Guardar la Palabra
Para los que creemos y seguimos a Cristo, guardar su Palabra tiene premio: “no verá la muerte para siempre”.
Santo Tomás, recoge de San Agustín que “verá” se ha dicho en vez de “experimentará”. Y que “la muerte” no es la física, que no es más que un tránsito, sino que Jesús con su Palabra nos salva de la verdadera muerte, la muerte eterna.
Así también menciona Santo Tomás de Orígenes: Y así debe entenderse esta expresión: "El que guardare mi palabra no verá la muerte para siempre", como si dijere: "si alguno conserva mi antorcha, no verá las tinieblas". Y en cuanto dice "para siempre", generalmente debe tomarse para que se entienda de este modo: "Si alguno guardare mi palabra eternamente, no verá la muerte en toda la eternidad, porque ninguno habrá de ver la muerte en tanto que conserve la palabra de Jesús, pero cuando alguno falte a la observancia de lo que ha dicho, y sea negligente en cuanto a su custodia, cesa de custodiar a Dios, y entonces no ve la muerte respecto de algún otro, sino en sí mismo. Y así, una vez instruidos nosotros por el Salvador, podemos contestar al profeta, que pregunta: "¿Quién es el hombre que vivirá y no verá la muerte?" (Sal. 88,49): el que guarda la palabra de Dios.
Y como señala San Juan Crisóstomo: “guardarla no sólo por medio de la fe, sino por medio de una vida pura”.
Oración
Señor y Dios mío, concédeme
que a nadie desee agradar,
ni a nadie tema disgustar, sino a ti;
que sea sincero sin hipocresía,
que haga el bien sin ser presuntuoso,
que corrija al prójimo sin arrogancia,
que lo edifique con la palabra y el ejemplo.
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