De la conducta del Maestro Domingo
Había en él algo mucho más resplandeciente y grandioso que los milagros. Era tan limpio en su conducta y estaba impulsado por tal ímpetu de fervor divino que, sin ningún género de duda, quedaba patente que era un vaso de honor y de gracia.... Había en él una igualdad de ánimo muy constante, a no ser que se conmoviera por la compasión y la misericordia. Y como el corazón alegre alegra el semblante, el sereno equilibiro del hombre interior aparecía hacia afuera en la manifestación de su bondad y en la placidez de su rostro.Mantenía tal firmeza de ánimo en las cosas que comprendía razonablemente que debían llevarse a cabo en conformidad con la voluntad de Dios, que rara vez o nunca accedió a cambiar una decisión, tomada tras madura deliberación. El testimonio de su buena conciencia, como queda dicho, resplandecía siempre en la serena placidez de su semblante, sin que palideciera la luz de su rostro.
Por todo esto se atraía con facilidad el amor de todos. Apenas lo veían entraba sin dificultad en su corazón. Dondequiera que se encontrara, en camino con los compañeros, en alguna casa con el hospedero y demás familia, entre los magnates, príncipes y prelados, afluían siempre a sus labios conversaciones constructivas y abundaba en ejemplos con los que inclinaba el ánimo de los oyentes al amor de Cristo.y al desprecio del mundo. De palabra y obra se mostraba por todas partes un hombre evangélico.
(B. Jordán de Sajonia, O.P.)
Tú, Señor, nos has dicho: "rogad para que el Dueño de la mies envíe operarios a su mies",
mueve los corazones de tus elegidos para que, oyendo tu llamada a la misión,
te sigan donde quiera que les envíes.
-Preces por las Misiones-
(Selvas Amazónicas - Misioneros Dominicos)