SOBERBIA
Nos dice Santo Tomás que la soberbia recibe este nombre del hecho de que alguien, por su voluntad, aspira a algo que está sobre sus posibilidades. Por eso dice San Isidoro que “se llama soberbia porque quiere aparentar más de lo que es”. Y es propio de la recta razón el que la voluntad de cada cual busque lo que le es proporcionado. Por eso es claro que la soberbia lleva consigo algo que se opone a la recta razón, y esto constituye pecado, ya que, según Dionisio, el mal del alma consiste en apartarse de la recta razón.
Como dice San Agustín, la soberbia es un deseo de excelencia desmedida. Imita a Dios desordenadamente, puesto que odia ser igual que los demás y trata de imponer su dominio en vez del de Dios.
La soberbia se opone directamente a la humildad. Esta, en cuanto virtud, lleva consigo cierta laudable rebajamiento de sí mismo.
Para Santo Tomás, la soberbia es un defecto que radica en la voluntad y, precisamente por eso, el conocimiento de sí mismo está distorsionado. Por el contrario, el humilde sí que se conoce bien (“la sabiduría está con los humildes”, dice el Libro de los Proverbios).
ORACION
Señor y Dios mío,
que sea sincero sin hipocresía,
que haga el bien sin ser presuntuoso,
que corrija al prójimo sin arrogancia,
que lo edifique con la palabra y el ejemplo.
Hazme humilde sin ficción,
alegre sin disolución,
triste sin abatimiento,
maduro sin pesadez,
ágil sin ligereza,
temeroso sin desesperación.
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