Perdón
Santo Tomás nos enseña que “la omnipotencia de Dios se manifiesta en grado sumo perdonando y apiadándose, porque la manera de demostrar que Dios tiene el poder supremo es perdonando libremente los pecados”.
Asimismo, en palabras de San Agustín, “la misericordia es la compasión que experimenta nuestro corazón ante la miseria de otro, sentimiento que nos compele, en realidad, a socorrer, si podemos”.
Por lo tanto, nuestra propia generosidad debería dirigirse hacia el perdón a quienes pudieran habernos ofendido, con la advertencia que expone Santo Tomás de que no podemos considerarnos más allá de lo que somos, y que, por tanto, al igual que el pecado u ofensa que se cometió contra Pedro, el perdón que cada uno haya de llevar a cabo se refiere “al pecado cometido contra él” y no los pecados contra cualquier otra persona o prójimo, ni contra Dios, ya que, como dice San Jerónimo, “no está a nuestro arbitrio perdonar” estos últimos, que tienen otros modos de perdón.
Oración
Oh Dios todopoderoso,
Tú, que haces elocuente la
lengua de los niños, educa
también la mía e infunde en
mis labios la gracia de tu bendición.
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