Palabra y escucha
Santo Tomás recoge comentarios de San Juan Crisóstomo al texto del Evangelio de San Juan que hoy leemos. Y, así, señala que “los fariseos y los escribas, viendo los milagros y leyendo las Escrituras, nada adelantaron, mientras que sus enviados, careciendo de todo esto, quedaron convencidos con sola una entrevista. Y cuando habían ido con el fin de atarle, volvieron atados de un modo milagroso. Y no dijeron: no hemos podido porque nos lo han estorbado las gentes, sino que se convirtieron en predicadores de la sabiduría de Jesucristo, pues sigue el evangelista: "Respondieron los guardias: nunca así habló hombre como este hombre". Y no sólo debe admirarse su buen sentido, ya que no necesitaron de milagros, y quedaron cautivos por la sola doctrina, pues no dijeron ningún hombre ha hecho jamás tales milagros, sino que "nunca así habló hombre". Y no habían oído ningún sermón largo, sino uno corto. Porque cuando el alma no tiene malicia no necesita de largos razonamientos”.
Así también recoge Santo Tomás lo que expone San Agustín: “Los que no conocían la Ley creían en Dios, que era el que había dictado la Ley, y aquellos que enseñaban la Ley eran los que lo condenaban, de modo que se cumpliese lo que el Señor había dicho por medio de San Juan: "Y viene a este mundo para juicio: para que vean los que no ven, y los que ven sean hechos ciegos" (Jn. 9,39).
Escuchemos y acogamos la Palabra con la mente y con el corazón.
Oración
Concédeme, Señor, Dios mío,
una inteligencia que te conozca,
una diligencia que te busque,
una sabiduría que te encuentre,
una vida que te plazca,
una perseverancia que te espere con confianza
y una confianza que al fin te posea.
Concédeme ser afligido por tus penas en la penitencia
y que en el camino de mi vida
use de tus alegrías para la gloria.
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