Muerte y Testamento de Santo Domingo
Convocados doce frailes del convento de Bolonia, comenzó a exhortarles a la observancia religiosa y a la constancia en la virtud. Progresando la enfermedad, no desfallecía, sino que se acrecentaba su fuerza interior.
Para no dejar desheradados a sus hijos dictó un testamento, cual correspondía a un pobre de Dios y a un rico en la fe. "Esto es -dijo- hermanos carísimos, lo que os dejo en posesión, cual corresponde a hijos con derecho a herencia: tened caridad, conservar la humildad, poseed la pobreza voluntaria". En verdad, legaba cuanto poseía. También prohibió, con el rigor que pudo, que nadie introdujera posesiones en la orden, imprecando la terrible maldición de Dios y la suya sobre aquel que se atreviera a manchar con el polvo de las riquezas terrenas la orden de Predicadores, cuyo adorno principal es la posesión de la pobreza.
Finalmente, rodeándole los frailes, que a duras penas podían sobrellevar la muerte de tan gran Padre, hizo una declaración confidencial, diciendo: "No os turbe mi partida en el cuerpo, no dudéis en absoluto que os seré más útil después de la muerte que lo haya sido en vida".
Llegando a su última hora, se durmió en el Señor.
(B. Rodrigo de Cerrato, O.P.)
Padre Domingo, predicador de la Gracia,
alienta el quehacer de los misioneros para que siguiendo tus huellas
prediquen sin desfallecer y repartan el don de Dios entre los pobres.
- Preces por las Misiones -
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