sábado, 29 de marzo de 2025

CUARESMA 2025: 40 hitos en el camino de la Esperanza (25)

 



TODO EL QUE SE ENALTECE SERÁ HUMILLADO, Y EL QUE SE HUMILLA SERÁ ENALTECIDO


    Para poder caminar en esta Cuaresma todos juntos en la fe y en la esperanza, el primer paso ha de ser la conversión personal y el reconocimiento de nuestros pecados.

    ¿Cómo hay que rogar a Dios? La respuesta la tenemos en la parábola del fariseo y el publicano, que no es comparación, sino un ejemplo doble que debemos imitar o evitar.

    Dos hombres suben a rezar al templo. Uno fariseo, lleva una vida exteriormente intachable. Practica las buenas obras y cumple escrupulosamente la ley. Pero se siente seguro de sí mismo. Se tiene por justo y desprecia a los demás.

    El publicano, en cambio, se siente perdido, se reconoce pecador, necesita perdón y lo pide con humildad.

    Los dos necesitan el perdón, pero Jesús declara que el pobre publicano vuelve justificado. Y es que la justificación personal es un don de Dios. Únicamente quien se reconoce pecador y la pide puede obtenerla de Dios.

    Con cuánta facilidad hoy también los hombres y mujeres nos comparamos con los demás y juzgamos por las apariencias. Nos creemos justos y mejores que nadie, porque hacemos cosas buenas y en el fondo nos rodeamos de autosuficiencia, convencidos de que, a lo más, necesitamos el perdón de ciertos fallos. Y no es así. Es toda nuestra vida, inmersa en un mundo de injusticia y desorden, la que debe ser salvada por Dios.

    El buen camino es empezar por reconocer la existencia del pecado en nuestra vida y luego pedir humildemente a Dios que nos libre de él.

    Que la Esperanza que no defrauda, mensaje central del Jubileo, sea para nosotros el horizonte del camino cuaresmal hacia la victoria pascual.


Montserrat Palet, OP

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