Adviento 2022: Sábado de la Segunda Semana

 

Viviendo en oración el Adviento desde Scala Coeli

Antífona

Ven, Señor,

tú que te sientas sobre querubines,

que brille tu rostro y nos salve.

 

Oración

Dios todopoderoso, que amanezca en nuestros corazones el resplandor de tu gloria, Cristo, tu Hijo, para que su venida ahuyente las tinieblas del pecado y nos manifieste como hijos de la luz.

 

Reflexión

En la  tercera parte de su obra “Suma Teológica”, Santo Tomás de Aquino se hace eco de lo manifestado por San Agustín, en cuanto a que no había otro modo más conveniente de curar la miseria del hombre que la propia encarnación de Dios mismo.

Y así: En cuanto a la fe, dice San Agustín que "para que el hombre caminase con más confianza hacia la verdad, la misma Verdad, el Hijo de Dios, haciéndose hombre, constituyó y cimentó la fe.";  en cuanto a la esperanza, "nada hubo tan necesario para fortalecer nuestra esperanza como el demostrarnos Dios cuánto nos amaba. Y ¿qué prueba más palpable de este amor que el hermanamiento del Hijo de Dios con nuestra naturaleza?; y, en cuanto a la caridad, "¿Qué causa mayor puede asignarse a la venida del Señor que la de mostrarnos su amor?”.

Y, a modo de conclusión, manifiesta el santo aquinatense que la encarnación era necesaria para la plena participación de la divinidad, que constituye nuestra bienaventuranza y el fin de la vida humana. Y esto nos fue otorgado por la humanidad de Cristo; pues, como dice Agustín: Dios se hizo hombre para que el hombre se hiciese Dios.

 

¡¡ VEN, SEÑOR JESÚS !!