Peculiaridades con que Dios distinguió a la orden de Predicadores: Del glorioso nombre de Predicadores.
Celebrado ya el concilio de Letrán, en el año 1215, el Sumo Pontífice, ordenando hacer algo para solucionar el problema de la fe en la región de Tolosa, decidió escribir sobre el particular a santo Domingo y sus compañeros. Llamando al notario le dijo: "Siéntate; escribe sobre esto a fray Domingo y a sus socios en estos términos". Deteniéndose un momento, añadió: "No escribas así, sino de este otro modo: "A fray Domingo y a los que predican con él en la región de Tolosa, etc". Pero, de repente, considerándolo más despacio, le dijo: "Escribe así: "Al Maestro Domingo y a los frailes Predicadores, etc." Tras lo cual se levantó. Así lo dijo el Papa, y de este modo escribió el notario. Por voluntad de Dios estaba entonces en Roma el Padre santo, el cual, conocida la resolución del señor del mundo entero, el Vicario de Jesucristo, se alegró sobremanera, pues de allí en adelante en la corte pontificia y por todas partes, él y sus hijos comenzaron a llamarse "frailes Predicadores", e igualmente a ser llamados así por todos, en la curia papal y por doquier, en conformidad a la expresión de Isaías: "Te darán un nombre nuevo, que te pondrá la boca del Señor".
Este nombre fue deseado por muchos, pues grandes personalidades como el obispo de Osma, Diego, y Fulco, obispo de Tolosa, y otros más, trataban con frecuencia de que se fundara una orden, cuya finalidad y ocupación fuera la de disputar con los herejes, refutarlos, preservar a las ovejas de la Iglesia de sus fauces, y arrancarles las devoradas. Pero tal gloria estaba reservada a quien había merecido este nombre, y se la guardaba quien reparte con el don de su gracia, según su querer, las gracias y las glorias. Puesto que según la sentecia de san Ambrosio es verdad que "tu amor impone nombre a tu obrar". Ambas cosas, a saber, el amor y el obrar, fueron manifestadas de un modo sobrenatural a su madre, en la visión de un perro llevando una tea encendida en su boca e incendiando el mundo. El amor estaba manifestado en la tea encendida; la actividad en el perro. En los perros están representados los Predicadores, de los que él es el padre y jefe; de aquellos, especialmente de los que está escrito en el salmo: "Vuelven por la tarde" del mundo, dice la glosa, "y están como perros hambrientos", de la conversión de los demás "y dan vueltas en torno a la ciudad". Anota la glosa: "Defienden la Iglesia contra los ataques de los herejes".
(Esteban de Salagnac)
Oh Dios, que llamas a todos los hombres y encomiendas a cada uno una misión,
toca nuestros corazones para que atentos a tu llamada
y, oyendo el clamor de los pobres y de los que no te conocen,
estemos dispuestos a vivir la vida en misión.
- Preces por las Misiones -
(Selvas Amazónicas - Misioneros Dominicos)
