Imagen completa de la obra "Abrazo". Autor: Fr. Félix Hernández, OP |
Reflexión
para caminar juntos en esta Cuaresma
de Fr. Félix Hernández Mariano, OP
(Convento de Sto. Domingo de Scala Coeli – Córdoba):
-Quinto Domingo de Cuaresma-
En "Abrazo", el cuadro de esta semana, aparecen dos colores principales que destacan, se buscan hasta encontrarse y acaban fundiéndose en uno solo: el azul, color del cielo, de lo infinito o eterno, el color de Dios que nos busca, y un amarillo teñido del verde esperanza que es la alegría con la que el ser humano trata de avanzar, entre luces y oscuridades, hacia ese abrazo que es nuestra gran vocación
Dios toma la iniciativa y lo hace con tonos serenos, pacíficos, discretos... la humanidad de un modo más nervioso y complejo, en palabras de la carta de San Pablo, vivificado, como una llamada inextinguible que el mismo Cristo ha encendido con su Espíritu, según nos dice el libro de Ezequiel.
En este proceso atravesamos momentos oscuros en los que sentimos habernos quedado solos "si hubieses estado aquí..." Pero, vemos en el Evangelio que esas emociones son engañosas, porque Jesús siempre está aquí, incondicionalmente presente en nuestro existir, aunque en ocasiones no seamos capaces de advertirlo.
Él es el Señor de la VIDA y, a su lado, no hay nada ni nadie, ni siquiera la muerte, que nos pueda derrotar.
Frente a tantas "muertes" cotidianas que nos hacen llorar, que nos encierran en oscuros sepulcros, que nos amordazan e inmovilizan, la Palabra de Dios es una invitación a aferrarnos a ese abrazo que Él nos da, una fusión indestructibles que ya, aquí y ahora, podemos saborear y que, irremediablemente, nos llena de su vida auténtica, de su vida.
Oración de este quinto Domingo
Señor Dios nuestro
que tu gracia nos ayude,
para que vivamos siempre
de aquel mismo amor que movió a tu Hijo
a entregarse a la muerte por la salvación del mundo.
Escúchanos, Dios todopoderoso,
tú que nos has iniciado en la fe cristiana,
y purifícanos por la acción de este sacrificio.
Ecos
"Señor Jesús,
aunque a veces no te perciba,
en medios de mis oscuridades, dudas y pecado,
sé desde lo más hondo de mí,
que tu Espíritu me guía, me perdona, me ilumina.
¡Gracias, Señor!"
*
"Ante tantas muertes
en nuestra vida diaria,
reconforta el "Abrazo"
de quien nos dá Vida.
*
"Nuestros miedos nos impiden leer
vida que es Presencia del Resucitado.
En el tramo final de esta Cuaresma,
el Evangelio nos invita a finar nuestra mirada
en la Vida, no en la muerte".
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