Jn 16,23-28
Cuando tenemos confianza con alguien, cuando le queremos demasiado, cuando todo lo que le damos nos parece insuficiente… necesitamos que nos pida. “¿Hay algo más que pueda hacer por ti, algo en lo que no haya caído aún?”. Jesús Resucitado nos invita a pedir. Después de habernos regalado, amistad, vida y salvación nos invita a que pidamos, para que nada de lo nuestro permanezca ajeno a Dios. Y que pidamos en su nombre, como la garantía más segura de alcanzar lo necesitado. Pedir es un gesto de confianza por nuestra parte (por eso lo necesitamos tanto) y de generosidad absoluta por parte de Dios. A veces, la oración de petición nos desconcierta. ¿Por qué Dios no nos concede aquello tan necesario y urgente? ¿Por qué parece que no nos responde y Él mismo se contradice? Sólo se nos invita a pedir, a confiar, a abrir el corazón desde la amistad… ¡Él sabe cuánto necesitamos, y sabe qué nos conviene! Cada vez que pedimos descargamos el corazón y ponemos un trozo de nuestros sueños en los sueños de Dios. No te olvides en éste día: pide, abre tu vida a la vida y el amor de tu Dios…
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