SIGUEME
Recién empezada la cuaresma resuena en nuestro corazón la llamada de Jesús, SIGUEME. ¿Cuál puede ser nuestra respuesta? “Enséñame, Señor, tu camino, para que siga tu verdad”. Seguir al Señor por el camino, por SU camino, nos conduce a la verdad y a la vida, una vida en plenitud y en abundancia, porque sólo Él es el CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA.
Responder a este SIGUEME, implica despojo, hay que dejarlo todo, porque sólo Él quiere reinar en nuestro corazón. Implica compasión, porque Jesús llama a todos, pero sobre todo a los pecadores para que se conviertan y le amen. Implica fraternidad, porque este amor nos conduce a la comunidad de los que siguen al Señor. Implica Amor, un amor que no ama al estilo humano, sino que trasciende la mundanidad y llega a la locura del Amor manifestado en la Cruz.
Os brindo esta imagen pintada a mano por San Rafael Arnáiz Barón, este joven trapense que puso toda su confianza y esperanza en la llamada del Señor, SIGUEME, y así lo hizo hasta morir a los 27 años en su monasterio de La Trapa. Una imagen que muestra un camino que conduce a la luz de la Pascua, y un texto que nos ayuda a profundizar en esta llamada de Jesús. Espero que os ayude en este camino cuaresmal, como me ha ayudado a mí en mi camino de vida consagrada dominicana.
“Seguir…, Seguir…, seguir, sin mirar a los lados, los ojos en la Cruz de Jesús, el corazón abrasado en Amor. Seguir, sin mirar a los lados…. el Amor no permite detenerse, … no ver las flores, no ver las fieras, no ver el camino, … no ver más que el Amor de Dios que nos espera en la Cruz, y detrás de la Cruz, María.
Seguir… Seguir… sin otra luz, ni guía que Amor… Amor… Amor…” (Texto e imagen de San Rafael Arnáiz).
Sor Inmaculada López Miró, OP
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