adoptemos un auténtico espíritu de denuncia y liberación para los oprimidos injustamente, para los hambrientos, para los que no tienen donde vivir, para los que se han visto forzados a abandonar su país movidos por la violencia o la necesidad de buscar un mundo mejor.

    Estamos en pleno jubileo de la esperanza, en el que el Papa nos invita a, como peregrinos, tomar el camino junto a los que más están sufriendo, infundiéndoles la esperanza que Jesús nos ha manifestado siempre, buscar la vida futura; pero para eso debemos dejar de lado nuestros egoísmos, salir de nosotros mismos para ir hacia Dios y hacia los hermanos, padeciendo con los que padecen, sufriendo con los que sufren, compartiendo con los que no tienen nada que compartir, en definitiva siendo signos de esperanza para los que más lo necesitan.

    No debemos olvidarnos de aquellos más cercanos a nosotros, nuestra familia, nuestros vecinos, amigos o compañeros de trabajo, ¿es nuestra actitud una actitud de acogida, de escucha, de cariño? ¿O más bien nos convertimos en islas, donde intentamos aislarnos, preocupándonos de nosotros mismos, sin importarnos lo más cercano a nosotros, y ni lo menos cercano?

    Debemos asumir en lo más íntimo de nuestra alma que el inmenso amor de Dios encarnado en Jesucristo, que se nos da gratuitamente, debemos reflejarlo como un espejo enorme que ilumine a todas las gentes, que sea el motor que nos mueva, no solo en esta Cuaresma, sino durante toda nuestra vida, convirtiéndonos, como decía fray Bruno Cadoré OP, en HERALDOS DE ESPERANZA.

    Ese es el ayuno que nos pide el Señor.


José Vicente Vila Castelar, OP


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