De la entrada en la orden por la consideración de la vana gloria.
El Maestre Rolando de Cremona vistió en cierto día de fiesta unos preciosos y nuevos vestidos de escarlata, y después de asistir, en compañía de sus amigos, a un suculento convite, pasando todo el día en juegos y chanzas, y vanas alegrías, llegó la noche, y entrando dentro de sí mismo, por inspiración divina, dijo: "¿Dónde está ahora aquella fiesta que hicimos? Y toda aquella algazara, ¿adónde se fue?" Y considerando que toda la alegría del mundo pasa pronto y se convierte después en dolor, decidió entrar al día siguiente en la orden, en la cual sirvió al Señor durante muchos años, resplandeciendo en santidad y fama, ciencia y doctrina.
(Gerardo de Frachet)
Señor, cuando el tórrido sol nos hace desfallecer en nuestra misión,
te damos gracias por el refrigerio de saber que
al lado de nuestro cansancio
está la frescura alegre de tu anuncio.
- Preces por las Misiones -
(Selvas Amazónicas - Misioneros Dominicos)
