martes, 9 de agosto de 2016

MES DE AGOSTO, MES DOMINICANO. 9 de Agosto


Milagros de Santo Domingo: del pan y el vino milagrosamente multiplicados y suministrados a los frailes por su oracion.

Cuando los frailes habitaban todavía junto a la iglesia de San Sixto y eran un centenar, mandó cierto día santo Domingo a dos que fueran a la ciudad a recoger limosna. Tras haber pedido desde el comienzo de la mañana hasta la hora de tercia sin obtener nada, volvían a casa sin socorro alguno. Pero llegados junto a la iglesia de Santa Anastasia, les salión al paso una noble señora que tenía en gran estima a la orden. Viendo que no llevaban ninguna limosna, les dio un pan. Regresando, pues, una vez recibido el pan, he aquí que un hombre vestido de blanco y de buena presencia, se unió a su compañía y les rogaba porfiadamente que le dieran una limosna. Tras insistirles, ellos se dijeron mutuamente: ¿Qué haremos con un pan? Démoselo por amor de Dios. Y le dieron el pan, desapareciendo el personaje sin saber a dónde se encaminó.

Vueltos a casa, les salió al encuentro el piadoso Padre, que estaba al tanto de todo lo que les había sucedido, por revelación del Espíritu Santo. Con rostro alegre les dijo: "Hijos, no tenéis ya nada". Ellos respondieron: "No, Padre". Y le contaron lo que les había pasado y lo del pobre al que habían dado el pan.

Santo Domingo les comentó: "El Señor alimentará a sus siervos".

De conformidad con la promesa que le fue hecha por el Espíritu Santo acerca de la provicencia divina, aparecieron dos jóvenes cargados con dos manteles muy blancos llenos de pan.

También se encontraron la cuba llena hasta los bordes con vino de óptima calidad. 

Comieron y bebieron a voluntad aquel día, al siguiente y al tercero. Tras la comida del tercer día, hizo dar a los pobres todo el pan y vino que había sobrado: no quiso que quedara nada en casa. Durante aquellos tres días no envió a pedir limosa. Después el Padre santo dirigió a los frailes un sermón muy hermoso, exhortándolos a no desconfiar de la divina providencia, tampoco cuando se encontraran en extrema necesidad.

                                                                                 (Cecilia Romana)




Tú que separaste las aguas del cielo y de la tierra
y llenaste éstas de peces con que alimentar a los hombres,
enséñanos a evitar su contaminación
para que el hombre viva.

- Preces por las Misiones -
Selvas Amazónicas - Misioneros Dominicos